La gran fuga de La Modelo que no pudo ser, al cine
Alberto Rodríguez rueda en Barcelona ‘Modelo 77′, una película inspirada en el intento fallido de huida de 45 presos en 1978
Una veintena de policías corren al patio de La Modelo para intervenir en una pelea que ha originado uno de los presos. Al otro lado del edificio, un grupo de reclusos encuentra el camino que conduce a la calle desde la enfermería. La oscuridad del alcantarillado es el único obstáculo que se interpone entre ellos y la libertad que buscan corriendo desesperadamente sin saber del todo hacia dónde se dirigen. Tan solo unos pasos más y la conseguirán. Para sorpresa de los peatones y coches que circulan...
Una veintena de policías corren al patio de La Modelo para intervenir en una pelea que ha originado uno de los presos. Al otro lado del edificio, un grupo de reclusos encuentra el camino que conduce a la calle desde la enfermería. La oscuridad del alcantarillado es el único obstáculo que se interpone entre ellos y la libertad que buscan corriendo desesperadamente sin saber del todo hacia dónde se dirigen. Tan solo unos pasos más y la conseguirán. Para sorpresa de los peatones y coches que circulan por las calles circundantes, las tapas del alcantarillado se empiezan a levantar siendo testigos de la huida en masa. Pese a todos sus esfuerzos, solo un par de ellos consiguen escapar.
La escena podría ser real, pero ni hay reclusos, ni la policía ha tenido que intervenir. De hecho, ni siquiera estamos ya en un centro penitenciario. Se trata de una de las escenas que se están grabando estos días en la cárcel barcelonesa para Modelo 77, el nuevo largometraje de Alberto Rodríguez (La isla mínima, El hombre de las mil caras), que produce Atípica Films y Movistar+ y que está previsto que llegue a los cines en octubre del año que viene.
Hace más de cuatro décadas; el 2 de junio de 1978, 45 presos intentaron escapar de La Modelo. Tan solo un par lo consiguieron. La fuga de los reclusos tras la rebelión liderada por la COPEL (Coordinadora de Presos En Lucha) es la historia real que inspiró el guion de la película, obra del tándem creativo formado por Alberto Rodríguez y Rafael Cobos.
“Prevenidos”, “silencio para ensayo” son las directrices que retumban en el edificio. En el patio se está grabando una de las últimas escenas del rodaje en La Modelo tras haber trabajado entre estas paredes las últimas tres semanas. Las escenas de interior se acabarán de rodar en un plató de Sevilla en octubre.
Un escalofrío estremece al entrar a la sala en la que se ejecutaron a 24 presos en el garrote vil, el último de ellos Salvador Puig Antich. Estos días de rodaje, cinco percheros cargados con piezas de vestuario sustituyen la máquina letal y tan solo queda el recuerdo de ese tétrico espacio gracias al pequeño homenaje a los asesinados, en forma de ramo de flores, situado a un lado de la sala.
Los pasillos conducen a la conocida galería en la que se encuentra el panóptico; la estructura revolucionaria que permitía vigilar en todo momento a los reclusos. Alberto Félez, productor de Modelo 77 apunta que “las obras para recuperar el aspecto original de la cárcel se han hecho de acuerdo con el proyecto de preservación de memoria histórica que el Ayuntamiento quiere mantener en el recorrido museístico de La Modelo”.
La única galería que se ha cambiado por completo es la número 3, que no forma parte de la visita abierta al público y para la que se ha recuperado la imagen de la cárcel en los años setenta.
Tras dos ensayos, todo está a punto para grabar la escena. Los encargados de vestuario ajustan las corbatas de los policías, los de maquillaje ultiman los retoques y todo se pone en marcha tras un silencio general que se anticipa al grito de “acción”. Los figurantes empiezan a desfilar por la escena, vestidos con pantalón de pata de elefante, camiseta de tirantes blanca y camisola, pese a que alguno se deja ver a pecho descubierto. “El trabajo de vestuario, maquillaje y peluquería es impecable. En aquel momento, muchos presos eran personas de aspecto muy común, condenados por la represión de la dictadura”, comenta la productora, Manuela Ocón. Entre los figurantes, uno de los reclusos que estuvo en la cárcel y que ahora rememora su pasado frente a las cámaras.
Se da por buena la toma y se procede al “descanso del bocadillo”, momento en el que Alberto Rodríguez toma aliento en este último día de rodaje en Barcelona. “La película la pensamos incluso antes de grabar La isla mínima, pero no habíamos podido poner en marcha el rodaje hasta ahora”, señala el director. “No podía ser que esta historia no se contara. Los presos vivían en condiciones infrahumanas, con atención mínima y desastrosa. Era un sistema muy alejado de la reinserción social en un país todavía por definirse y que se encontraba en medio de un horizonte abierto tras la dictadura”, afirma Rodríguez.
En la escena que se va a rodar a continuación, aparecen los dos protagonistas, y compañeros de celda, encarnados por Miguel Herrán (A cambio de nada, La casa de papel) y Javier Gutiérrez (La isla mínima, Campeones). “Rodar en este lugar es sobrecogedor. A nivel actoral, te coloca en los zapatos de un preso y te das cuenta de la falta de humanidad que había dentro de la cárcel”, apunta Gutiérrez, que también destaca que “espero que la película transforme al público, le enriquezca y le invite al debate y a la reflexión; es el cine que a mí me gusta como espectador”, concluye el actor.