Sánchez se ve con “dinero, proyecto y mayoría” para toda la legislatura

El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar este martes el plan de regeneración democrática pactado con Sumar. El presidente descarta adelantar elecciones incluso sin Presupuestos.

Pedro Sánchez, el viernes en La Moncloa, junto a los participantes de la reunión de ministros europeos con los ministros árabes del denominado 'Grupo de contacto árabe-islámico para Gaza', para abordar el conflicto entre Israel y Palestina.Álvaro García

El mundo se ve muy diferente desde el poder. Desde fuera, tras las últimas derrotas parlamentarias, la oposición trata de instalar la idea de que el Gobierno está acorralado y podría haber adelanto electoral en cualquier momento. Pero desde dentro, no solo en el Gobierno sino tambi...

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El mundo se ve muy diferente desde el poder. Desde fuera, tras las últimas derrotas parlamentarias, la oposición trata de instalar la idea de que el Gobierno está acorralado y podría haber adelanto electoral en cualquier momento. Pero desde dentro, no solo en el Gobierno sino también entre sus socios más estables, como el PNV, el análisis es casi el opuesto: hay Gobierno para rato. Pedro Sánchez y su equipo de máxima confianza multiplican estos días los contactos. El ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, comió el jueves con Andoni Ortuzar, presidente del PNV, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, cortejará a Junts a través de su secretario general, Jordi Turull. El objetivo es lanzar un mensaje claro a sus socios, al mundo económico, a su entorno, al PSOE, a Sumar: el Gobierno seguirá con o sin Presupuestos, pero no solo en modo resistencia, sino porque, aseguran, tiene mucho combustible para gobernar los tres años que le quedan.

Sánchez, explican en La Moncloa, tiene varios elementos fundamentales para seguir adelante: el primero, una buena situación económica. El segundo, mucho dinero para gestionar sin necesidad de acudir al Parlamento: los fondos europeos, que suponen el verdadero eje de transformación económica con miles de millones de euros en proyectos. “El proyecto económico de fondo no está en unos nuevos Presupuestos, porque ya hay tres aprobados con las líneas generales, sino en la ejecución de los fondos europeos”, dicen en el entorno del presidente. Y el tercero, una mayoría difícil pero suficiente para sacar adelante leyes al margen de los Presupuestos, el hueso más duro de roer por su implicación política.

Cada jueves, de forma muy discreta, se reúne la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, el corazón de gestión del Gobierno, presidida por Félix Bolaños. No sale en prensa, no se conoce públicamente su agenda. Pero en privado algunos de los presentes relatan que una espectacular cantidad de dinero se reparte cada semana, se gestiona, se adjudica, se controla, para que vaya después al Consejo de Ministros. La mayoría de esa lluvia de millones tiene muy poco eco en prensa y en el debate político. Pero esos fondos europeos son los que están haciendo una verdadera transformación de la economía del país. Y los que explican en parte que el Gobierno afirme estar tan tranquilo incluso aunque le tumben los Presupuestos. Sánchez y los suyos solo se pondrían realmente nerviosos, comentan, si el Congreso tumbara alguna reforma de la que dependan más entregas de fondos y los pusieran en riesgo. Pero nadie ve ese escenario como probable.

Algunos ministros incluso se burlan cuando leen las especulaciones sobre un adelanto electoral en 2025 si caen las cuentas. “Adelantar elecciones teniendo los fondos europeos, más de 200 leyes para desarrollar [aprobadas en la anterior legislatura] y mucho tiempo por delante para hacer política desde el Gobierno es suicida. Nadie se lo plantea”. “Hay fondos europeos hasta 2027, toda la legislatura. Hay tres Presupuestos aprobados. Y cada investidura es un infierno, como se vio el año pasado con la amnistía. Además el espacio a la izquierda del PSOE está débil y dividido. ¿Qué incentivos tiene Sánchez para ir a elecciones? Ninguno. ¿Por qué va a tirar tres años de legislatura si las cosas van bien y tiene proyecto y dinero para ejecutarlo?”, analiza otro.

