El Rey habla en la ONU una década después para solemnizar la condena de España a la masacre de Israel en Gaza
Fuentes del Gobierno esperan un mensaje contundente de Felipe VI en un asunto que tensa al PP internamente
Nueve años después de su última intervención en la ONU, en 2016, cuando aún llevaba poco tiempo en el puesto de jefe del Estado, Felipe VI vuelve a Nueva York en un momento decisivo, con toda la atención centrada en Gaza y la presión sobre Israel ...
Nueve años después de su última intervención en la ONU, en 2016, cuando aún llevaba poco tiempo en el puesto de jefe del Estado, Felipe VI vuelve a Nueva York en un momento decisivo, con toda la atención centrada en Gaza y la presión sobre Israel con el reconocimiento de Palestina que van haciendo en cascada varios países europeos. La Zarzuela guarda con reserva el texto final del discurso, que ha sido debatido con el Gobierno, pero distintas fuentes del Ejecutivo esperan que sea muy contundente en lo que tiene que ver con Gaza.
El Gobierno desearía que Felipe VI hablara abiertamente de genocidio, como lo hace Pedro Sánchez y varios jefes de Estado en sus discursos en la ONU, pero será Zarzuela quien decida y es posible que no utilice esa palabra. El PP la rechaza. Si el Rey la usara, dejaría fuera de juego a Alberto Núñez Feijóo. Pero a la vez es la posición clara del Gobierno en la que coinciden muchos otros países, como ha quedado en evidencia en las primeras dos jornadas de la Asamblea General de la ONU.
En cualquier caso, el discurso del Rey irá en la línea del que pronunció hace una semana en Egipto, donde defendió la creación de un “Estado palestino viable”. El monarca exigió que incluya Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este y que “conviva en paz y seguridad con Israel”, y además criticó la “crisis humanitaria insoportable” y las “incontables víctimas” que ha provocado la invasión de Gaza por parte de Israel. Las palabras de Felipe VI achicarán aún más el espacio del PP, que ha ido moviendo su posición y ahora incluso se muestra dispuesto a apoyar el reconocimiento de Palestina siempre que Hamás no esté en la ecuación. Es algo parecido a lo que está diciendo la italiana Giorgia Meloni, que se ha quedado muy sola en Europa ―con Alemania, pero ahí por motivos históricos― en su rechazo al reconocimiento de Palestina, y ha sufrido ya una huelga general por este asunto y protestas importantes en las calles italianas. El PP ha visto como Portugal, gobernada por un socio suyo del PPE, también ha reconocido a Palestina, además de Francia, Canadá, Australia y varios europeos más pequeños. El discurso del Rey, en cualquier caso, estará muy alejado de las posiciones más extremas dentro del PP, como la de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, claramente alineada con Benjamín Netanyahu.
Sánchez, según fuentes del Ejecutivo, está muy satisfecho de ver que casi un año y medio después varios países clave dan el mismo paso que España en el reconocimiento de Palestina, algo en su momento muy criticado por el PP. Por eso el discurso del Rey cobra especial relevancia, porque cualquier paso que dé en línea con la posición oficial del Gobierno, esto es el reconocimiento de Palestina y la condena del “genocidio” en Gaza —Feijóo ha dado el salto a la palabra “masacre”, pero rechaza pasar de ahí— tendrá una repercusión política evidente. El debate entre el Gobierno y La Zarzuela ha sido intenso, como es habitual con los discursos importantes como este, pero al final la decisión de los términos precisos corresponde al equipo del jefe del Estado y a él mismo.
El PP dejó clara su posición en contra de esta palabra y este martes pidió expresamente en la Junta de Portavoces del Congreso que la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, no pronunciara el término “genocidio” en la introducción que iba a hacer al comienzo de la sesión plenaria al minuto de silencio por las víctimas en Gaza —Armengol la pronunció—, una propuesta formulada por Sumar la semana pasada. Esa petición tensó la reunión de Junta de Portavoces, mientras Vox no se sumó al minuto de silencio porque exigía eliminar cualquier mención a Palestina.
Gaza ocupa casi todo el espacio en la cumbre de la ONU, pero el Rey también apunta en otros sentidos que también se acercan a las posiciones que mantiene el Gobierno de Sánchez. En su discurso ante la colectividad española en Nueva York en una recepción en la residencia del embajador ante la ONU, Héctor Gómez, el Rey dijo que “el multilateralismo inclusivo y reforzado es la herramienta más eficaz para responder a los grandes desafíos de nuestro tiempo”. “Defendemos el papel central de las Naciones Unidas en la protección de un orden internacional basado en reglas y en el respeto del Estado de derecho”, remató el jefe del Estado.
Si se mira con perspectiva del último discurso del rey en la ONU hace 10 años, por el 70 aniversario, el cambio de la situación es radical, y ahora EE UU pone en cuestión este orden basado en reglas y la propia ONU, a la que Donald Trump despreció en su discurso ante la asamblea general.
En la delegación española causó mucho impacto lo que dijo Trump en una caótica intervención en la que llegó a plantear que en Londres reina la sharia, la ley islámica y que Europa se va “al infierno” por la “invasión de inmigrantes ilegales”. Sin embargo, Sánchez optó por no contestar públicamente a Trump y pasar un martes de perfil bajo, con bilaterales discretas y sin intervenciones públicas que puedan suponer un choque directo con el presidente de EE UU.
De hecho el presidente canceló, oficialmente por cuestiones de agenda de bilaterales que se retrasaron, dos entrevistas que tenía cerradas con CNN y Bloomberg sin dar muchas explicaciones. El caso de la estrella de la CNN Christiane Amanpour, que llegó a anunciar la entrevista en directo, es especialmente llamativo porque Sánchez le ha concedido varias entrevistas y siempre le concede mucha importancia.
El presidente evitó así el choque con Trump después del impacto de su discurso brutal contra la inmigración, la ONU, la energía limpia, el cambio climático y la visión progresista del mundo. Fuentes del Gobierno se limitaron a señalar que, entre todos los discursos del día, el Ejecutivo defiende la del secretario general de la ONU, opuesta radicalmente a Trump, pero no hubo críticas directas al presidente de EE UU por parte de la delegación española. De hecho la vicepresidenta tercera, Sara Aagesen, que estaba sentada con Sánchez escuchando a Trump, evitó criticarle abiertamente en un encuentro con la prensa en Nueva York. “Ha sido un discurso muy de Trump. Hay distintas visiones, España defiende la del secretario general de la OTAN. Hay que combatir el negacionismo con la verdad”, se limitó a señalar. También José Manuel Albares, ministro de Exteriores, evitó cargar las tintas en una entrevista en la Cadena SER: [La de Trump] es una visión muy alejada de la política exterior de España”, señaló. Sánchez sí tendrá ocasión de contrastar con Trump en la rueda de prensa del miércoles en Nueva York, ya después del discurso del rey Felipe VI.