El Govern aspira a una nueva mesa de diálogo para “principios de año”
La Generalitat descarta que las elecciones en Castilla y León condicionen la cita entre los dos Ejecutivos
La nueva reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el catalán sigue en el aire. Después de días de intercambios de mensajes públicos, la portavoz del Ejecutivo de la Generalitat, Patrícia Plaja, ha asegurado este martes que si bien aún no hay una fecha concreta, la voluntad es que haya un nuevo encuentro “a principios de año”. La portavoz descartó que la cercanía de las elecciones autonómicas de Castilla y León, el 13 de febrero...
La nueva reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el catalán sigue en el aire. Después de días de intercambios de mensajes públicos, la portavoz del Ejecutivo de la Generalitat, Patrícia Plaja, ha asegurado este martes que si bien aún no hay una fecha concreta, la voluntad es que haya un nuevo encuentro “a principios de año”. La portavoz descartó que la cercanía de las elecciones autonómicas de Castilla y León, el 13 de febrero, haya enfriado la convocatoria de esta cita entre los dos gobiernos.
El Ejecutivo estatal y el autonómico son víctimas de sus respectivas promesas. En septiembre, cuando se reactivó el órgano de negociación para intentar solucionar la crisis política en Cataluña, el mensaje tanto de Pedro Sánchez como de Pere Aragonès fue que no habría calendarios y que las conversaciones estarían lejos de los focos. Se saldría a la luz, advirtieron, solo para comunicar adelantos de calado. Pese a ello, responsables tanto de los socialistas como de las filas republicanas habían asegurado en las últimas semanas que se celebraría una reunión a comienzos de 2022.
Han pasado cuatro meses desde la reactivación de la mesa en Barcelona (con una aprobación de Presupuestos Generales del Estado de por medio) y ambas partes siguen siendo herméticas sobre el avance de las conversaciones. Plaja ha recordado que se pactó que no habría “un minuto y resultado” de lo que se abordara en los encuentros discretos”. “La previsión era y sigue siendo que haya una reunión a principios de año, la fecha no está cerrada y no puedo decir más”, ha zanjado la portavoz.
Aragonès ya había aprovechado el mensaje tradicional de los jefes del Govern por fin de año (esta vez emitido el día de San Esteban, el 26 de diciembre) para presionar para la fecha de la nueva reunión. En esa alocución había ducho que este año ese órgano debería comenzar a dar frutos. Y si no, había advertido, el independentismo comenzaría a mover ficha de cara a un referéndum no pactado. La respuesta de La Moncloa y del PSOE no se hizo esperar y el propio Sánchez explicó que si bien habría mesa, la prioridad ahora es atender la crisis de la sexta ola del coronavirus. La variante ómicron, de hecho, ha obligado a postergar a febrero la Conferencia de Presidentes, que estaba prevista en la isla de la Palma para este mes.
En el Palau de la Generalitat consideran que ambas cosas son compatibles y buscan otras explicaciones a la decisión de postergar cualquier encuentro. Con las elecciones anticipadas en Castilla y León al caer, hay quien ve un interés electoral de no mostrarse muy sumiso ante los intereses de los republicanos. Plaja ha dejado claro que la Generalitat no consideraba que esa cita con las urnas trastocara la vida de la mesa de diálogo, pero instó a preguntar lo mismo en otros foros. Todo un dardo hacia un PSOE que ve cómo la demoscopia se le desinfla en Castilla y León a favor del popular Alfonso Fernández Mañueco.
Sánchez y Aragonès se han conjurado para intentar aislar la solución del conflicto en Cataluña de las peripecias de la política nacional, pero cualquier tipo de acercamiento siempre termina desgastando políticamente a ambas partes. Una nueva reunión de la mesa serviría de espaldarazo a un Aragonès que si bien logró sacar adelante los Presupuestos catalanes de este año tiene al resto del independentismo criticándole a diario su supuesta falta de defensa de la inmersión lingüística ante las sentencias judiciales que fijan más clases de castellano o el supuesto apoyo “gratis” a las cuentas estatales.
El presidente Sánchez, por su parte, sabe que necesita a ERC para que una ley estrella como la reforma laboral llegue a buen puerto en el Congreso. No hay un intercambio de cromos sobre la mesa, pero Sánchez entiende que no basta con sus buenas palabras sobre el diálogo y que necesita mimar a sus socios de cierta manera.
Resultado tangible
Pero la nueva reunión de la mesa de diálogo también es un arma de doble filo para ambos. Las dos partes coincidieron, en septiembre pasado, que la foto de la reunión era el mejor mensaje. Salir a la luz ahora implica tener que anunciar algo más allá de la simple voluntad de acuerdo, como se vivió en Barcelona. Las posibilidades de encontrar un titular que deje a las respectivas parroquias satisfechas es muy limitado, sabiendo que la pretensión de la Generalitat es celebrar un referéndum de independencia acordado y una ley de amnistía.
En el entorno de ERC creen que es posible mostrar un adelanto en lo que respecta a la metodología del diálogo, un punto en el que Aragonès insiste desde el principio y que no ha tenido ninguna concreción alguna. Plaja ha recordado que, de momento, tampoco hay ningún movimiento para desarrollar cuál sería ese plan b si falla el diálogo, aunque insistió en que la Generalitat “no se quedará de brazos cruzados”.