En Sumar presionan al PSOE para hacer más cosas. “Si queremos mantener la mayoría social tenemos que mantener el ritmo transformador. Sumar necesita un Gobierno que gobierne, el PSOE puede permitirse irse más al trantrán. El éxito de Sumar es el Gobierno. Yolanda [Díaz] es el único liderazgo de izquierdas europeo surgido en el Gobierno, de la gestión, todos los demás salen de la oposición”, resume un dirigente de este grupo. Los socialistas insisten en que hay que llevar al Congreso solo lo que vaya a salir seguro porque esté muy negociado.

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La frase de Sánchez en el comité federal del PSOE hace una semana, cuando dijo que gobernaría “con o sin el concurso del poder legislativo”, está asumida dentro del Gobierno como una expresión muy desafortunada, que puso muy fácil la crítica a la oposición, pero sostienen que a lo que se refería es a que el Gabinete dispone de dinero y proyecto para seguir aunque le tumben los Presupuestos.

Porque el Ejecutivo tiene una mayoría compleja, siempre pendiente de Junts, pero que no se ha roto y le permitido superar casi el 95% de las más de 500 votaciones celebradas en el Congreso desde el comienzo de la legisltura, por mucho que la derrora en la propuesta del PP sobre Venezuela, el pasado miércoles constituyese un revés duro para el Gobierno. Junts no ha roto ningún puente con el PSOE aunque lanza mensajes de que no será fácil que apruebe los Presupuestos. En pleno proceso congresual, y después del golpe que ha supuesto quedarse fuera de la Generalitat y además ver cómo su líder, Carles Puigdemont, sigue sin poder acogerse a la amnistía porque se lo impide el Tribunal Supremo, los independentistas debaten internamente cómo seguir.

En este contexto, el Gobierno se moverá los próximos días para reactivar su mayoría y recuperar la iniciativa. El lunes, Sánchez explicará sus planes ante sus diputados y el martes el Consejo de Ministros aprobará el paquete de reformas de la llamada regeneración democrática, que llevan semanas negociando los ministros Bolaños (PSOE) y Ernest Urtasun (Sumar). Son reformas delicadas que afectan a derechos fundamentales, que llevarán mucho debate, pero que se han elaborado a partir de las sugerencias de los grupos de la mayoría y podrían servir para mostrar que no se ha roto. De hecho esta semana hay nuevas votaciones en el Congreso —un proyecto de ley sobre intercambio de antecedentes penales en la UE— y el Gobierno cuenta con su mayoría, incluida Junts, para sacarlo adelante.

Ninguna de las fuentes al máximo nivel consultadas en el Gobierno, en el PSOE, en Sumar, en el PNV, en Junts, en ERC o en EH Bildu, los principales aliados del Ejecutivo, ve un cambio de ciclo ni piensa que pueda haber un acercamiento con el PP de alguno de los dos primeros. “El PP se está haciendo trampas al solitario si cree eso, se está engañando a sí mismo, no hay ninguna posibilidad”, resume tajante un miembro del Gobierno. En el PNV lo tienen claro: “¿Pero cómo nos vamos a ir con este PP que vota en contra del traspaso del tráfico a Navarra cuando eso lo pactó Aznar con UPN hace 25 años? Con este PP no hay nada que hacer. No tiene destreza para gestionar la España plurinacional”, señalan. Más allá del desencuentro por Venezuela, y otros que ha habido y habrá en la legislatura —las votaciones perdidas por el Gobierno suman 34— el pacto de fondo entre el PSOE y el PNV parece de hierro.

