150 científicos lanzan un manifiesto de rechazo a los Juegos Olímpicos de Invierno del Pirineo
Los investigadores aseguran que “no existen opciones verdes” para celebrar un acontecimiento de este tipo
Más de 150 investigadores de 14 universidades y centros de investigación de Cataluña y también de Francia han presentado este jueves en Barcelona un manifiesto en el que rechazan la propuesta de celebrar unos Juegos Olímpicos de Invierno en el Pirineo en 2030 por los efectos que tendría en el entorno. Entre los firmantes hay ecólogos, biólogos, arqueólogos, geólogos, geógrafos, ...
Más de 150 investigadores de 14 universidades y centros de investigación de Cataluña y también de Francia han presentado este jueves en Barcelona un manifiesto en el que rechazan la propuesta de celebrar unos Juegos Olímpicos de Invierno en el Pirineo en 2030 por los efectos que tendría en el entorno. Entre los firmantes hay ecólogos, biólogos, arqueólogos, geólogos, geógrafos, historiadores, antropólogos o economistas: rechazan el relato de la Generalitat de que los Juegos son sostenibles y aseguran que “no existen opciones verdes de desarrollar los Juegos de Invierno” y que los estudios científicos lo avalan.
Los científicos, que han realizado trabajos en el Pirineo -algunos son incluso nacidos en la zona- señalan que firman el manifiesto a título individual. Pertenecen a centros de investigación de universidades como la Autónoma de Barcelona, la de Barcelona, la de Girona, el CREAF (centro de investigación en ecología), o instituciones francesas como la Universidad de Tolouse o el CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica francés).
El manifiesto esgrime diez motivos para rechazar la celebración de unos Juegos en 2030, “así como de cualquier otra candidatura que se organice durante los próximos años”. “Desde la comunidad científica queremos expresar al conjunto de la ciudadanía nuestra preocupación por el impacto negativo y las pérdidas que estos grandes eventos deportivos pueden tener sobre las economías locales, los paisajes rurales y los ecosistemas de los Pirineos”, arranca el texto.
Los firmantes mantienen que la propuesta “se enmarca en la defensa de un modelo de desarrollo socioeconómico para las áreas de montaña basado en el turismo de masas” y que “los datos científicos demuestran que este modelo es incompatible con la crisis climática y los retos sociales y ambientales que afronta el territorio”.
El manifiesto mantiene que la propuesta “es poco transparente y no contiene el documento preceptivo de evaluación ambiental” y que su celebración “puede ser incompatible con diversos compromiso legales y políticos adquiridos por las instituciones catalanas” en materia ambiental o turística. Señala que “la mayoría de estaciones de esquí del Pirineo serán inviables a finales de siglo”. “Un 70% de las estaciones no serán viables sin nieve artificial, mientras que un 7% no podrá funcionar ni siquiera con el uso de cañones y necesitan nieve artificial”, por la subida de las temperaturas. “Los Juegos solo se podrán realizar con un aumento del consumo de energía, agua y un aumento de la contaminación”, concluye y alerta de que el actual consumo de agua de las estaciones “disminuye la disposición de agua para otros usos”.
En el plano social y económico, el manifiesto apunta que los juegos incrementarían los impactos del turismo, “que contribuye significativamente a los cinco factores principales que causan una presión directa sobre biodiversidad: pérdida de hábitat y fragmentación ecológica, sobreexplotación de recursos, contaminación, propagación de especies exóticas y cambio climático”. También asegura que las siete estaciones de esquí del Pirineo rescatadas por el Gobierno catalán no son rentables, y que hasta 2017, acumularon un déficit de 74 millones de euros.
El manifiesto niega además que los juegos aporten riqueza a la zona y la repercusión sobre las poblaciones locales es “escasa ya que proporcionan trabajo precaria, principalmente a personas de fuera del territorio y las inversiones son captadas por grandes empresas constructoras y de la hostelería”. “Los estudios realizados sobre Juegos olímpicos anteriores demuestran que estos eventos no han tenido efectos positivos significativos en el PIB de las regiones donde se han celebrado y sí efecto negativo, con caídas del PIB entre el 2,3% y el 2,7% (en comparación con el PIB nacional) durante el año de los juegos y posteriormente”, añade. El manifiesto asegura que desde 1980, los juegos de invierno han comportado pérdidas millonarias de dinero público en todas las ediciones salvo en las de Sarajevo (1984), Calgary (1988) y Nagano (1998).
Por todo ello mantienen que la propuesta “agravará el desequilibrio y la dependencia que sufren las comarcas pirenaicas, con rentas por habitante entre las más bajas de Cataluña”. Y aseguran que las inversiones “están enfocadas a conectar el área metropolitana de Barcelona con las estaciones de esquí,”, mientras “no mejorarán la red ferroviaria ni el resto de carreteras que penetran en los valles secundarios, que sufren importantes carencias”.
“El Pirineo ha perdido su modelo de vida tradicional y unos JJOO de invierno aún le enfocarían más al sector turístico masivo”, alertan y lamentan la pérdida de sectores tradicionales como son la agricultura y la ganadería y la pequeña industria de transformación, que comportan cambios de uso del suelo. Por último, la celebración de los Juegos, avisan, “pondrían en riesgo la preservación de numerosos yacimientos arqueológicos de la zona”.
“Unos Juegos Olímpicos, con las infraestructuras que comportaría, impactaría en los hábitats ecológicos y caudales hídricos del Pirineo y la hiperfrecuentación de las montañas, por lo que comporta para los reservorios de especies”, ha resumido Ermengol Gassiot, arqueólogo e investigador del grupo de Arqueología de Alta Montaña de la UAB-CSIC. El manifiesto lo han presentado Andreu Ubach, investigador del Museo de Ciencias Naturales de Granollers; Ariadna Nieto, del grupo de investigación prehistórica de la Universidad de Lleida; Federica Ravera, del departamento de Geografía de la Universitat de Girona; y Anna Pérez, Bióloga y experta en cambio climático.