La nueva vida de Pablo Casado y Teodoro García Egea
El exlíder del PP medita sus opciones fuera de la política y su ‘número dos’ reta a Feijóo: pese a las insinuaciones de Génova, no se va
Transcurridos cinco meses desde el funeral político de Pablo Casado en el congreso de Sevilla, donde Alberto Núñez Feijóo fue proclamado presidente del PP, y 29 semanas después de la dimisión de Teodoro García Egea como secretario general, el primer líder popular elegido en primarias sigue meditando su futuro ...
Transcurridos cinco meses desde el funeral político de Pablo Casado en el congreso de Sevilla, donde Alberto Núñez Feijóo fue proclamado presidente del PP, y 29 semanas después de la dimisión de Teodoro García Egea como secretario general, el primer líder popular elegido en primarias sigue meditando su futuro profesional fuera de la política mientras su escudero pretende continuar en ella, desafiando a quienes, en la nueva dirección, desean que opte por una retirada discreta, como su antiguo jefe.
La revelación del pacto con el PSOE en octubre de 2021 para modificar la Ley del Poder Judicial y renovar a los jueces del Tribunal Constitucional, publicado por este diario, ha destapado la fragilidad de la unidad interna de la que el PP presume desde la descarnada guerra que libró en febrero. “Esto son marrullerías políticas de Teo”, resumía un miembro de la nueva dirección popular el pasado 15 de agosto, preguntado por ese acuerdo con el PSOE que Feijóo decía desconocer, lo que el antiguo equipo del PP desmiente. El ex secretario general, que firmó ese documento con Félix Bolaños, actual ministro de la Presidencia, se ha sentido “señalado” por los nuevos dirigentes del partido, según fuentes de su entorno, pero al contrario que Casado, no piensa retirarse.
García Egea, de 37 años, no va a renunciar a su escaño y pretende compatibilizar su actividad parlamentaria con la docencia y la investigación, “como hacía antes de ser secretario general” cuando dio clases en la Universidad Católica San Antonio de Murcia. El ex número dos de los populares es doctor por la Escuela de Ingenieros industriales de la UPCT (Universidad Politécnica de Cartagena) y ha realizado cursos en neurotecnología, control y robótica. Desde su abrupta salida de la dirección del PP, cuando se vio forzado a dimitir por la presión del partido el 22 de febrero, ha recibido varias propuestas para volver a dar clases en escuelas de ingeniería y ahora se debate entre dos, una nacional y otra fuera de España, que no implicaría renunciar al escaño. También piensa compatibilizar la actividad parlamentaria y las clases universitarias con charlas sobre transformación digital. El próximo 14 de septiembre participará como ponente invitado en Binance, unas jornadas en París sobre blockchain y criptomonedas, un polémico tema que le apasiona. El pasado 22 de junio ya dio una conferencia titulada Criptoeconomía y Geopolítica: claves para entender el mundo que viene, en la feria de Valladolid.
Los artífices del derrocamiento de Casado atribuyen su caída, sobre todo, a García Egea, quien, durante su etapa como secretario general, hizo y deshizo en el partido para colocar a fieles, lo que provocó que en las organizaciones territoriales le tomasen la matrícula y esperasen el momento para devolver el golpe. La ocasión llegó el pasado febrero, cuando Casado se enfrentó a Isabel Díaz Ayuso y comprobó que no tenía al partido detrás por esos conflictos previos con su número dos. Fuentes del entorno de García Egea aseguran que el ex secretario general defiende lo que hizo y “asume las consecuencias”, aunque cree que el nuevo equipo ha quedado “retratado con sus actos”, como “disparar a través de los medios” contra quien todavía es un compañero de filas.
Mientras, Casado, licenciado en Derecho, no va a tomar decisiones sobre su futuro profesional a corto plazo, según fuentes de su entorno. El exlíder del PP elegido en primarias ha tenido que digerir las traiciones de sus apuestas personales, muchas de ellas criticadas internamente en su día por su falta de experiencia. “Creo, sinceramente, que no lo merezco”, declaró el 1 de marzo, en la junta directiva nacional en la que explicó su retirada, y refiriéndose a su forzada salida. También ha tenido que acostumbrarse a una vida distinta. Poco antes del verano se quejaba ante los suyos de que casi nadie del partido le llamaba o le enviaba mensajes.
