Magallón celebra el tercer entierro de 17 vecinos fusilados en 1936
Los forenses han logrado identificar a cuatro de ellos en las criptas del Valle de Cuelgamuros. Las autoridades franquistas trasladaron sus cadáveres en 1959 al mausoleo sin el consentimiento familiar
Casi 89 años después del asesinato y otros 66 tras el robo de los cadáveres por parte de las autoridades franquistas para trasladarlos al Valle de los Caídos, hoy llamado de Cuelgamuros, 17 vecinos de Magallón (Zaragoza) volvieron este miércoles a casa. El alcalde del pueblo, Esteban Lagota, ha podido enterrar a su abuelo, Esteban Jiménez Ezpeleta, con su abuela, Emilia, y una placa que dice: “Te segaron la vida, pero tu mem...
Casi 89 años después del asesinato y otros 66 tras el robo de los cadáveres por parte de las autoridades franquistas para trasladarlos al Valle de los Caídos, hoy llamado de Cuelgamuros, 17 vecinos de Magallón (Zaragoza) volvieron este miércoles a casa. El alcalde del pueblo, Esteban Lagota, ha podido enterrar a su abuelo, Esteban Jiménez Ezpeleta, con su abuela, Emilia, y una placa que dice: “Te segaron la vida, pero tu memoria sigue presente”. “A mi padre, que tenía nueve años cuando mataron al suyo”, relata, “le hubiera encantado ver esto, pero falleció en 2013″. También se llamaba Esteban. El homenaje, a falta de lugar donde llevarle flores, se ha hecho durante tres generaciones así, evocando su nombre, negándose a olvidarlo. “Yo tenía 13 meses cuando lo mataron”, explica Ángeles, que en abril cumplirá 90 años y sonríe con orgullo cuando las autoridades, ahora democráticas, hablan de su padre, el jornalero y miembro de UGT al que fusilaron en agosto de 1936 sin haber cometido delito alguno. En la carta de despedida a Emilia, escrita en un librillo de papel de fumar, el primer Esteban, anticipando el horror que aún estaba por venir, pedía a su familia que no se señalara. Pero el último Esteban es hoy alcalde de su pueblo, y el tercer entierro de Esteban Jiménez Ezpeleta, ahora sí, con nombre y apellidos, ha sido un acto público cargado de emoción y gratitud. Lo mataron -como a 16 vecinos que fueron enviados en 1959 a Cuelgamuros en dos cajas, la 2.034 y la 2.035- a escondidas, pero la localidad de 1.110 habitantes ha querido celebrar este miércoles su vida y ejemplo. “Actos como este sirven”, confió el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, “para que las generaciones más jóvenes conozcan las historias de los homenajeados, los que perdieron la vida por defender la legalidad democrática”.
Solo cuatro de los 17 asesinados cuyos esqueletos fueron trasladados de una fosa en Borja hasta el Valle de los Caídos han podido ser identificados. Sonia Chueca, de 36 años, bisnieta de uno de ellos, explica en Magallón, ante el abarrotado auditorio Ramón Salvador donde la familia recibió los restos, qué significa para ellos ese pequeño cofre y el informe pericial que lo acompaña. “Juan Chueca tenía cinco hijos. Todos quedaron desamparados y me impresiona pensar en mi bisabuela Eulalia, cómo los sacó adelante. Nos educaron en el respeto a los demás, en la solidaridad con los que más sufren, en los valores de mi bisabuelo, que fue fusilado sin causa y sin juicio. Me he preguntado muchas veces cómo sería su último momento, pensando en sus hijos. Hoy nos sentimos arropados institucionalmente, que es lo que nunca pudo tener mi bisabuela”. Chueca tenía 42 años cuando fue asesinado. Su hijo menor, Enrique, el abuelo de Sonia, falleció el verano pasado sin saber que en la gran fosa común del Valle de Cuelgamuros un equipo de forenses había logrado poner nombre a los huesos de su padre.
“Los hijos van desapareciendo”, lamentó el ministro de Política Territorial, “pero esa espina clavada en el corazón es una carga que nadie tendría que soportar. Esta es una batalla contra el reloj”. Torres se comprometió a tratar de devolver al mayor número posible de familias los restos de víctimas que fueron trasladadas sin su conocimiento al Valle de Cuelgamuros. Con los cuatro vecinos de Magallón, ya son 15 las víctimas identificadas en el mausoleo que Franco ideó para inmortalizar su victoria en la Guerra Civil. Traerlos de vuelta a casa no ha sido fácil. Francisco Etxeberria, el forense que, junto a Lourdes Herrasti, dirige las exhumaciones en el interior de las criptas, explicó que más de 20 personas participan en los trabajos, entre ellos, agentes de policía científica. “Estábamos entre lo muy difícil y lo imposible. De hecho, no identificaremos a todas las víctimas que buscamos, pero unas representan a otras”. El forense entregó al ministro el lápiz que llevaba una de ellas. “Estas son las armas que llevaban estas 17 personas. Este lapicero nos obliga a seguir escribiendo esta historia. Y cuando nos preguntan por qué hacemos esto, decimos: ‘Para consolidar los valores democráticos y reforzar el discurso de los derechos humanos’. ¿Quién no lo entiende?”.
Pilar Gimeno, presidenta de la asociación de familiares de los fusilados, (AFAAEM) y sobrina de uno de los identificados, Felipe Gil Gascón, agricultor y miembro de UGT asesinado cuando tenía apenas 27 años, recordó la lucha de la familia de Manuel Lapeña, que en 2016 logró la primera sentencia que autorizaba intervenir en las criptas del Valle de Cuelgamuros para tratar de recuperar los restos de los republicanos allí enterrados sin conocimiento de sus descendientes, como Pedro Peralta, albañil, el cuarto identificado genéticamente procedente de la fosa de Borja. “Por ese camino que abrieron transitamos ahora el resto de familias”. Una catarata de recursos ante los tribunales de grupos franquistas y antimemorialistas fueron retrasando esos trabajos. Manuel Lapeña falleció a los 97 años, en septiembre de 2021, sin saber que habían recuperado los restos de su padre del mausoleo “del verdugo”. También se llamaba así por él. La tarea continúa en el interior de las criptas.
A la entrega de restos también ha asistido la ministra portavoz, Pilar Alegría, aragonesa y secretaria general del PSOE en la región, quien ha descrito la ceremonia como “un acto de justicia”. El Gobierno de Aragón, presidido por el popular Jorge Azcón, ha derogado la ley regional de memoria a petición de Vox, aunque el Tribunal Constitucional ha dejado esa decisión en suspenso. El presidente aragonés llegó a enviar una carta repleta de mentiras e imprecisiones al secretario general de la ONU quejándose del informe de tres relatores de Naciones Unidas que, tras analizar la derogación de leyes autonómicas de memoria en los territorios donde los populares se apoyaban en Vox, alertaron de la violación de la normativa internacional sobre la materia y el aliento de teorías “revisionistas o negacionistas sobre graves violaciones de derechos humanos”. Preguntado por si las autoridades del PP habían sido invitadas a la ceremonia en Magallón, el ministro Torres explicó: “Nosotros siempre invitamos a todas las fuerzas políticas y a las instituciones del lugar respectivo. Me hubiese gustado que estuviesen hoy aquí, pero vuelvo a tender la mano al PP para que participe en los actos de conmemoración de 50 años de libertad”, en alusión al aniversario de la muerte de Franco, en 1975.