Barcelona sale de la alarma con una sobremortalidad de 3.434 personas

Se han confirmado 15.000 casos, la incidencia de la enfermedad ha sido de 712 casos por cada 100.000 habitantes y ha tenido un patrón socioeconómico, con más casos en los barrios pobres

El acceso a Barcelona por la Meridiana, en abril pasado, en pleno confinamiento.Albert Garcia

La pandemia del coronavirus se ha saldado en Barcelona con 15.136 casos confirmados (3.200 en residencias), una incidencia de 904 casos por cada 100.000 habitantes (712 casos si se restan las residencias) y un exceso de mortalidad de 3.434 personas. Son cifras que ofrece la web ...

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La pandemia del coronavirus se ha saldado en Barcelona con 15.136 casos confirmados (3.200 en residencias), una incidencia de 904 casos por cada 100.000 habitantes (712 casos si se restan las residencias) y un exceso de mortalidad de 3.434 personas. Son cifras que ofrece la web #Covid19AlDiaBCN de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), a partir de datos recogidos entre el 26 de febrero y el 18 de junio. Con la ciudad ya en la nueva normalidad, el compendio de cifras y gráficos elaborados por la agencia municipal retratan cómo, cuándo y dónde ha sido la incidencia de la Covid-19 en Barcelona.

Con la enfermedad en la capital catalana desde finales de febrero, el mayor pico (y el primero) se produjo el 26 de marzo, con 612 casos, y hubo otros cuatro días con más de 350 diagnosticados diarios a mediados de abril, cuando se entró en las residencias de mayores a hacer test. A partir de mayo, los casos diarios diagnosticados caen a cien o menos, hasta la actualidad, cuando en la última semana la jornada con más diagnósticos se contabilizaron 16. El recuento de casos se basa en tests PCR positivos y está influenciado por el número de pruebas realizadas durante la crisis.

La gerente de la ASPB, Carme Borrell, explica que el conteo se realiza con pruebas PCR porque con los test serológicos (que indican si se ha tenido la enfermedad) no se puede saber la fecha del diagnóstico. Y apunta que probablemente los casos sean más, porque al comienzo no se hicieron test. Las cifras de los Centros de Atención Primaria, indica Borrell, muestran que han diagnosticado el doble de casos: sumando casos confirmados con PCR y posibles (con síntomas compatibles con el virus). Los datos también muestran que la mayor parte de los casos corresponden a personas mayores de 55 años. Y a mayores de 75 años si se trata de residencias.

Es interesante la información sobre la incidencia de casos por cada 100.000 habitantes por barrios: los que han sufrido una mayor incidencia son la Marina del Prat Vermell (Sants-Montjuïc) y de manera general a los distritos de Horta-Guinardó y Nou Barris (el distrito con menores rentas). La incidencia menor se encuentra en los dos distritos más ricos (Les Corts y Sarrià-Sant Gervasi). “Como en todas las enfermedades, en el coronavirus también hay un patrón socioeconómico”, resalta Borrell sobre datos que muestran claramente una mayor afectación en zonas con una mayor privación económica.

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El barrio con mayor incidencia es la Marina del Prat Vermell (en Sants-Montjuïc, también con rentas muy bajas), con 2.327 casos por 100.000 habitantes, siete veces más que los 315 del Raval o el Gòtic (Ciutat Vella), o cuatro veces más que los 470 casos de Pedralbes o los 465 de Sarrià. En Nou Barris destacan la Guineueta con 1.311 casos o Roquetes con 1.207. Y en Horta-Guinardó, Montbau y Vall d’Hebron, rozando los 1.300 casos. La baja incidencia de la Covid-19 en Ciutat Vella, con rentas bajas y alta densidad de población, ha sorprendido a los expertos, admite Borrell, que apunta, como hipótesis, a que es un distrito joven.

Sobre la mortalidad, a falta del registro oficial, la ASPB optó por contabilizar los entierros en la ciudad y compararlos con la media de las mismas fechas durante la última década: el resultado da un exceso de fallecidos de 3.434 personas. Una cifra no atribuible directamente a la covid-19, pero que da idea de los estragos del virus. Borrell apunta que habitualmente a lo largo de un año en Barcelona mueren entre 16.000 y 17.000 personas: 3.400 muertes de más sería un 21% más de defunciones. “Hasta finales de año no sabremos si son más, porque podría ser que el virus haya adelantado defunciones de personas mayores”, argumenta. El día que se registró el mayor exceso de mortalidad fue el 31 de marzo, con 136 defunciones más que la media de la última década.

También señala Borrell que en el exceso de mortalidad la mayoría de mayores de 75 años son mujeres, porque su esperanza de vida es mayor. En cambio, si se mira la incidencia, es superior en los hombres, porque en número son menos individuos cuanta más avanzada es su edad.

Y por último destaca los datos sobre el número básico de reproducción (Rt): la cifra media de casos nuevos que cada persona enferma puede infectar en un periodo, en este caso siete días. Coincidiendo con la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo, la Rt era de 6,9, una cifra altísima si se tiene en cuenta que el objetivo es poder estar por debajo del 1. La Rt inferior a 1 se alcanzó a finales de marzo, lo que muestra la eficacia del confinamiento.

Borrell pone en valor el seguimiento exhaustivo y la publicación de los datos diarios. A partir de datos como la Rt, o la incidencia por barrios, su conocimiento “ha servido para tomar decisiones políticas apoyándose en datos”. Decisiones como dónde hubo que acercar comida a enfermos o mayores; o dónde insistir con profesionales en la calle para que los vecinos cumplieran el confinamiento.

La renta, las condiciones de vida y de trabajo influyen

La misma ASPB publicó hace unas semanas el artículo "Desigualdades sociales y Covid-19 en Barcelona". En la incidencia de la enfermedad ha influido el género, con una mayor incidencia y mortalidad en los hombres, porque su sistema inmunitario es más débil que el de las mujeres, algunas enfermedades crónicas tienen más incidencia en hombres y la prevalencia del tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol es superior. Con todo, las mujeres son también vulnerables porque la feminización de oficios vinculados a los cuidados hace que estén más expuestas y su peor condición socioeconómica se acentúa durante el confinamiento, apunta el texto.

Otro factor de desigualdad se ha mostrado sobre el territorio, con mayor incidencia de la enfermedad en los barrios más pobres y menor en los más ricos. Las condiciones de vida y trabajo también pueden estar relacionadas con el patrón geográfico de la enfermedad, y se suman a las desigualdades de renta. Por ejemplo, los pisos más pequeños (que dificultan las distancias) están en los barrios más humildes, y las condiciones de empleo también favorecen la transmisión, porque “es muy probable que las personas trabajadoras de clases sociales más desfavorecidas se puedan ver forzadas a retomar su actividad o no poder seguir medidas de prevención”.

El texto apunta, además, que “la pandemia podría ampliar las desigualdades sociales, y por lo tanto, las desigualdades sociales en salud a causa de las consecuencias del confinamiento y del impacto económico y social que se derivará de ellos”.

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