El libro digital salva a una librería histórica de Barcelona por Sant Jordi
Bookish compró Alibri a finales del año pasado y remodelará este icono cultural de la ciudad, que cumplirá un siglo en 2025
Después de trabajar más de 10 años en la misma librería de Barcelona, Noemí Melià vivió las pasadas navidades como unas de las peores que recordaba. Ella y sus compañeros buscaban empleo desde que los dueños de Alibri anunciaron en octubre que cerrarían este negocio abierto durante 97 años. Pero dos semanas antes del cese alguien adquirió la librería más antigua de la ciudad y salvó a toda su plantilla. Este milagro navideño no fue obra de un cliente anónimo, ...
Después de trabajar más de 10 años en la misma librería de Barcelona, Noemí Melià vivió las pasadas navidades como unas de las peores que recordaba. Ella y sus compañeros buscaban empleo desde que los dueños de Alibri anunciaron en octubre que cerrarían este negocio abierto durante 97 años. Pero dos semanas antes del cese alguien adquirió la librería más antigua de la ciudad y salvó a toda su plantilla. Este milagro navideño no fue obra de un cliente anónimo, como el que salvó Pérgamo en Madrid, ni de una administración pública, sino de una plataforma digital de suscripción literaria: Bookish. Los nuevos propietarios encaran la cita del libro más importante, Sant Jordi, con más de 20.000 libros en sus almacenes y una programación novedosa para el renacimiento de este establecimiento histórico.
Tomàs Casals, director de Bookish, vio una oportunidad en este inmenso local en el centro de Barcelona “con un gran fondo editorial”. A pesar de vivir “un momento donde cierran librerías”, él y sus socios llevaban tiempo pensando en dar el salto a este sector desde su empresa digital creada en 2017. El extinto Círculo de Lectores refleja el espíritu de su compañía: “Seleccionamos libros para gente con poco tiempo y diseñamos una comunidad que lee lo mismo”. Su plataforma cuenta ahora con unos 5.000 suscriptores que reciben cada mes una caja personalizada con el título de alguna de sus tres categorías: no ficción; best-seller o narrativa independiente.
Aunque el sector editorial está marcado por “la voracidad de oferta”, este informático apasionado de las humanidades cree que con las dimensiones de su nuevo local, propio de una gran franquicia, puede prosperar yendo a la contra: “Para despachar libros está Amazon, nosotros vamos a otro mercado. A pesar de todo su capital, cuando ha intentado abrir tiendas físicas han acabado cerrando. Será por algo. Nosotros nos distinguimos por el cariño y la experiencia en las recomendaciones, además de ser capaces de transmitir pasión. En eso no van a poder ganarnos”.
La librería Alibri es conocida popularmente como la Herder porque se llamaba como esta editorial alemana hasta 1999. Cuando creció el catálogo en castellano de esta entidad nacida en Freiburg, inauguraron el establecimiento en el número 26 de la calle Balmes de Barcelona en 1925. Este local también cambió de manos cuando fue expropiado durante la Guerra Civil, pero Antonio Valtl consiguió recomprarlo en una subasta. Aunque tenga más antigüedad el local de Fabre, fundado en 1860 y especializado en literatura infantil, los nuevos dueños de Alibri se reivindican como la librería generalista más antigua de la ciudad.
Con la adquisición del local, la familia de Bookish, inicialmente una decena de empleados, casi ha triplicado su plantilla. Casals destaca que muestran “mucha ilusión por reactualizar el proyecto” con la vista puesta en 2025, cuando se cumplirá el centenario. Planean remodelar las tres plantas de la librería -una de ellas recientemente recuperada- y un patio interior que suman casi 1.600 metros cuadrados. Además de consolidar las secciones emblemáticas como la de Psicología, quieren potenciar otras como la de Infantil: “Va a dar mucho de que hablar”. También apostarán por desbordar el local con eventos como los clubs de lectura que ya organizaban en Bookish por videollamada años antes de la pandemia.
