El Gobierno quiere hablar de empleo y del PP y no de Podemos
Sánchez viaja a Chipre, Malta e Italia para buscar un pacto sobre migración
El sector socialista del Gobierno quiere salir cuanto antes del bucle de la batalla entre Sumar y Podemos, que ven como la gran piedra en el zapato de la coalición. La Moncloa ha dado la orden estricta de evitar el conflicto y ...
El sector socialista del Gobierno quiere salir cuanto antes del bucle de la batalla entre Sumar y Podemos, que ven como la gran piedra en el zapato de la coalición. La Moncloa ha dado la orden estricta de evitar el conflicto y centrarse en los buenos datos económicos, especialmente el de paro y empleo de este martes. Pedro Sánchez, de gira europea en Chipre, Malta e Italia, se ha centrado en este asunto y también lo ha hecho desde La Moncloa la portavoz, Isabel Rodríguez. El Ejecutivo busca el choque con el PP sobre todo con los datos económicos, y quiere salir de la tensión interna que domina la agenda política después de la presentación de la candidatura de Yolanda Díaz el domingo. “Tenemos hoy los mejores datos de empleo en dos décadas, con máximo histórico de afiliados a la seguridad social. Además son los mejores datos de paro en 15 años, y todo ello a pesar de la incertidumbre de la guerra”, ha señalado Sánchez en una comparecencia conjunta sin preguntas con el presidente chipriota, Nikos Christodoulides.
Mientras, en Madrid, Rodríguez esquivaba cada una de las preguntas sobre Podemos y trataba de llevar el debate al terreno en el que quiere moverse La Moncloa. “La preocupación no está en esta parte sino en la del PP. Los nervios están del otro lado. ¿Por qué todo lo que va bien, como los datos de empleo, le parece mal a Feijóo?”, se preguntaba la ministra. Parece evidente que el Ejecutivo quiere salir del bucle de Podemos para poner el foco en los datos de paro esta semana, o los de inflación la pasada, con una bajada importante, o el acuerdo para la reforma de las pensiones, o el viaje de Sánchez a China, pero le cuesta mucho cambiar la agenda política.
En Nicosia, la capital de Chipre, Sánchez se ha concentrado en las cuestiones europeas que marcarán su presidencia, como la reforma del mercado energético o la autonomía estratégica, y también se ha comprometido a apoyar el diálogo para resolver la cuestión chipriota, con una isla dividida en dos y una tensión inagotable con Turquía, que no reconoce al país. El presidente chipriota ha reivindicado el papel de Sánchez y ha confiado en que las “excelentes relaciones de España con Turquía” puedan permitir avances en este conflicto durante la presidencia española de la UE. Sánchez ha garantizado el “rotundo apoyo de España a la solución dialogada de la cuestión chipriota, que apueste por una federación bicomunal y bizonal en el marco de las resoluciones de la ONU”.
Pero el asunto más relevante de este viaje es la inmigración. El primer ministro chipriota ha confiado en que España, que la sufre especialmente como país mediterráneo, pueda dar un impulso durante su presidencia. “Llega el momento de un acuerdo pacto de asilo e inmigración, es un tema pendiente. La fuerza de un país como España que entiende los retos del problema migratorio nos podrá ayudar”, ha señalado. “Debemos avanzar en el pacto de migración y asilo, tanto en la dimensión exterior, incrementando colaboración de origen con países de tránsito y origen, como en el interior. Debemos combinar responsabilidad con solidaridad. España y Chipre somos países de primera entrada, queremos evitar política de bloques en la UE sobre este asunto que no ayuda a resolver este desafío. Es necesario que el Mediterráneo sea un mar de paz y prosperidad”, ha rematado Sánchez.
Unas horas después, en Malta, en otra comparecencia con el primer ministro maltés, el socialista Robert Abela, también muy preocupado por la inmigración -”es una presión constante, la UE debe hacer más”, se quejó- Sánchez insistió en evitar la ruptura entre dos bloques para lograr un acuerdo durante la presidencia española.
