La Generalitat recauda un tercio de lo previsto en el impuesto a los coches contaminantes

Los ingresos se redujeron a 54,3 millones después de que el Govern renunciara a ampliar la base de vehículos afectados

Vehículos circulan por un tramo de la AP-7 a la altura de La Roca del Vallès.MASSIMILIANO MINOCRI

La Generalitat estrenó en 2021 el tributo que grava las emisiones de CO₂ de los vehículos. En su primer ejercicio de recaudación ingresó 65,8 millones, pero el siguiente no fue tan bien. La caja fue menor, de 54,3 millones, y se quedó lejos de las pretensiones iniciales de la Generalitat, que contaba con unas estimaciones para todo el año de unos 160 millones de euros, según consta en el último informe mensual de ejecución presupuestaria de 2022. Esa diferencia entre previsiones e ingresos se explica, en parte, por las medidas tomadas para no elevar el impacto de la subida de los precios en plena espiral inflacionista y la guerra de Ucrania.

El impuesto a los vehículos contaminantes es una medida introducida en la Ley de Cambio Climático de 2017 que ha pasado por múltiples vicisitudes, entre ellas un recurso ante el Tribunal Constitucional y la creación de un difícil registro que determinaba los propietarios de 2,3 millones de vehículos que tendrían que hacer frente al tributo cada año. Las previsiones iniciales del Govern pasaban por recaudar cada año en torno a 66 millones de euros, pero para 2022 se ideó una primera actualización, que elevaba tarifas y obligaba a tributar a todos los vehículos que emitieran a la atmósfera menos de 120 gramos de CO₂ por kilómetro recorrido (hasta entonces solo lo tenían que pagar los que contaminaran más), lo que elevaba el parque motor afectado de forma ostensible.

El Govern, ante las dificultades que atravesaban los hogares por la inflación, decidió suspender la modificación en el impuesto. Y esto sería lo que ha acabado frenando, en parte, la mejora de ingresos. La Dirección General de Presupuestos de la Generalitat previó que ese cambio de planes supondría una merma de algo más de 62 millones de euros. Pero el impacto ha sido mucho mayor, de 105,7 millones. La situación no será mejor este año: en los Presupuestos de 2023 consta una previsión de ingresos de 55 millones de euros. El Departamento de Economía considera que la reducción se explica también por una mejora de la base de datos y por una reducción del parque de coches afectados por la medida.

El denominado impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos de tracción mecánica era uno de los más ambiciosos de los seis tributos que se han estrenado en Cataluña desde 2016. El otro es el que grava la actividad y la ocupación de espacio de las instalaciones de transporte de la electricidad y las telecomunicaciones, estrenado en 2020. En este caso, sí se acabaron superando las previsiones iniciales de ingresos. En 2022 se recaudaron 173 millones de euros frente a unas estimaciones iniciales de 155 millones. El próximo aportará 188 millones a las arcas autonómicas.

Otros cuatro impuestos

El resto de tributos son el de las bebidas azucaradas (31 millones), el que carga a las viviendas vacías en manos grandes tenedores y entidades financieras (8,5 millones), el que afecta a las aeronaves que aterrizan y despegan en Cataluña (3,1 millones) y el que grava los bienes de lujo tenidos a través de sociedades, cuyos ingresos se han quedado en casi nada: 700.000 euros en 2022.

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Según consta en el último volumen del ejercicio 2022 del Informe de Ejecución Mensual de la Generalitat, la Administración autonómica ingresó 5.280 millones en 2022, un 11% más que hace un año. La gran mejora se debe al aumento de la recaudación tributaria vinculada con el mercado de la vivienda, que depende básicamente del impuesto de transmisiones patrimoniales, que afecta a las compraventas de viviendas usadas, y de actos jurídicos documentados. El primero recaudó 2.111,7 millones de euros y el segundo, 759,6 millones, en ambos casos un 13,3% más. La suma de ambos (2.871 millones) se aproxima a las cuantías que generaba el mercado inmobiliario en 2007, antes de su desplome con la Gran Recesión, pero todavía no las ha superado.

El repunte de 2022, defienden los autores del informe, se explicaría por el ahorro generado durante la pandemia del coronavirus, que ahora se habría dirigido hacia la compra, además del avance de operaciones ante el temor de las subidas de tipos de interés.

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