La Generalitat y el Ministerio de Transportes encarrilan la autovía orbital de Barcelona
Tras tensionar la negociación por los presupuestos catalanes, el desarrollo de la B40 entre Sabadell y Terrassa se acerca al acuerdo
La autovía orbital de Barcelona toma forma entre Sabadell y Terrassa. La popularmente conocida como B40, o Cuarto Cinturón, fue una fuente de tensiones durante las negociaciones entre Esquerra y PSC para aprobar los presupuestos catalanes de este año, pero el entendimiento entre el Govern y el M...
La autovía orbital de Barcelona toma forma entre Sabadell y Terrassa. La popularmente conocida como B40, o Cuarto Cinturón, fue una fuente de tensiones durante las negociaciones entre Esquerra y PSC para aprobar los presupuestos catalanes de este año, pero el entendimiento entre el Govern y el Ministerio de Transportes parece ahora ajeno a todo aquel barullo. “Hay voluntad de acuerdo”, certificó este lunes Núria Cuenca, secretaria general de Presidencia, a la salida de una reunión en Madrid con representantes del Ministerio. David Lucas, secretario de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, coincidió en calificar la reunión como “bastante positiva”, y reconoce que la cita arrojó “puntos de coincidencia”. El Ministerio apunta la posibilidad que “en breves fechas” se pueda alcanzar un acuerdo definitivo. Incluso con elecciones a la vista.
Alegando motivos medioambientales, Esquerra se opone frontalmente a que la autovía se pueda alargar hasta Granollers, como preveían los bocetos iniciales, y el Gobierno no parece tener inconveniente en que, por ahora, la obra se concentre en solucionar el tráfico entre Sabadell y Terrassa, un recorrido de algo menos de diez kilómetros. “Por eso no tiene sentido seguir hablando de Cuarto Cinturón, es una Ronda Norte”, defienden desde la consejería de Presidencia. Otro tema que generaba fricción era de donde va a salir el dinero para pagar la obra. El Gobierno proponía pagar la factura con una cantidad de la deuda que tiene pendiente con la Generalitat en virtud de lo que fija la disposición adicional tercera del Estatut. El Govern, sin embargo, rechaza esa fórmula porque considera que los 200 millones que le tiene que abonar este año el Estado no se pueden compensar a cuenta de las obras de la autovía. “Esos 200 millones son de la Generalitat, que busque el Ministerio otra manera de pagar la obra”, indican fuentes de la consejería de Presidencia. El secretario de Estado mostró su predisposición a encontrar “otras fórmulas de financiación”.
El calendario electoral no parece ser un obstáculo para hacer posible un pacto entre el Gobierno y la Generalitat, acerca de una infraestructura que ha dado no pocos quebraderos de cabeza. “La idea es intentar encontrar esos puntos que nos permitan alcanzar un acuerdo lo antes posible”, dijo David Lucas, a la salida de la reunión con los enviados de la Generalitat. “Hemos estado explorando posibles soluciones para cumplir con el acuerdo al que nos comprometimos con el PSC en el marco de los presupuestos”, certificó Núria Cuenca. La pelota está ahora en el tejado del Ministerio, que tiene que pulir una propuesta para, luego, enviarla a la mesa de la Generalitat.
Esquerra ha hecho una campaña frontal contra la autovía orbital de Barcelona por el Vallès, esgrimiendo que supone un dañino impacto en el medio natural. El consejero de Territorio, Juli Fernàndez, ha sido uno de los más críticos con la infraestructura, a la que ha llegado a calificar como una obra “caduca”. Sin embargo, el PSC puso el desarrollo de la B40 como condición inexcusable para dar apoyo a los presupuestos del Govern. Esquerra solo cuenta con 33 diputados en el Parlament, sobre un total de 135 escaños, y necesitaba un aliado con peso en la cámara catalana para desbloquear las cuentas.
El tira y afloja que, durante semanas, mantuvieron los negociadores de ERC y del PSC para encontrar una postura que fuera lo menos incómoda para las dos partes, abría la puerta a un pronóstico incierto con la ejecución de la B40. Las dos partes firmaron el compromiso de tener una negociación encarrilada entre Govern y Ministerio y firmar un convenio antes de que concluyera el mes de marzo. Pese a que las conversaciones van con algo de retraso, las partes implicadas coinciden en que hay buena sintonía. Falta plasmarlo sobre el papel. Y firmarlo.
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