Feijóo empeora como presidenciable la nota que tenía Casado entre los votantes del PP cuando le echaron
Los expertos atribuyen su baja valoración, que contrasta con la primera posición del PP en las encuestas, a la ambigüedad y falta de coherencia de su discurso
En el barómetro político del CIS de enero, el último publicado y conocido el viernes, el porcentaje de los propios votantes del PP que reconocen espontáneamente preferir a Alberto Núñez Feijóo como presidente del Gobierno (39,5%) no solo es inferior al global de los preguntados que se decantan antes por Pedro Sánchez (42,1%) sino que es menor, incluso, que...
En el barómetro político del CIS de enero, el último publicado y conocido el viernes, el porcentaje de los propios votantes del PP que reconocen espontáneamente preferir a Alberto Núñez Feijóo como presidente del Gobierno (39,5%) no solo es inferior al global de los preguntados que se decantan antes por Pedro Sánchez (42,1%) sino que es menor, incluso, que el de los simpatizantes populares (43,8%) que contestaron esa cuestión en el peor momento del liderazgo de su antecesor, Pablo Casado, en febrero de 2022, justo antes de que su partido le defenestrase. Casado cosechó entonces 4,3 puntos más que ahora Feijóo entre los electores del PP.
El problema no es nuevo. Abunda en una nota sobre la valoración de su liderazgo que no ha dejado de caer desde que Feijóo llegó a la política nacional hace tres años. Ninguno de los responsables políticos nacionales aprueba, pero Sánchez sigue siendo en el último barómetro del CIS el político mejor valorado con una puntuación media de 3,93; seguido de Yolanda Díaz que logra un 3,89, Feijóo obtiene una nota de 3,52 y Santiago Abascal alcanza un 2,79. Pablo Casado, en ese aspecto, sí llegó a recibir incluso peor puntuación rozando el 3 en 2019.
En cuanto a la preferencia como presidente, Sánchez es el favorito para el 42,1% de los encuestados, sacando 24,4 puntos de ventaja a Feijóo, que lo sería para el 17,7%. Isabel Díaz Ayuso sería la primera seleccionada para el 9% del electorado y Yolanda Díaz para el 6,9%. Los expertos concluyen que esas lagunas de liderazgo de Feijóo tienen que ver con una falta de coherencia clara en su discurso, su proyecto y su relación con Vox.
Los sondeos oficiales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) están siendo muy cuestionados desde la llegada hace más de seis años a su presidencia del militante socialista José Félix Tezanos por la cocina con la que condimenta sus trabajos, pero los partidos no dejan de bucear en sus datos de campo y en los gráficos históricos para comprobar la evolución de sus estrategias y la opinión de los ciudadanos sobre sus líderes. Una de las preguntas clásicas más analizadas tiene que ver con qué responden espontáneamente cuando se les interroga sobre el perfil presidenciable de los distintos candidatos. No es una cuestión menor en el caso de los líderes nacionales.
Los datos del CIS de enero abundan en la misma línea que los registrados en el sondeo de diciembre y en otros anteriores. Y el asunto resulta más peliagudo cuando se inquiere a los que se reconocen como votantes del PP, ya que solo el 39,5% ven ahora que el actual líder del PP tiene opciones reales de alcanzar esa responsabilidad frente al 55,9% de los simpatizantes socialistas que le conceden esa posibilidad al actual jefe del Ejecutivo. En diciembre los populares que apostaban por un Feijóo más presidenciable eran el 40,9% y los socialistas que se decantaban por Sánchez el 62,4%.
En febrero de 2022, con el caso del pelotazo y las comisiones que cobró el hermano de Isabel Díaz Ayuso en lo peor de la pandemia, crisis que acabó con la carrera política de Pablo Casado, el entonces presidente nacional de los populares obtuvo un 43,8%. Un total de 4,3 puntos más que Feijóo ahora.
Feijóo fue propulsado unas semanas después a la presidencia nacional por los barones del PP y gran parte de la cúpula del partido que traicionó a Casado y en el primer CIS siguiente logró un significativo aprobado: 5,2. Desde entonces no ha dejado de caer y ya está en solo 3,52, pese a los crecientes problemas políticos, mediáticos y judiciales que han campado por el primer año de este tercer mandato de Sánchez en La Moncloa. Feijóo tiene ahí, por tanto, un problema específico justo cuando los socialistas bajan cuatro décimas en estimación de voto en el CIS de enero con respecto a diciembre, donde obtuvieron el 32,2%. El PP crece 1,3 puntos, se sitúa en el 29,7% y recorta su distancia con el PSOE a 2,1 puntos.
La receta gallega, en la política nacional
Los expertos consultados por EL PAÍS tienen claro su diagnóstico de la situación: creen que Feijóo no se ha adaptado ni en su estilo ni en su discurso a la política nacional. Xosé Manuel Núñez Seixas, el historiador y sociólogo gallego que lleva años analizando la trayectoria de Feijóo, lo resume sin tapujos: “No cuaja porque su línea es errática, su oratoria mejorable y no acaba de encontrar su papel. Rodeado de bulldogs como Miguel Tellado y otros para hacerle el trabajo sucio, creo que dárselas de estadista responsable que se erige en voz de la mesura y la alternativa no le funciona”. Seixas rememora lo que sucedió cuando Feijóo ejerció esa función de líder de la oposición en Galicia en 2009 en la etapa del bipartito: “Usó la misma receta, pero en Madrid hay más focos, está menos protegido mediáticamente, tiene a Isabel Díaz Ayuso como alternativa dura descarada y a Vox ya marcándole agenda por la derecha”.
Francisco José Llera, catedrático de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco, que estuvo años al frente del Euskobarómetro y estudiando el comportamiento de los políticos, subraya el contraste actual en la mala percepción sobre Feijóo con respecto a Sánchez, pero también con las puntuaciones que recibía cuando era presidente de la Xunta, con las que obtienen ahora mandatarios autonómicos como su sucesor gallego, Alfonso Rueda, Juanma Moreno (Andalucía) o la propia Ayuso (Madrid), o incluso con las buenas expectativas electorales del PP que dirige. “Todo apunta a que en el contexto actual de polarización extrema —ideológica y territorial— y de predominio de los discursos populistas, el liderazgo fuerte es el percibido con capacidad para gobernar con una mayoría absoluta o con alianzas viables y Feijóo no tiene, por el momento, aliados potenciales de carácter moderado o centrípeto. La alianza con Vox es centrífuga, inestable y de chantaje”. Llera sostiene que en estas circunstancias “salen reforzados los liderazgos nacionales que destaquen en esos registros frente a la moderación percibida o confundida como débil y ambigua, con un déficit de seguridad y/o certidumbre, aunque no lo sea”.
Paco Camas, director de investigación de opinión pública en IpsosSpain, resume su análisis sobre las carencias de Feijóo en dos factores: “La pérdida de apoyo y legitimidad entre los votantes de Vox, que no acaban de verlo como un político útil como contraposición a Sánchez y prefieren lógicamente a Santiago Abascal, pero después antes a Ayuso que a Feijóo; y que no ha conseguido el propósito para el que fue nombrado, que era ganar las elecciones para poder ser presidente en 2023, y la gestión de esa derrota″. Camas observa un paralelismo con el trayecto del propio Casado, al que sucedió: “Tiene el mismo baile y cambio muy rápido de posiciones políticas, con mucha facilidad, y eso desorienta a los electores, que no saben ubicarlo bien con claridad, a veces con opiniones cercanas a Vox y otras más centradas. Eso hace que no se le vea como un líder con una coherencia clara en su proyecto”.