Sánchez y Feijóo se cruzan reproches tras pactar una reunión abocada al fracaso y al choque

El presidente y el jefe de la oposición se verán el viernes en el Congreso, en una cita a la que llegan con órdenes del día opuestos y en un clima de confrontación total

Alberto Nuñez Feijóo en primer plano con Pedro Sánchez al fondo en el Congreso.Jaime Villanueva

La cuarta reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en año y medio, que ambos dirigentes mantendrán este viernes, no invita al optimismo. En el mejor de los escenarios habría un acercamiento para reformar el artículo 49 de la Constitución y eliminar el término “disminuidos” en alusión a las personas con discapacidad, como demandan los colectivos del sector. Pero ni siquiera eso está claro. Los augurios no pueden ser más fun...

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La cuarta reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en año y medio, que ambos dirigentes mantendrán este viernes, no invita al optimismo. En el mejor de los escenarios habría un acercamiento para reformar el artículo 49 de la Constitución y eliminar el término “disminuidos” en alusión a las personas con discapacidad, como demandan los colectivos del sector. Pero ni siquiera eso está claro. Los augurios no pueden ser más funestos tras el cruce de reproches y malas palabras que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición se dedicaron este miércoles en el pleno del Congreso. “¿Usted tiene algún principio?”, le espetó Feijóo a Sánchez. “Supérelo ya”, le aconsejó, por su parte, el presidente a líder del PP, en alusión a los resultados electorales del 23-J. Sánchez dijo que Feijóo tiene desde entonces una “expresión avinagrada” y que está “instalado en el berrinche”. El popular acusó al presidente de “engañar a todo el mundo”.

Al PP le ha costado 10 días decidirse a asistir al encuentro, que, a petición de Feijóo, se celebrará en el Congreso y no en el palacio de la Moncloa, como ha sido costumbre en todas las reuniones de este tipo en la reciente etapa democrática. Un hecho sin precedentes y que evidencia el ambiente enrarecido entre los dos grandes partidos. El orden del día que ambos proponen es también absolutamente dispar: Sánchez quiere desatascar la renovación del Consejo General del Poder Judicial (con el mandato caducado desde hace cinco años) y abordar la financiación autonómica. Feijóo pretende cuestionar la política del Gobierno: la Ley de Amnistía, los pactos para entregar la alcaldía de Pamplona a Bildu, los acuerdos de investidura entre PSOE y Junts para abrir comisiones de investigación en el Congreso donde investigar la posible prevaricación de los jueces o los nombramientos de cargos institucionales por el Gobierno anulados por el Tribunal Supremo.

La fecha escogida, una de las tres que el Gobierno propuso hasta final de año, coincide justo con el día que se celebra el sorteo de Navidad, lo que restará foco y rebajará todavía más el interés por una cumbre a la que Sánchez y Feijóo llegan con diferentes prioridades. La más urgente para La Moncloa es la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El PP sigue en sus trece y pone como condición una reforma “simultánea” del método de elección de los componentes del CGPJ para la despolitización de un órgano que tiene una mayoría conservadora porque sus miembros se eligieron en 2013, cuando Mariano Rajoy gobernaba con mayoría absoluta.

En este contexto de falta de acuerdos básicos, si algo quedó claro en la última sesión del Congreso fue la desconfianza mutua que Sánchez y Feijóo se profesan. “¿Usted va a estar otros cuatro años bloqueando el Poder Judicial? Pongamos que en 2027 forma gobierno con Santiago Abascal, ¿usted le va a pedir entonces al PSOE que haga lo que usted no habría hecho en nueve años?”, reconvino Sánchez a Feijóo. “Es imposible tener menos respeto por la verdad, por los principios y por la palabra”, concluyó el segundo sobre el primero.

