Barcelona se prepara para el cierre temporal de la mayoría de hoteles

El gremio hotelero y la Generalitat trabajan en la cesión de tres establecimientos para convertirlos en hospitales

El hotel Almanac, en la Gran Vía de Barcelona.CARLES RIBAS

Barcelona se puede convertir en una ciudad sin apenas plazas hoteleras en los próximos días. La gran mayoría de los establecimientos está preparando su cierre temporal antes del 1 de abril por el impacto de la crisis del coronavirus que ha dejado a la ciudad prácticamente sin visitantes. El gremio hotelero trabaja en la cesión de tres establecimientos para convertirlos en hospitales atendiendo a las peticiones que habían hecho desde el Departamento de Salud. El Consistorio barcelonés anunció este lunes un paquete de medidas f...

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Barcelona se puede convertir en una ciudad sin apenas plazas hoteleras en los próximos días. La gran mayoría de los establecimientos está preparando su cierre temporal antes del 1 de abril por el impacto de la crisis del coronavirus que ha dejado a la ciudad prácticamente sin visitantes. El gremio hotelero trabaja en la cesión de tres establecimientos para convertirlos en hospitales atendiendo a las peticiones que habían hecho desde el Departamento de Salud. El Consistorio barcelonés anunció este lunes un paquete de medidas fiscales para el sector del comercio y la restauración.

La semana pasada, antes de que se decretara el estado de alarma, la ocupación hotelera de la ciudad ya había caído a cifras de ocupación que apenas superaban el 20% en los de cuatro y cinco estrellas. La marcha masiva de turistas desde el jueves y la cancelación de todo tipo de congresos y convenciones ha precipitado el vacío casi total en muchos hoteles. En estos días se está trabajando en la forma de agrupar a los visitantes que todavía están hospedados en algunos hoteles de una ciudad que tiene algo más de 82.000 plazas. Una circular interna del gremio de hoteleros informaba del proceso de cierre temporal de la gran mayoría de los establecimientos de la capital. Tres de estos, quedarían a disposición para la atención sanitaria.

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Para paliar el efecto económico de la crisis del coronavirus, el Ayuntamiento de Barcelona ha optado por aplazar o suspender el pago de tributos municipales, sobre todo porque ve probable que la situación de alarma se prolongue más allá de dos semanas. El primer paquete de medidas urgentes está dirigido al sector económico, especialmente al de la restauración y el comercio. El Consistorio no cobrará la tasa de recogida de basuras, devolverá la de terrazas a los restauradores mientras dure la crisis y se aplazará a septiembre el cobro de la tasa turística de los hoteles.

Las medidas fueron anunciadas por el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, Jaume Collboni. El aplazamiento o la devolución de uno de los principales impuestos municipales, como es el IBI —que también pagan los vecinos—, no fue concretado más allá de que el Consistorio habló de realizar “planes individualizados de aplazamiento o fraccionamiento de los tributos para cada ciudadano o empresa”. Para ello creará una Oficina Tributaria de Atención y Asesoramiento.

Tanto el sector de la restauración como el del comercio ya habían urgido al Ayuntamiento a tomar medidas para paliar el cierre obligado de persianas. Desde el viernes, la inactividad es la regla y solo trabajan los establecimientos de alimentación, comida para llevar, farmacias, estancos, oficinas bancarias o quioscos. Los restauradores respondieron al anuncio expresando “profunda” decepción por las medidas fiscales adoptadas porque se “limitan” a cumplir lo que otras administraciones han decidido y porque las limitan al estado de alarma: “La frenada económica tendrá efectos en todo 2020”, alertaron.

Para la restauración, Collboni precisó que en una segunda fase se “estudiará” la posibilidad de hacer cambios en las licencias de las terrazas si los negocios quieren ajustar la oferta a una demanda que ya se prevé que caerá durante un tiempo. “Se trata de un primer paquete de medidas que se irán ajustando en la medida de los acontecimientos porque no se puede tener seguridad de nada, tampoco de que esta situación no dure más de lo que nos pensamos”, explicó Collboni a EL PAÍS. Una sensación compartida por otros responsables municipales, entre ellos el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle: “La activación de la alarma está prevista para 15 días, pero el Consistorio trabaja también en el escenario de prolongación. Iremos haciendo ajustes en el día a día”, admitió.

Batlle insistió en la necesidad de reducir al mínimo la movilidad y emplazó a otras administraciones a “restringir todavía más” y acotar a los “servicios esenciales” los supuestos en los que la ciudadanía puede salir de casa para trabajar. El edil llamó “al sector privado a facilitar el teletrabajo para reducir los desplazamientos”.

Más metros en hora punta y el servicio del Bicing, parado

En el metro de Barcelona se vivió este lunes a primerísima hora de la mañana una “afluencia inesperada” de pasajeros, reconoció un portavoz de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). Los viajeros avanzaron a antes de las siete de la mañana la hora punta, lo que en tramos de la L1 y la L5 provocó aglomeraciones de personas que imposibilitaron establecer las distancias recomendadas para evitar el contagio de la Covid-19. Para evitar que se repita la situación, la empresa reforzará este martes el metro en ambas líneas. También contempla hacer controles de acceso en las estaciones.

TMB no se esperaba esa afluencia de viajeros, que se había reducido más del 70% durante el fin de semana y, de hecho, cayó hasta el 80% durante el resto de este lunes. Por la tarde, en la hora punta, no se registraron aglomeraciones significativas de pasaje, según pudo comprobar este diario.

Por otra parte, el ejecutivo municipal decidió suspender completamente el servicio de bicicletas públicas Bicing. “Es un transporte importante, pero no estamos en condiciones de garantizar la higiene de las bicicletas, las manos van directas al manillar”, defendió la concejal de Salud Gemma Tarafa ante las críticas que la decisión provocó en las redes sociales. / R. CARRANCO

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