Escolares de Navarra contra la falta de ética política: “Nos preocupa muchísimo la tensión creciente”
Alumnado del colegio Larraona Claret envía a los grupos parlamentarios del Congreso un “contrato” para que se comprometan a no insultar, mentir o manipular
Hace dos años publicaron un código ético para políticos y en marzo de 2024 denunciaron el flagrante ...
Hace dos años publicaron un código ético para políticos y en marzo de 2024 denunciaron el flagrante incumplimiento de quienes lo habían firmado. Entre ellos, Alberto Núñez Feijóo, Cuca Gamarra, Patxi López, Miguel Ángel Guterres y seis de los ocho candidatos a la alcaldía de Pamplona en las últimas elecciones. Ahora, alumnado del colegio Larraona Claret de Pamplona ha dado un paso más y ha publicado un “contrato ético”. Buscan un compromiso explícito de quienes nos gobiernan con los verdaderos valores de la política. “Sabemos que nos van a tachar de chavales bienintencionados, ingenuos, idealistas, pero a las personas que lo hagan queremos decirles: ¿están ustedes ofreciendo a la sociedad algo más constructivo? ¿Tienen una propuesta mejor?”, plantea Xabier Fernández (18 años).
El motivo que les ha impulsado a crear el contrato es la “decepción generalizada de la gente hacia los políticos”. “Nos preocupa muchísimo la tensión creciente, la polarización, esa sensación de que el odio se va abriendo camino y la aparición de los primeros síntomas de violencia social”, expresa Marina Sainz de Urturi (17 años), alumna de 2º de Bachillerato. Desafección que tiene entre sus causas “la poca altura de nuestros dirigentes, la cortedad de miras”. “Tragedias como la dana o los incendios de este verano han retratado con toda su crudeza el bajísimo nivel de nuestros responsables políticos”, apunta.
El alumnado aclara que se está refiriendo a los “responsables de las formaciones políticas y a las personas que ostentan los principales puestos de responsabilidad” porque hay “miles de personas en nuestros pueblos y barrios que se dedican a la política en tercera fila por amor al arte y que lo hacen desde su compromiso altruista y generoso”. “Sabemos que entre ellos hay personas de mucha talla política, personal y ética”, añaden.
No es la primera vez que impulsan una iniciativa similar. Fueron recibidos en el Ayuntamiento de Pamplona, en el Parlamento de Navarra, en el Congreso de los Diputados, donde dirigentes de varias formaciones firmaron el primer código ético que impulsaron. “Fueron bonitas y cordiales recepciones, pero hay que decir que el código se quedó ahí, no pasó de eso”, reconoce Sainz de Urturi. Después de eso, acudieron al Defensor del Pueblo de Navarra y pidieron comparecer tanto en comisión parlamentaria como municipal para pedir la adhesión de sus miembros a su iniciativa por una política más limpia: “No fue posible”.
Por eso, y de la mano de profesores de Ética, periodistas, políticos y otros ciudadanos, han creado un contrato ético que recoja “los mínimos éticos exigibles por los ciudadanos a nuestros gobernantes”. Son cinco puntos que se dirigen “a toda persona que ostente cargos públicos de representación política, puestos de responsabilidad en las distintas administraciones y organismos públicos de nuestro país”.
El contrato reza:
1. Tengo prohibido insultar o descalificar a los adversarios políticos debiendo tratarles siempre con el debido respeto.
2. No puedo mentir, manipular informaciones, crear o difundir bulos.
3. En la medida de mis posibilidades, tengo el deber de atender a todos los medios de comunicación, sin excepción ni limitación de ningún tipo.
4. Me comprometo a hacer por sentarme, escuchar y dialogar con el adversario político, buscando acuerdos sobre los graves problemas y desafíos de mi país, comunidad autónoma o municipio.
5. Abandonaré mi cargo ante sentencia firme por corrupción o cautelarmente ante apertura de investigación judicial o sospechas fundadas y serias de delito.
El incumplimiento de las cláusulas primera, segunda, tercera y cuarta del presente contrato supondrá un grave daño ético de este representante a la sociedad a la que sirve, quedando manifiesta y pública su incapacidad para el cargo en caso de perseverar en el mismo. El cumplimiento de la cláusula número cinco deberá suponer la dimisión del cargo o, en su defecto, el cese inmediato o cautelar de la persona implicada.
Son conscientes de que existe la posibilidad de que este contrato, igual que el código, caiga en saco roto. Contemplan, dice Fernández, tres escenarios: “Primero, que esta iniciativa no encuentre eco. Esto sería muy preocupante. Segundo, que lo encuentre, pero sea un eco estratégico y sin convicción. Esto sería muchísimo más preocupante. No hay duda de que la tercera es la mejor opción. Los partidos y sus integrantes tienen que atreverse a afrontar este desafío, sabiendo que, si no lo afrontan, están debilitando nuestro país y dejándonos un problema muy serio a nosotros, los jóvenes”. De ahí que reten a quienes estén en contra del contenido a que se pronuncien públicamente: “¿De verdad que hay algún partido que esté en contra de estos compromisos? En el caso de que fuese así, por favor, que se diga públicamente. Que digan a la cara de la gente que a este país le va mejor estando divididos, que salgan y digan los motivos por los que no van a firmar”.
Lo han enviado ya a todos los partidos con representación en el Congreso, pero no se han quedado ahí. Quieren movilizar a la ciudadanía: “A los ciudadanos de nuestro país, a la gente de a pie, también queremos recordarles que nosotros tenemos responsabilidad en lo que está pasando y que todos estamos muy concernidos en dar la vuelta a esta situación”. Han abierto la posibilidad de adherirse públicamente al contrato ético a través de la plataforma change.org.