Profesores y expertos vinculan la caída de las notas de los alumnos catalanes al malestar emocional

Para remontar la situación estas voces proponen desde reforzar los conocimientos básicos o incorporar profesionales de salud para tratar la salud mental

Unos alumnos de un colegio de Barcelona durante las pruebas de competencias básicas, en una imagen de archivo.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

Como se preveía, la pandemia ha pasado factura en el nivel académico de los alumnos. Pero ¿la caída de las notas se puede achacar solo al confinamiento? Docentes y expertos coinciden en que no. Mientras algunas voces consideran que hay que buscar otros factores, otros alertan de que cuando se habla de los efectos de la pandemia se olvida un elemento clave: el impacto en la salud mental. “Los alumnos no están bien, en las aulas estamos t...

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Como se preveía, la pandemia ha pasado factura en el nivel académico de los alumnos. Pero ¿la caída de las notas se puede achacar solo al confinamiento? Docentes y expertos coinciden en que no. Mientras algunas voces consideran que hay que buscar otros factores, otros alertan de que cuando se habla de los efectos de la pandemia se olvida un elemento clave: el impacto en la salud mental. “Los alumnos no están bien, en las aulas estamos teniendo ataques de ansiedad. Y ello influye en el aprendizaje”, resume Jaume Montsalvatge, responsable del área de Pedagogía de Escola Pia Catalunya.

Los exámenes externos que la Generalitat realiza a todos los alumnos que están finalizando etapa (6º de primaria y 4º de ESO) muestran un descenso generalizado en los dos últimos cursos (los afectados por la pandemia), aunque es especialmente acusado en las Matemáticas. En este ámbito, los alumnos obtienen las notas más bajas desde que se realizan las pruebas de competencias básicas, hace una década. Otras damnificadas son la Lengua Catalana y la Inglesa, con importantes caídas.

“Se ve claramente que la pandemia ha afectado en el descenso de la excelencia -de las notas más altas-, pero también hay una bajada transversal, que afecta a todos los centros dependiendo de su nivel de complejidad [si concentran más o menos alumnos de entornos vulnerables]”, valora Xavier Celorrio, profesor de Sociología de la Educación de la Universidad de Barcelona. Pero este experto, y los profesionales de los centros coinciden en una advertencia: “No se ha dimensionado el impacto negativo de la pandemia, especialmente el emocional, que se traslada en una pérdida de conocimientos. Pero tampoco hay que olvidar el bienestar emocional de los profesores, muy cansados por el sobreesfuerzo de estos años”.

Otras voces consideran que la pandemia no es la causante de todos los males. “Tenemos unos resultados mediocres que no han mejorado en los últimos siete u ocho años. Podemos hablar de estancamiento y de pérdida de aprendizaje importante en este tiempo. La pandemia no es la única causa, porque ya veníamos de resultados estancados. Hay que tomar distancia y considerar otros factores. Y la persistencia de las desigualdades sociales es el principal. El origen de los alumnos todavía tiene mucho peso en los resultados, y cuando tienes un enquistamiento de la desigualdad difícilmente lograrás mejorar los resultados globales”, apunta Miquel Àngel Alegre, doctor en Sociología y jefe de proyectos de la Fundació Bofill.

Desde el Departamento de Educación, la secretaria de Transformación educativa, Núria Mora, defiende que Cataluña no es un caso aislado que la caída de rendimiento se da en otros países, aunque también apunta a los recortes de hace una década como elementos que han influido.

Con todo, Celorrio advierte que los resultados podrían empeorar el año que viene, ya que será una promoción que han cursado toda la secundaria con la pandemia, a diferencia de los alumnos de los dos años anteriores, que han vivido más cursos “normales”.

Para hacer frente a la caída de resultados, el Departamento de Educación anunció el lunes un paquete de medidas correctoras. En cuanto a las Matemáticas, se propone formar a los profesores para que cambien su forma de enseñar la materia y la creación de unos Clubs de las Matemáticas. En Inglés, se impulsarán talleres para alumnos y, de nuevo, mejorar el nivel del profesorado. Y la inspección asesorará a los centros en los cambios que deben aplicar. Pero otras medidas, como las de Lengua Catalana, son medidas ya anunciadas hace meses. “Cuando bajan los resultados hay una corresponsabilidad y cada uno tiene una parte que debe asumir, pero no se está culpando a los profesores”, aclara Mora, que confía en que las iniciativas ya puestas en marcha tengan efecto pronto.

“Son medidas que se las han sacado del bolsillo sin tener en cuenta ni los expertos ni el profesorado. Necesitamos cambios metodológicos y de sistema, como ahora las Matemáticas sociales, pero consolidando los conocimientos básicos”, valora Celorrio. Joan Cumeras, miembro de la Junta central de directores y del Consejo Superior de Evaluación, rechaza que se ponga el foco en los docentes. “Los profesores son los mismos que cuando hay buenos resultados”. En una línea parecida se expresa Montsalvatge: “¿Tenemos datos de que lo que necesitamos es más formación?”. Desde la Bofill consideran que se trata de “una batería de medidas con sentido, pero es una política de buenos pedazos, que no obedece a una política fuerte de lucha contra las desigualdades”.

Para recuperar el nivel de rendimiento, cada uno propone diferentes recetas. Celorrio apuesta reforzar los conocimientos básicos en primaria, impulsar tutorías y mentorías para acompañar al alumno durante la secundario o programas de verano en que se combinen las actividades de ocio con el refuerzo educativo.

Alegre apuesta por atajar el problema de fondo -las desigualdades- con una serie de iniciativas contra la segregación escolar y el abandono prematuro de los estudios, ofrecer becas o extraescolares gratuitas, mejorar la orientación, dotar a los centros de más recursos…

“Lo que sería necesario es ver qué necesitan los centros. Las medidas universales no nos sirven en estos momentos”, considera el responsable de Escola Pia. Las direcciones lanzan otra idea: “Hay que tratar de verdad la problemática emocional, todos los centros tienen casos de alumnos con angustia. Habría que hacer un estudio de cómo les ha afectado, y si les ha cambiado el valor de las cosas. Y en los centros habría que tener personal de salud para atenderlos”, remata Cumeras.

Las condiciones de las pruebas

Las diferentes voces consultadas coinciden en que también hay otro elemento externo que puede condicionar los resultados: los propios exámenes. Cómo están diseñados y las condiciones en que se realizan. “Las pruebas se hicieron en un ambiente de depresión colectiva”, asegura Joan Cumeras, en referencia a que se hicieron durante el primer trimestre de 2021, en las últimas semanas donde la mascarilla todavía era obligatoria. Miquel Àngel Alegre también destaca las “debilidades” de las pruebas. “A veces depende de cómo se planteen las preguntas, de los cambios de contenido, el nivel de dificultad…”. 

Celorrio también incide en el hecho de que las pruebas, que son censales, no las realizaran unos 10.000 alumnos, más del 10%. “Es un sesgo muy importante porque seguramente son alumnos de la franja baja, así que el grueso de las notas más bajas es más grande de lo que se ha publicado”.

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