Cesc Gelabert, un poliedro perfecto en el Mercat de les Flors
El bailarín resume en el solo ‘Framing Time’ el arte, la elegancia y la técnica que han configurado una personalidad única en la danza
Hermoso, elegante, sobrio y magníficamente interpretado resultó Framing Time, el solo interpretado por el bailarín y coreógrafo catalán Cesc Gelabert, que la noche de este viernes volvía al Mercat de les Flors de Barcelona tras el éxito obtenido en la edición del Grec de 2019. De nuevo, esta pieza, que puede verse hasta este domingo, mantuvo en vilo al numeroso público que acudió a una actuación que puede considerarse el pistoletazo de salida de la temporada, en tanto el pasado fin de seman...
Hermoso, elegante, sobrio y magníficamente interpretado resultó Framing Time, el solo interpretado por el bailarín y coreógrafo catalán Cesc Gelabert, que la noche de este viernes volvía al Mercat de les Flors de Barcelona tras el éxito obtenido en la edición del Grec de 2019. De nuevo, esta pieza, que puede verse hasta este domingo, mantuvo en vilo al numeroso público que acudió a una actuación que puede considerarse el pistoletazo de salida de la temporada, en tanto el pasado fin de semana Orthopedica corporatio, de Marina Mascarell, no cumplió las expectativas y resultó una inauguración poco interesante.
En cambio, la otra noche el silencio en la Sala MAC se podía cortar, el espectador no se atrevía ni a pestañear absorto por todo lo que ocurría en escena. El espectáculo, en realidad, ya viene precedido por el notable impacto de su estreno en noviembre de 2018 en Nueva York. En principio, Framing Time iba a ser un solo que Gelabert creó para el mítico Mijaíl Baryshnikov, pero que, por problemas de rodillas del bailarín ruso, finalmente tuvo que interpretar el propio Gelabert. Fue en el marco del Festival Lincoln Center, concretamente en el Baryshnikov Arts Center Jerome Robbins. Un éxito. El espectáculo se inspira en la música minimalista de Triadic Memories, del compositor estadounidense Morton Feldman (1926-1987), interpretada al piano en directo por el bosnio Pedja Muzijevic, que ha viajado a Barcelona para estar con Gelabert.
Son varias circunstancias las que se unen para que Framing Time resulte hipnótico. Primero, el propio baile de Gelabert, que destilada madurez, sabiduría y dinamismo. Es un baile poliédrico porque resume todos los solos que ha afrontado en su dilatada carrera profesional y que han configurado una personalidad única en el panorama de la danza contemporánea española. Así, la belleza y expresividad de su movimiento de brazos transporta al público de Bujaraloz a los solos de Belmonte, mientras su ágil movimiento de piernas y fraseo coreográfico evoca de Vaslav a Enyor, pasando por Escrito en el aire o V.O.+, por citar los más significativos. El otro elemento de peso en este montaje es el gran piano de cola que toca, con matemática exactitud, Muzijevic: su cristalino gotear empuja a Gelabert a llenar el gran escenario con su torbellino de amplio baile. Un poliedro perfecto.
La escenografía y el vestuario son fascinantes. Lydia Azzopardi ha diseñado para el bailarín camisa, pantalón y zapatos en diferentes tonalidades de grises, que aumentan la elegancia del artista. La gabardina forrada de azul noche cuando baila Gelabert parece que tenga vida propia. En cuanto a la escenografía de Burke Brown, resulta embriagadora: está formada por tres filas de cajas de tela con luces interiores que proyectan colores cálidos; éstas, con su propia danza de apagarse y encenderse, arropan al bailarín, quien se esconde entre todo ello para coquetear con insinuantes sombras o crear diferentes espacios. Al final de Framing Time, el público no puede más que estallar en sonoros aplausos.