“No confundamos a la opinión pública. Nosotros tenemos acuerdos de coalición con el PSE para gobernar en Euskadi y en las diputaciones vascas. Y mientras el Gobierno de Sánchez cumpla los acuerdos con el PNV, nosotros estaremos ahí”, resumió el jueves el portavoz nacionalista, Aitor Esteban. Este verano, Sánchez fue a Vitoria, se vio con el PNV y les trasladó ese mensaje de que hay Gobierno para rato con o sin Presupuestos. Y con ese escenario trabajan los nacionalistas vascos, que no tienen ningún interés en cambiar de bando, algo que no tendría apoyo popular en Euskadi y tampoco sentido estratégico para ellos. “¿Tumbar el Gobierno para qué? ¿Para que venga el PP con Vox? Esto no beneficiaría a nadie. Lo sabemos nosotros y lo sabe Puigdemont, por más que ellos tengan que tomar sus decisiones estratégicas, y para eso necesitan tiempo”, resumen en el PNV.

En Junts, situados en pleno debate interno precongresual, como le pasa a ERC -el PSOE también lo ha convocado pero es completamente diferente porque el hiperliderazgo de Sánchez hace que la discusión esté mucho más controlada- también niegan que estén pensando en cambiarse de bando. Los puentes no se han roto, y hay negociaciones diarias para todas las votaciones. Lo que pasa es que a Junts, al contrario que el PNV, EH Bildu e incluso ERC, le gusta jugar al límite y tener en vilo al Gobierno. En la última gran derrota que le infligieron, la de la senda de déficit en julio, su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, avisó a Bolaños y Urtasun al final de una reunión sobre el plan de regeneración democrática, cuando ya se iban.

—Por cierto, vamos a votar en contra de la senda de estabilidad.

—¿Cómo?, contestaron a la vez los dos ministros, estupefactos.

Nadie del Gobierno pensaba que eso podía pasar. Y menos que se enterarían así, como de pasada.

Fuentes de Junts señalan que el PSOE está incumpliendo cuestiones pactadas hace tiempo que son públicas, como la “transferencia integral” de las competencias de inmigración, y otras que se acordaron de forma más discreta. Pero tampoco dan nada por roto y el pasado viernes Turull apuntaba públicamente que están abiertos a negociar los Presupuestos, aunque no será nada fácil. Tanto el Gobierno como otros socios asumen que convencer a Junts resultará muy complicado. Pero tampoco lo ven imposible.

De nuevo, los jueces tienen una influencia decisiva en la política española. El empeño del Tribunal Supremo en negarle la amnistía aprobada por el Congreso a Puigdemont, al contrario de lo que está pasando con otros dirigentes en otros tribunales, está tensando todas las relaciones. El líder de Junts, que tiene un control casi absoluto de las decisiones de su formación, siente que no se ha cumplido una parte fundamental del pacto de investidura, aunque no sea por culpa del Gobierno. Esta situación se resolverá probablemente cuando el Tribunal Constitucional decida sobre la petición de amparo que solicita Puigdemont. Pero queda mucho tiempo para eso porque antes tiene que pronunciarse sobre la amnistía en sí.

En cualquier caso, el PSOE ya está en contacto con Junts para intentar que vote a favor de la senda de déficit el 26 de septiembre, cuando está previsto que vaya al Congreso. Y se mantienen las reuniones mensuales en Suiza en las que se sientan Puigdemont y su equipo de máxima confianza en un lado frente a Santos Cerdán y su núcleo duro en el otro.

En una de esas citas llegará con toda probabilidad la decisión de apoyar o tumbar los Presupuestos por parte de Junts. Pero no será inmediata. Aunque caiga la senda de estabilidad el 26, el Gobierno seguirá adelante y hará los Presupuestos con la senda anterior y volverá a intentar convencer a Junts hasta el final. “Junts no tiene apenas poder en Cataluña. Pero sí lo tiene, y mucho, en Madrid, porque sus siete votos son decisivos. Si no los usa y vota no a todo en vez de negociar y sacar contrapartidas, ¿qué lógica tiene?”, se pregunta un ministro. Todos confían en que Junts mantenga su apuesta de 2023 y siga haciendo política. Pero si no pasa eso, el plan A, Sánchez también tiene plan B, y no son elecciones. Es seguir adelante con quien le acompañe gestionando lo que ya tiene.

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