El español se enfrenta a la gira más delicada de las tres que ha protagonizado hasta ahora en su periplo para preparar el semestre de presidencia española de la Unión Europea, que empieza en julio. Este martes estará en Chipre y Malta y este miércoles irá a Roma a ver a Meloni. La inmigración es una de las cuestiones más difíciles de gestionar dentro de la UE, porque las posiciones son muy distantes no solo entre los países que la reciben de forma más dramática, los que tienen costa cerca de África, como los tres que visita esta vez Sánchez, sino también dentro de los países del Norte, porque hay algunos con fuerte presencia de la ultraderecha que son especialmente duros. Es un asunto que lleva años dividiendo a la UE y también la política nacional de los propios países. En Alemania y Francia, el corazón de la UE, sigue siendo uno de las cuestiones centrales de la política interna, capaces de marcar el debate electoral.
Punto de encuentro entre los 27
El presidente del Gobierno aspira a encontrar un punto de encuentro mínimo entre los 27 para cerrar durante el semestre español el pacto de inmigración y asilo, que lleva años estancado, o al menos para dejarlo orientado para la siguiente presidencia. En La Moncloa son conscientes de que ponerse como objetivo principal sacar este complejo acuerdo es arriesgarse a un fracaso muy probable. Las minigiras que ha hecho Sánchez y que le han llevado a países muy duros con este tema como Austria ya le han confirmado que no va a ser nada fácil. Y este viaje a Chipre, Malta y especialmente Italia no hará sino reforzar esta idea.
La ultraderechista Giorgia Meloni, aliada de Vox, hasta el punto de que fue la protagonista del mitin central de las últimas elecciones andaluzas con Macarena Olona y Santiago Abascal, también tiene una posición muy dura en inmigración. En el Gobierno español insisten en que Meloni está suavizando su línea desde que ha llegado al poder, pero las diferencias entre Sánchez y la italiana siguen siendo enormes. En La Moncloa señalan que, pese a esa distancia política y el hecho de que Meloni sea aliada de Vox, el presidente no podía bajo ningún concepto evitar ir a Roma en esta ronda europea porque, al margen de quien gobierne, Italia es un socio muy importante para España al que le unen lazos políticos, económicos y culturales tan grandes que es impensable no buscar la mejor relación posible.
Meloni ha rechazado la posibilidad de conceder preguntas a la prensa en la comparecencia con Sánchez. La Moncloa sí había planteado esa propuesta, habitual en las visitas internacionales, con cuatro preguntas pactadas, dos para periodistas locales y otros dos para los que viajan con el presidente. Pero Meloni, que ha reducido al mínimo su exposición a la prensa, ha rechazado la idea. De esta manera, no se podrán resaltar esas claras diferencias entre los dos primeros ministros en asuntos tan delicados como la inmigración, salvo que ellos mismos quieran hacerlo en sus discursos. Pero las discrepancias existen, y son de fondo. España, según La Moncloa, apuesta por una política migratoria con tres ejes: “responsabilidad, solidaridad y humanidad”. Este último elemento, el de la humanidad, no lo ha pronunciado el presidente en su declaración, aunque en el Gobierno sí aseguran que es importante para ellos. Sánchez ha ido endureciendo su posición desde que en 2018 ordenó rescatar al Aquarius, un barco con más de 600 inmigrantes a la deriva que Italia había rechazado. Pero sigue muy lejos de Meloni, quien, por ejemplo, mantiene un choque con las ONG que rescatan a los inmigrantes y a las que no dejan salir de los puertos italianos.
La primera ministra fue muy criticada en Italia por tardar dos semanas en viajar a Cutro, en Calabria, escenario de una tragedia con al menos 70 migrantes que se ahogaron muy cerca de la costa. Después de las críticas, celebró un Consejo de Ministros en esa localidad y prometió endurecer las penas para los traficantes de inmigrantes. Por su parte, Sánchez no se puede permitir, en plena precampaña española y con Vox como uno de los asuntos centrales de su discurso para movilizar a la izquierda, que se le vea en sintonía con el gran referente de Santiago Abascal en Italia.