Los festivales de música en Cataluña aumentaron la transmisión de la covid: más de 2.000 asistentes se infectaron
Un estudio del Govern sobre el impacto del Vida, el Canet Rock y el Cruïlla constata que los contagios entre los participantes fueron un 58% más de los esperables
Los grandes festivales de música acrecentaron los contagios en Cataluña. El Govern ha confirmado que 2.279 asistentes a los festivales Vida, Canet Rock y Cruïlla, celebrados a principios de julio, se infectaron de covid. Se trata de un 76% más de casos de los registrados en un grupo de control y un 58% más de lo esperable, según el análisis realizado por el Departamento de Salud. Carme Cabezas, secretaria de Salud Pública del Gobierno catalán, ha admitido este...
Los grandes festivales de música acrecentaron los contagios en Cataluña. El Govern ha confirmado que 2.279 asistentes a los festivales Vida, Canet Rock y Cruïlla, celebrados a principios de julio, se infectaron de covid. Se trata de un 76% más de casos de los registrados en un grupo de control y un 58% más de lo esperable, según el análisis realizado por el Departamento de Salud. Carme Cabezas, secretaria de Salud Pública del Gobierno catalán, ha admitido este miércoles que los eventos musicales “han tenido un efecto” en la transmisión, pero ha matizado: “Han contribuido a la transmisión. Pero con 842 casos más de los esperados no podemos decir que hayan sido eventos hiperdiseminadores”.
La celebración de estos festivales en Cataluña siempre ha estado en el punto de mira porque se produjeron justo cuando la comunidad enfilaba un ascenso fulgurante de la quinta ola y la incidencia de contagios estaba ya disparada. Cuando se celebró el Canet Rock y el Vida, entre el 30 de junio y el 4 de julio, la incidencia acumulada a 14 días superaba los 689 casos por 100.000 habitantes y la velocidad de transmisión del virus (la Rt, que mide a cuántas personas contagia un positivo) estaba en 2,92. Esto es, muy por encima de lo que recomiendan las autoridades sanitarias (por debajo de 1). Durante el Cruïlla, celebrado entre el 10 y el 11 de julio, la incidencia ya superaba los 1.000 casos por 100.000 habitantes a 14 días y la Rt seguía elevada, en 1,37 —por cada 100 infectados se contagiaban otros 137—.
Los festivales exigían test de antígenos negativo a la entrada y uso obligatorio de la mascarilla, pero las imágenes de los conciertos demostraban la dificultad del cumplimiento de las medidas. A toro pasado, el propio consejero de Salud, Josep Maria Argimon, reconoció haber errado al permitir su celebración. “Yo he hecho autocrítica. No sabemos todavía si han sido o no unos eventos hiperdiseminadores, pero lo que han sido es, precisamente, unos eventos que dieron una idea más de normalidad de la que nosotros en aquel momento teníamos que dar”, dijo en una entrevista a EL PAÍS antes de conocer los resultados del estudio de su Departamento.
La investigación del Gobierno catalán consistió en estudiar cuántos casos positivos se registraron entre los asistentes 15 días después de los tres festivales multitudinarios. Los cerca de 50.000 asistentes a estos eventos se compararon con un grupo de control aparejado por edad, sexo, zona de residencia y estado inmunitario durante los mismos días en los que se celebraron los eventos. El resultado fue que 466 participantes del Vida, 956 del Canet Rock y 857 del Cruïlla (2.279 en total) dieron positivo por covid en las dos semanas posteriores a los festivales. En el grupo de control, en las fechas de esos festivales se detectaron 197, 524 y 571 (1.292 en total) casos respectivamente. Los diagnósticos esperables dentro del estudio eran, como máximo, 1.437, pero se produjo un exceso de 842. “Está por encima de lo que sería deseable. Puede haber contribuido al aumento de casos, pero de forma delimitada”, ha dicho Cabezas.
La organización de los festivales se basó en los ensayos clínicos que se habían hecho en pruebas piloto, como la de un concierto en la Sala Apolo el pasado diciembre o la actuación de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi el pasado marzo. Los ensayos concluyeron que, con las medidas de control vigentes, no eran eventos hiperdiseminadores. Pero los resultados de un ensayo controlado, cuando se trasladan a la realidad, no siempre son extrapolables. “El estudio piloto es diferente que la vida real: la variante era diferente y las condiciones controladas, cuando te vas a la vida real o a números más grandes [de asistentes] son más difíciles de controlar. Los test negativos dan la sensación de falsa seguridad en ocasiones”, ha justificado la secretaria de Salud Pública de la Generalitat.
Cribado con test de antígenos
En este caso, la curva de contagios tras los festivales demuestra que el cribado inicial con test de antígenos tuvo un resultado desigual en los distintos eventos. Lo esperable, ha señalado Carme Cabezas, es que los primeros días tras los festivales, el ritmo de nuevas infecciones fuese similar entre los participantes que en el grupo control, o, incluso, “que si el cribado en la puerta hubiese funcionado”, ha indicado, el ritmo de contagios fuese superior en el grupo de control porque el testeo masivo previo hubiese “echado fuera” ya a los participantes infectados.
“Lo que observamos en el Vida es que en los primeros tres o cuatro días, [el ritmo de contagios] es superior en los asistentes. Puede ser que este cribado no fuera tan efectivo como tendría que haber sido”, ha lamentado la secretaria de Salud Pública. En el Canet Rock y, sobre todo, en el Cruïlla, en cambio, sí se nota el efecto cribado, y los primeros días tras el festival se registran más casos en el grupo de control. En cualquier caso, en los tres festivales se observa que, tras los primeros días, la transmisión aumenta entre los participantes por encima del grupo de control.
Carme Cabezas ha apuntado, además, que “una parte pequeña, el 0,45% de las 49.570 [271] personas fueron al festival teniendo un test de antígenos previo positivo”. La secretaria de Salud Pública ha vuelto a insistir en la necesidad de cumplir las cuarentenas cuando hay una prueba diagnóstica positiva y también, independientemente del resultado inicial del test, cuando una persona es contacto estrecho de un individuo infectado. Los 10 días de aislamiento hay que cumplirlos en cualquiera de las circunstancias, ha recalcado.
Para Toni Trilla, jefe de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, los datos “sorprenden relativamente”: “Ha habido más contactos de los que se pensaba y la explicación fundamental la ves cuando miras las imágenes de los conciertos. Había personas que estaban muy próximas y no todo el mundo usaba mascarillas. Probablemente, este contagio mayor tiene que ver con que ese momento circulaba la variante delta [más contagiosa] y las medidas de control fallaron”, sostiene el especialista. Además, agrega, los test de antígenos no son la panacea y “fiarlo todo a pruebas masivas es arriesgado”.
“Tienes una probabilidad de haber dado negativo y no serlo”, recuerda Trilla, pues los test de antígenos tienen cierto margen de error, sobre todo entre asintomáticos y fuera de los primeros tres o cinco días de infección. Alberto Infante, profesor emérito de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, coincide en que los análisis “tienen un éxito relativo en zonas de alta transmisión y en contextos muy específicos”: “Si no tienes síntomas, te da negativo el test y no sabes de qué contexto epidemiológico viene esa persona, la utilidad es relativa. Te pueden salir un 20% de falsos negativos y puede haber un escape”, arguye. Y concluye: “La conclusión es que no se cumplieron las medidas de control y las que se cumplieron, como los test masivos, no bastaron”.