La relación atraviesa un momento tan malo que el PP se felicitó de haber conseguido que la reunión se celebre en el Congreso y no en La Moncloa porque en la Cámara baja, al ser “territorio neutral”, creen que logran “rebajar” el perfil de la cita, según fuentes del equipo de Feijóo. “La política para Feijóo es jugar al escondite. Me he quedado sorprendido, es inédito en la historia de la democracia que cuando se reúnen el jefe de la oposición y el presidente del Gobierno a propuesta del presidente tengamos que hacerlo en las Cortes Generales. No desisto a que en un futuro venga usted al Palacio de la Moncloa. En todo caso, le diré que para usted la perra gorda”, arremetió Sánchez. “Esto de la perra gorda, no, no, señoría, yo no me hago ilusiones. La perra gorda, para usted, es la que le da Bildu”, replicó Feijóo.

El PP admite que el pleno de este miércoles era el límite que tenían para mover ficha. Habían transcurrido ya diez días desde que el jefe de gabinete de Sánchez, Óscar López, había telefoneado a la jefa de gabinete de Feijóo, Marta Varela, para cerrar el encuentro, sin que el PP hubiera contestado qué fecha aceptaba de las que ofrecía el presidente del Gobierno: los días 18, 22 y 29 de diciembre. Pero, sobre todo, los populares sabían que Sánchez utilizaría su comparecencia en el Congreso por la presidencia española de la UE para afear a Feijóo que estuviera plantando al presidente del Gobierno. Por eso, a primera hora del miércoles, con intención de “tapar” el discurso del presidente, el PP anunció que aceptaba reunirse este viernes y propuso su propio orden del día. La fecha escogida no es casual: es la más distante entre el acuerdo en Pamplona contra UPN que han pactado el PSOE y Bildu y la moción de censura que se votará el día 28.

Pese a todos sus reparos, Feijóo ha accedido a verse con Sánchez y evitar el desgaste que le estaba provocando su negativa a hacerlo. En las redes sociales circulaba estos días un vídeo de una entrevista suya en TVE, cuando era presidente de Galicia, en la que afirmaba que siempre se reuniría con el presidente del Gobierno si este le convocaba. “Salvo que esté ingresado en la UCI, iría, porque es mi presidente del Gobierno y es mi obligación”, decía Feijóo. Sin embargo, la decisión del presidente del PP provocó la reacción airada de Santiago Abascal. “Es un gran error de Feijóo, que acabará pactando el Consejo General del Poder Judicial, como se ha repartido en este Parlamento las presidencias de las comisiones con el PSOE“, criticó el líder de Vox, socio de gobierno del PP en cinco comunidades autónomas y 140 ayuntamientos.

Las expectativas de acuerdo son mínimas. El único asunto en el que los populares aseguran que podría alcanzarse un consenso es el de la reforma del artículo 49 de la Constitución, aunque también plantean sus condiciones. El PP exige un compromiso del Gobierno de que sus socios no aprovecharán la reforma constitucional para reclamar un referéndum a la ciudadanía, una posibilidad que pueden forzar el 10% de los diputados o senadores (35 diputados) una vez aprobada la reforma de la Constitución por las Cortes. Los populares reclaman ese compromiso del Gobierno, aunque no lo piden por escrito. Fuentes gubernamentales señalan que eso no sería un problema porque la reforma del artículo 49 es una propuesta del Gobierno y por tanto el PSOE y Sumar van alineados en esta cuestión. El Ejecutivo y los populares ya pactaron hace casi un año “ceñir” la reforma constitucional estrictamente a la discapacidad.

Feijóo se cierra también a cualquier pacto con Sánchez sobre financiación autonómica, con el modelo vigente pendiente de renovar desde 2014, porque considera que es el presidente quien tiene que abordar esa negociación directamente con los 17 Ejecutivos autonómicos. Feijóo da así manos libres a sus barones, que presiden 11 comunidades (el PSOE solo tres) y tienen posiciones muy diferentes sobre la cuestión. En este clima llega la última gran reunión con la que la política española cerrará el año. Y la posibilidad de acuerdo se antoja casi imposible. ”Usted hablaba de política para adultos, aplíqueselo”, le soltó Sánchez a Feijóo. También le reprochó su “expresión avinagrada” y “berrinche permanente” desde las elecciones del 23-J. Feijóo le acusó de “indecencia moral” por entregar el Ayuntamiento de Pamplona a Bildu.

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