Ahora está “mucho mejor”, según quienes sí continúan en contacto con él. “Está sereno, aunque llevará la procesión por dentro. Se sigue preguntando cómo ha podido pasar esto, pero no solo él. Fue muy duro para todos y nada justifica la salida que tuvimos”, lamenta una de sus fieles. En esa digestión de lo sucedido, Casado ha aconsejado a algunos de sus más afines que no descuiden el tiempo con su familia y amigos, porque la política, les ha advertido, “es muy efímera”. Él lo ha comprobado en primera persona, al ver truncada su carrera con 41 años.
En la nueva dirección del partido aseguran que no saben lo que va a hacer porque no se atreven a preguntarle. Pero su última aparición pública fue la comidilla interna. La foto de la participación de Casado, invitado por el fundador de Jazztel, Martín Varsavsky, en un encuentro de emprendedores en Menorca el pasado mes de julio, vestido de manera informal, sin traje ni corbata, circuló a todo trapo por los móviles del PP.
Casado prometió “máxima prudencia y discreción” a su sucesor al retirarse y la relación con la nueva cúpula de la formación es cordial, “pero nada más”, apunta un dirigente popular. “Pablo irá desapareciendo poco a poco de la historia del partido. Con el tiempo se seguirá diciendo que los presidentes fueron Aznar y Rajoy... Porque ¿quién es Hernández Mancha? Si no consigues ser presidente del Gobierno, no eres nadie”.
En realidad, no “irá desapareciendo”, ya le han hecho desaparecer. Nunca citan a Casado. En el congreso de Sevilla, donde se proclamó nuevo líder del PP a Feijóo, ni siquiera aparecía en un vídeo en el que dirigentes y exdirigentes populares, incluidos José María Aznar y Mariano Rajoy, relataban los sacrificios que habían tenido que hacer y los insultos que les habían dedicado por pertenecer al partido. Casado fue borrado de la escaleta del congreso y del discurso del nuevo equipo que salió de él. Como si no hubiera existido, pese a que la presidenta madrileña, su antigua amiga Isabel Díaz Ayuso, fue una personal y arriesgada apuesta suya —no tenía experiencia de gestión— y pese a que otros actuales dirigentes, como la secretaria general, Cuca Gamarra, también ganaron peso en la vida orgánica del partido durante su etapa al frente del PP. En 2018, el año en que ganó las primarias, Gamarra era alcaldesa de Logroño y fue Casado quien la nombró vicesecretaria de política social y posteriormente portavoz en el Congreso, en sustitución de Cayetana Álvarez de Toledo.
Pero si, con el anterior líder, la relación de Génova es de indiferencia, con su antiguo número dos es de suspicacia. Como secretario general, García Egea ya había tenido tensiones con el clan gallego, aunque nunca pudo mover un solo peón a Feijóo, que entonces atesoraba la única mayoría absoluta del partido. Y el conflicto, tras la revelación del pacto para reformar la ley orgánica del Poder Judicial y elegir a los jueces del Constitucional mientras seguían negociando la renovación del Consejo, reventó las ganas de disimular las diferencias, de fingir la unidad que el PP hace años que no mantiene.
“Eso no se perdona tan fácilmente”
“Con Teodoro la relación ya no era buena”, afirma un dirigente, “pero después de lo del Poder Judicial es peor. Le ha dado una baza a Pedro Sánchez y eso no se perdona tan fácilmente. Feijóo lo ha apuntado. Teodoro tiene la suerte de que Feijóo no es vengativo o rencoroso, es más como Rajoy, y por eso no se lo va a cargar, provocará que se vaya él. Si cada vez se ve más arrinconado… eso no es fácil de sobrellevar”, añade este dirigente, apuntando un deseo.
García Egea se plantea su futuro político, de momento, hasta las siguientes elecciones, consciente de que es probable que el nuevo líder no le incluya en sus listas, según fuentes de su entorno. Luego ya se verá. Mientras, Casado ha elegido, por ahora, un camino poco transitado por los ex del PP, el de la discreción, algo que su padrino político, José María Aznar —quien también le traicionó—, no practicó con su sucesor, Mariano Rajoy.