Docentes y expertos anhelan un curso con menos conflictos y más pedagogía

La pandemia hace caer las notas en Matemáticas e Inglés de los alumnos de ESO al nivel más bajo nunca registrado

Un grupo de alumnos de una escuela de Barcelona, en el inicio de curso del año pasado.Quique García (EFE)

El nuevo calendario escolar, las medidas covid, el 25% de castellano, las huelgas de profesores... Son temas que han copado los titulares educativos en los últimos meses. Pero hace tiempo que los directores y expertos reclaman que el centro del debate vuelvan a s...

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El nuevo calendario escolar, las medidas covid, el 25% de castellano, las huelgas de profesores... Son temas que han copado los titulares educativos en los últimos meses. Pero hace tiempo que los directores y expertos reclaman que el centro del debate vuelvan a ser los asuntos pedagógicos y los problemas reales que se viven en las aulas, como el impacto de la pandemia en el nivel educativo de los alumnos. “Hemos convertido las noticias de educación en una salsa rosa. Y todos estos temas superficiales no nos dejan ver los problemas del sistema que no nos dejan avanzar”, analiza un director de la junta central de directores, que prefiere no identificarse.

Los últimos resultados de la evaluación a los alumnos de ESO hicieron saltar las alarmas este verano: caen las notas en Matemáticas e Inglés al nivel más bajo desde que se realizan las pruebas, hace una década. El Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo colgó en su web a finales de julio —hasta ahora el departamento presentaba los resultados en rueda de prensa— el informe con las pruebas de evaluación a las que sometieron a 81.200 alumnos en marzo, y que miden las competencias en Lengua Catalana, Castellana e Inglesa, Matemáticas y el ámbito científico-tecnologógico.

En detalle, la nota media obtenida en Matemáticas fue de 61,2, 5,5 puntos menos que el curso anterior y nueve respecto al curso anterior a la pandemia. Pero otro de los aspectos más llamativos y preocupantes es que se ha disparado el número de estudiantes que suspende y no adquiere las competencias: uno de cada cuatro alumnos (un 23,5%), un porcentaje que ha crecido el 60% en los dos últimos cursos. Además, el 53% de los alumnos se sitúa en los niveles bajo y medio-bajo.

En Inglés, la media fue de 68,4 (dos puntos menos en un curso y seis en dos años). Como en el caso anterior, los alumnos que suspenden casi se han doblado en dos cursos: del 11% se ha pasado al 20% actual. En Lengua Castellana, el descenso ha sido más moderado, de dos puntos en los dos últimos años hasta el 75,2 de media actual. En Lengua Catalana los resultados son más fluctuantes y se sitúan en los 74,1, también el segundo más bajo de la década. En el ámbito científico y tecnologógico, las notas descienden constantemente desde que se empezó a evaluar hace seis años, y se sitúan en el 63,7.

El Departamento de Educación no ha explicado todavía públicamente los resultados, pero a preguntas de los medios de comunicación, el jueves atribuyó los malos resultados, en parte, a la pandemia y al confinamiento, en tanto que Matemáticas e Inglés son las materias donde la presencialidad es más importante. Con todo, aseguran que están estudiando cómo han influido otros factores, como los métodos de aprendizaje.

Docentes y expertos coinciden en que el problema no se puede focalizar solo en la pandemia, aunque reconocen su impacto. Raül Fernández, profesor de Matemáticas en un instituto y presidente de la Asociación de profesores de Matemáticas de Girona, destaca que la bajada “era esperable”. “Son alumnos de la pandemia. La enseñanza telemática ha afectado porque es una materia que depende de la presencia del profesor”.

Un modelo obsoleto

Miguel Ángel Alegre, doctor en Sociología y jefe de proyectos de la Fundación Bofill, coincide en que la pandemia ha hecho mella en el aprendizaje de los alumnos, igual que ha sucedido en otros países. Pero este experto considera que la clave del problema no es esta, sino las desigualdades endémicas. “Si no se arregla la desigualdad y si no mejora la atención a los alumnos más vulnerables, cuando sucede algo que trastoca el sistema, como ha sido la pandemia, los resultados caen rápidamente”. La Fundación Bofill pide al departamento un análisis exhaustivo de los resultados porque estos indican que la pandemia ha afectado de forma transversal a todo el alumnado.

El director de primaria también se expresa en esta línea. “El aprendizaje a través de una pantalla es difícil. Con la vuelta a la presencialidad, los centros intentaron corregir, en menor o mayor grado, los efectos del confinamiento”. Y apunta a otro de los factores que ha influido en la bajada de resultados: unos métodos pedagógicos obsoletos. “La pandemia ha puesto en evidencia que el sistema educativo no ha logrado un modelo de aprendizaje en que los alumnos sean autónomos y no dependan tanto del profesor”. Y ven como parte de la solución el modelo de enseñanza por competencias, basado en el principio de “aprender a aprender”, es decir, hacer que el alumno desarrolle la habilidad de aprender de forma autónoma. De hecho, Raül Fernández también ve con esperanza las nuevas pedagogías. “El nuevo modelo mejora los resultados. Desde 2015 tenemos un decreto que nos obliga a aplicarlo, pero los cambios cuestan y son lentos”, explica el profesor de instituto.

Jaume Aguilar, miembro de la Federación de movimientos de renovación pedagógica, va más allá y pide abrir el foco. “La caída no es tan preocupante, es algo puntual. El problema es que en los últimos años no ha habido una mejora significativa del sistema, y esto es sinónimo de fracaso. Los problemas estructurales continúan existiendo y no se están poniendo los instrumentos necesarios para que el sistema mejore”. Aguilar cree que la solución pasa por tres cambios: mejor formación del profesorado, enseñanza por competencias y despliegue de la escuela inclusiva.

Retorno a las aulas sin restricciones

Arranca el curso de la recuperación de la normalidad. Tras la desaparición de todas las medidas de protección por la covid, y tras la desconvocatoria de las protestas anunciadas por los sindicatos, las familias ultiman los preparativos para retomar la rutina escolar. Mañana lunes será el turno para los alumnos de primaria y el miércoles para los de instituto. Las escuelas infantiles privadas ya abrieron el día 1, mientras las públicas lo harán entre la próxima semana y la siguiente. En total, 1,3 millones de alumnos del régimen general —de infantil a Bachillerato y FP—, 14.000 menos que el curso pasado.
Con normalidad, pero también cargado de novedades. La más evidente: el nuevo calendario escolar, ya que el inicio de clases se ha adelantado una semana. Además, se implanta la jornada intensiva durante el mes de septiembre, aunque el horario escolar se mantiene porque se ha habilitado una hora con ocio educativo. 
Asimismo, se empezarán a implantar los nuevos currículos escolares, que indican qué y cómo se estudia y son definidos por un modelo de enseñanza por competencias.
La etapa infantil presenta dos novedades: por un lado, se reducen de forma general las ratios de alumnos por aula en Infantil3 (lo que hasta ahora era P3) para evitar tener que cerrar aulas con la caída demográfica; y por otro, Infantil2 será gratuito —excepto servicios complementarios como el comedor— en las escuelas públicas, mientras en la privada las familias recibirán un descuento de 800 euros anuales. 
Otra de las novedades, con una continuidad más frágil, es la retirada del 25% de castellano en las aulas en los 27 centros que la aplicaban, tras la orden enviada por Educación, pero que los tribunales no han validado.

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