“Es la edición de la esperanza, la de sacar al cine de las tinieblas”

Vuelve en estos días complicados el BCN Film Fest, uno de los festivales más imaginativos, estimulantes y queridos del panorama cinematográfico barcelonés, y que además trae bajo el brazo, entre otros invitados, nada menos que a Johnny Depp. El certamen, oficialmente Festival Internacional de Cinema de Barcelona-Sant Jordi, arranca su q...

Vuelve en estos días complicados el BCN Film Fest, uno de los festivales más imaginativos, estimulantes y queridos del panorama cinematográfico barcelonés, y que además trae bajo el brazo, entre otros invitados, nada menos que a Johnny Depp. El certamen, oficialmente Festival Internacional de Cinema de Barcelona-Sant Jordi, arranca su quinta edición el jueves a las 19,30 horas en los cines Verdi con Una joven prometedora, ópera prima de la realizadora Emerald Fennell que cuenta con cinco nominaciones a los Óscar incluida mejor película. Hasta el 23 de abril se proyectarán, con precios populares, estrictas medidas de seguridad y bajo la advocación de Chaplin, al que se dedica un ciclo al que asistirá su nieta Carmen Chaplin, 60 películas de 24 países, incluidas 4 estrenos mundiales, agrupadas en las seis secciones del festival.

En el programa hay de todo, siempre con un aroma literario marca de la casa: hay películas sobre Dylan Thomas y sus 18 whiskys dobles (Last call, con John Malkovich), J. D. Salinger (Sueños de una escritora en Nueva York), D’Annunzio (El poeta y el espía), basados en obras de Murakami (Tokio Blues) y Rabindranath Tagore (Charulata), o con toques de Samuel Beckett (Un triunfo, sobre presos que ensayan Esperando a Godot); pero también una cita con Isabella Rossellini en las ruinas de Pompeya, una adaptación del best seller Penguin Bloom, sobre un ama de casa paralítica (Naomi Watts) que halla consuelo en la compañía de una simpática corneja o una peli de vikingos (Valhalla Rising).

Es difícil olvidar, en esas sesiones que deja siempre el BCN Film Fest para la memoria, la clausura del año pasado, el 2 de julio, con Sound of metal, la historia del batería de heavy que se queda sordo, con el cantante de Sopa de Cabra y a la sazón miembro del jurado Gerard Quintana embozado en la butaca de al lado. “Era una apuesta de cine superindependiente que nos costó mucho tener”, recuerda Conxita Casanovas (Barcelona, 58 años), la directora del festival. “Estoy muy contenta porque tiene ¡seis nominaciones a los Oscars!, incluida mejor película y mejor actor (Riz Ahmed). Me llenan de alegría estas cosas. Y la película que inauguró, Uno para todos ha ganado el premio del público del festival de Nancy. Vamos por buen camino. El filme inaugural esta vez, Una joven prometedora, ha ganado ya dos BAFTA…”.

El momento, desde el punto de vista epidemiológico, es malo. “También lo era el año pasado, aunque entonces, en verano, daba la sensación de que estábamos saliendo. Era un espejismo. Este año me levanto cada mañana mirando el WhatsApp a ver si hay algún retroceso, nos vamos acercando a la inauguración con alguna preocupación. No tengo claro si estamos mejor que la edición pasada, probablemente sí: no hay tanto miedo. Hay mucha prudencia, todo parece pendiente de un hilo, pero no hay que perder la calma. El objetivo es subirle a la gente el ánimo, levantar la moral, repetir el mantra de que la cultura es segura, gritar ‘¡ponga un cine en su vida!’. Es la edición de la esperanza, de ayudar a sacar el cine de las tinieblas”.

Casanovas deplora no poder, con los aforos reducidos al 50% y sin sesiones nocturnas, dar satisfacción a todos los que han querido comprar entradas. “El cartel ha tenido mucho tirón, por las películas y por los invitados, como Depp (El fotógrafo de Minamata) e Isabelle Huppert (Mamá Maria), que han animado mucho y ayudan a posicionar el festival en el circuito internacional y en el de la propia ciudad. Me apena que se hayan acabado las entradas para varias sesiones, entre ellas la de El olvido que seremos, de Fernando Trueba, de la que mucha gente ha leído la novela, de Héctor Abad Faciolince”.