A diferencia de la campaña de navidad, que tuvieron que vivirla a toda prisa recién mudados, han podido diseñar la próxima semana de Sant Jordi con todo tipo de actividades. La ministra de Igualdad, Irene Montero, acudirá el sábado 22 a la presentación del Manual para víctimas y supervivientes de violencias de género de la abogada Carla Vall. También se presentarán Escrits republicans del politólogo Oriol Farrés el martes, así como la última novela del periodista Xavier Bosch el miércoles. El jueves acudirá un tatuador a la librería para quien quiera imprimirse su frase literaria favorita y el viernes habrá un cuentacuentos orquestado por Elisenda Roca.
Otras librerías barcelonesas rescatadas
La Memòria, librería conocida por su oferta de narrativa, memoria e historia, abrió en 2013 en la Plaza de la Vila de Gràcia de Barcelona de la mano de dos socios y sus respectivas parejas. Sin embargo, en octubre de 2019, uno de ellos tuvo que abandonar el proyecto por motivos personales y el negocio estuvo a punto de cerrar. Xavier Cortés -quien emprendió el proyecto junto con Mireia Gispert- y trabajador a media jornada en la librería, explica que ya habían avisado al propietario del local del cierre de La Memòria y tenían los papeles preparados para irse, cuando dos socios desconocidos decidieron invertir en el negocio. Acababan de instalarse en el barrio, por lo que no eran clientes habituales, pero en solo dos días Cortés y los nuevos mecenas se pusieron de acuerdo y salvaron la librería. Desde entonces, Xavier explica que la relación con los nuevos socios -quienes prefieren estar en segundo plano- y el negocio, han seguido un buen curso, y se muestra poco preocupado por el impacto que pueden tener las grandes plataformas en línea en la compra de libros: “estamos hablando de negocios muy diferentes. En las librerías pequeñas hay un factor de proximidad, de profesionalización y de fidelización del cliente”. La Memòria también cuenta con una página web donde comprar sus libros, por lo que los clientes pueden encargarlos como lo harían en otras plataformas, pero en el comercio de su barrio. Xavier, quien se prepara de buena mañana para recibir a los transportistas que le traen pedidos por Sant Jordi, afirma que la competencia real se encuentra en el mundo del ocio, donde los libros tienen que competir por el tiempo contra una gran oferta: cine, teatro, series de televisión... Para el próximo día 23 de abril, la librería barcelonesa ya está ocupada preparando la parada de delante de su establecimiento y la que tendrá en el Paseo de Gracia. “Espero que haga buen tiempo”, declara Xavier, quien tampoco quiere repetir el San Jordi pasado por agua que se vivió en 2022.
La librería Sant Jordi celebrará por última vez el día del libro en la calle Ferrán del barrio Gòtic, donde lleva instalada cuatro décadas. Pero continuará su actividad en el vecino barrio del Raval, en la calle Robadors. Josep Morales heredó este negocio de sus padres y tiene pendiente trasladar el local antes de que acabe el año. El dueño temía cerrar la persiana de este establecimiento especializado en fotografía, arte y diseño a finales de 2019 por una subida desproporcionada del alquiler, pero un programa social del Ayuntamiento lo salvó. La administración compró hace años establecimientos a pie de calle para ofrecerlos a precios por debajo del mercado para promover el comercio de proximidad, amenazado por las tensiones del mercado inmobiliario. De hecho, el Consistorio aprobó en octubre pasado una propuesta para ampliar los alquileres sociales a nuevas librerías a través del programa “Bajos de protección oficial cultural”. Morales señala que están a punto de resolver los últimos detalles administrativos. Celebra que su local de 30 metros cuadrados con muebles decimonónicos podrá tener más espacio para ampliar sus habituales talleres de fotografía analógica y otras actividades para “hacer barrio”, como las entrevistas que hace a sus clientes habituales.
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