Barcelona concluye el inventario de las obras de arte incautadas a las hijas de Muñoz Ramonet

En abril viajaron las 474 piezas desde Madrid a un almacén en Viladecans. La mayoría de pinturas presenta una deficiente conservación

Uno de los registros de la Guardia Civil para recuperar las obras del legado de Julio Muñoz Ramonet, en una de las viviendas de sus familiares.EL PAÍS

El 3 de marzo de 2020, pocos días antes de que se decretara el confinamiento de la población por la covid, la Guardia Civil asestó un duro golpe a la familia de Julio Muñoz Ramonet que desde 1991 se resiste a entregar las obras que el industrial dejó a Barcelona en herencia: su magnífica casa de la calle Muntaner y cientos de obras de arte firmadas por grandes pintores.

Dentro de la operación Mecenazgo los agentes de la Unidad de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO), entraron en Ma...

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El 3 de marzo de 2020, pocos días antes de que se decretara el confinamiento de la población por la covid, la Guardia Civil asestó un duro golpe a la familia de Julio Muñoz Ramonet que desde 1991 se resiste a entregar las obras que el industrial dejó a Barcelona en herencia: su magnífica casa de la calle Muntaner y cientos de obras de arte firmadas por grandes pintores.

Dentro de la operación Mecenazgo los agentes de la Unidad de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO), entraron en Madrid en varios domicilios y almacenes relacionados con las hijas y los nietos de Muñoz Ramonet y se llevaron 474 pinturas y esculturas, además de inventarios fundamentales para acabar de resolver este litigio. De la operación no se tuvo constancia hasta finales de julio de 2020 cuando se alzó el secreto judicial.

Las obras quedaron a disposición del Juzgado de Instrucción número 29 de Barcelona depositadas en el Instituto del Patrimonio Cultural de España y en dos almacenes de Madrid. Finalmente, en una operación que costeó la Fundación Julio Muñoz Ramonet, fueron trasladadas a Barcelona el 14 de abril protegidas por la Guardia Civil. Se barajó que fueran a las reservas del MNAC, donde están depositadas otras obras de la colección que la familia ha ido entregando, con cuentagotas y obligados por el juez, en los últimos años. Pero su número y la saturación que vive este museo hizo que se buscara un almacén de Viladecans, a unos 30 kilómetros de la capital para depositarlas.

Operación de la Guardia Civil en la que se recuperaron 474 obras del legado de Muñoz Ramonet en marzo de 2020.EP / Guàrdia Civil

La llegada de las obras permitió, por primera vez, a los técnicos del Ayuntamiento cotejar los inventarios y las obras para poder demostrar cuáles eran del legado y poder comprobar su estado de conservación. “Se trata de un depósito judicial, y es el juzgado el que ha de autorizar la consulta, la visita y su difusión. Para el traslado tuvimos que buscar y contratar nosotros una empresa especializada. Todo ha de estar supervisado por el juez y las obras no se puede mover ni exponer. La Fundación no tiene prerrogativas sobre este depósito judicial, porque es una de las partes implicadas en el procedimiento judicial”, explican fuentes del Ayuntamiento de Barcelona.

Estos trabajos de identificación terminaron en septiembre. No ha trascendido el número de piezas que se ha podido comprobar que son de la colección heredada, pero sí que el estado de conservación, de forma mayoritaria, es deficiente.

Tres de las obras de la colección de Muñoz Ramonet no recuperadas: 'Retrato de Manuel de Castelo Branco', de Pantoja de la Cruz (1590), 'Retablo de la Virgen de la Leche', de Gonçal Peris, siglo XV y 'Sant Antoni Abad', de Bartolomé Bermejo, siglo XV.FUNDACIÓN JULIO MUÑOZ RAMONET

El decomiso de las obras por parte de la Guardia Civil se produjo en un momento clave. Al alegar las hijas del industrial que no podían entregar las obras de arte porque no las tenían y determinar la sentencia de 2007 ratificada por el Supremo en 2012 que en ese caso se pagara su valor como indemnización, el juez pidió a un perito su tasación. Agustín Sabartés, de la empresa Peritos de Arte, sin poder ver las obras, solo las escuetas descripciones de los inventarios y, como mucho una foto en blanco y negro, estableció en julio de 2019 que la colección de arte valía tres millones de euros. La baja cifra sorprendió a los expertos de la fundación que defendieron que hay obras que solo ellas valen mucho más. Los abogados de la Fundación recurrieron este peritaje de las obras, pero el juez aceptó el trabajo de Sabartés y siguió adelante con la ejecución.

Por suerte la Guardia Civil localizó las obras que se decía desaparecidas. Al día siguiente (la acción estaba bajo secreto de sumario) la familia presentó un escrito al juzgado donde explicaba que habían conseguido los tres millones de la tasación y pedían que se archivara la ejecución y se diera por acabado el procedimiento tras cumplir con la sentencia. Pero el juez paralizó la ejecución hasta determinar si las obras eran parte de la herencia.

Retablo dedicado a Jesucristo pintado por Lluís Borrassà en 1404 para la iglesia de Sant Salvador de Guardiola del legado de Muñoz Ramonet que todavía no se ha recuperado.

“Ha sido un trabajo complicado, pero con la ayuda de los inventarios y las pólizas de seguros, los incautados y los que ya se conocían, está claro que muchas de las obras son las que se reclaman”, aseguran esas fuentes municipales. “Si el juez acepta que son nuestras llegará el momento en que se podrán exponer o depositarse en un museo. Pero de momento eso no es posible”, prosiguen.

Tras comprobarse el mal estado de las obras la Fundación Julio Muñoz Ramonet podrá presentar una denuncia por atentar contra el patrimonio a las hijas, como anunció en octubre de 2020 que haría en ese caso. Las piezas recuperadas han permitido comprobar cómo, pese a lo que han declarado los descendientes de Muñoz Ramonet ante el juez en varias ocasiones, sí que habían sacado obras del interior de la casa de la calle Muntaner. De todas formas ya lo adelantó EL PAÍS en febrero de 2014 cuando publicó que a los seis meses de fallecer Julio Muñoz sus hijas se llevaron en dos tráileres 325 obras de arte a un palacete de Madrid. El traslado se aseguró con una póliza de 1,8 millones de euros. Una vez allí, se suscribió el 13 de noviembre de 1991, una nueva póliza de 21 millones de euros para asegurar las nuevas obras llegadas desde Barcelona. Unos valores, que sobrepasan, con mucho, los tres millones que el juez ha aceptado como valor de toda la colección.

Pese a todo faltan por localizarse unas 200 obras, entre ellas unas 50 consideradas las más destacadas, todas provenientes de la antigua colección Bosch Catarineu que Muñoz compró en 1950: piezas firmadas por Eugenio Lucas, Marià Fortuny, Anglada Camarasa, Pere Serra, Lluís Paret, Conçal Peris, Juan Pantoja de la Cruz, Francisco Bayeu y Frank Xaver Winterhalter, Bartolomé Bermejo, Vicente López, Lluís Borrassà, Mateu Ortoneda, Juan Carreño de Miranda, Andrè Giroux, Rafael Maria Martínez Padilla, Mengs, Ramon Pichot y Joaquín Sorolla y un largo etcétera.

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