De Depp y Huppert, Casanovas explica que vienen ambos con el director de la película que interpretan, y que todo ha cuadrado felizmente, aunque sigue cruzando los dedos. De El fotógrafo de Minamata, en la que el actor encarna –”más bien se fusiona”- con el protagonista, un reportero gráfico que denuncia un caso de envenenamiento por mercurio, señala que se trata de un Johnny Depp comprometido, lejos de la imagen de Jack Sparrow, aunque no se le puede negar al pirata cierto compromiso con el medio marino. El Depp de The brave o Richard dice adiós, “el actorazo más allá del disfraz”. Conxita Casanova recuerda que ella misma lo entrevistó hace 27 años en una anterior visita del actor a Barcelona en la época de Quien teme a Gilbert Grape. “Lo trajo Antoni Llorens, de Lauren Films, a un encuentro al que también vinieron Gwyneth Paltrow, Monica Bellucci y Val Kilmer”. De su venida ahora dice que no ha sido exigente, aunque no sabe qué pedirá una vez esté aquí. “No podremos llevarle al Godó o al Camp Nou, ni montarle una fiesta”, reflexiona. Tendrá que limitarse a alguna actividad cultural como la visita a la Sagrada Familia que hizo Jeremy Irons.

De la programación, dice que la selección está muy cuidada, “dentro de lo que permitía el tablero de ajedrez”. Le gusta destacar el filme iraní Yalda, la noche del perdón, el de clausura, Entre rosas, el dominicano Hotel Coppelia, sobre unas prostitutas en pie de guerra; los que tratan de Dylan Thomas, D’Annunzio y Salinger, El buen traidor, historia japonesa de espionaje en la II Guerra Mundial; “joyitas” como La mujer del espía, El olvido que seremos, el documental sobre Paolo Conte. “Hay un apartado de comedia muy potente (Cinema amb gràcia), en un año ideal para el género, como Ladies of Steel, sobre tres abuelitas a lo Thelma y Louise, Poliamor para principiantes, El triunfo o el remake de Un espíritu burlón, basado en la obra de Noël Coward. Los clásicos son “el básico de armario” de un buen festival, afirma. Ahí están el ciclo de Chaplin, la sección japonesa “con las tres K”, Kurosawa, Kitano, Koreeda, sin olvidar al gran Ichikawa de El arpa birmana. En recuerdo del 75º aniversario de Fotogramas se proyectará La bella y la bestia de Cocteau, película de la que se trataba en el primer número de la revista.

“El arraigo en la ciudad”, que este año se manifiesta en el aumento de espacios (Casa Seat, Instituto Francés, CaixaForum), y “hacer que la cultura sea más participativa”, utilizando el cine para descubrir otros ámbitos culturales, son dos de los objetivos del BCN Film Fest. “Nos interesa especialmente la interrelación del cine y el libro, y buscamos más sinergia con las editoriales, a las que podemos aportar lectores nuevos; aunque somos conscientes de que estos días de Sant Jordi son días difíciles para ellas…”.

Jurado y premio de honor del festival

El quinto BCN Film Fest cuenta con un jurado de campanillas para la sección oficial: Laia Marull, Mario Gas (como presidente) y Jaume Balagueró. “Bromeamos diciendo que tenemos una actriz y dos directores y un director y dos actores, porque Mario es las dos cosas. Es un lujazo de juradoi. El más fácil parecía ser Balagueró, que vive puerta con puerta con los Verdi, pero está metido en su nueva película y le he tenido que rogar ‘¡ven, ni que sea en pijama!’”. Casanovas dice que cuando ficharon a Gas y Marull no cayeron inicialmente en la cuenta de que habían trabajado juntos (en Lulú, de Wedekind, e Incendis, de Mouawat). “La conexión que significan ambos de cine y teatro remarca la apuesta cultural del festival”, señala la directora.

La ceremonia de inauguración del festival incluirá la entrega por parte de Agustí Villaronga a la productora y directora durante 8 años de la Academia del Cine Catalán Isona Passola del Premio de honor del festival.