Sánchez e Iglesias, la historia de un breve matrimonio de conveniencia
La relación ha estado marcada por la suspicacia, aunque en varias ocasiones han actuado de árbitros entre sus respectivas familias políticas
La candidatura de Pablo Iglesias a la presidencia de la Comunidad de Madrid pone punto final a su etapa en el Gobierno de coalición, un breve (menos de 15 meses) matrimonio de conveniencia con Pedro Sánchez que ha estado dominado por los conflictos y suspicacias entre sus respectivas familias políticas. La tensión ha sido constante, aunque más de una vez han sido ambos dirigentes los encargados de enterrar el hacha de guerra entre repre...
La candidatura de Pablo Iglesias a la presidencia de la Comunidad de Madrid pone punto final a su etapa en el Gobierno de coalición, un breve (menos de 15 meses) matrimonio de conveniencia con Pedro Sánchez que ha estado dominado por los conflictos y suspicacias entre sus respectivas familias políticas. La tensión ha sido constante, aunque más de una vez han sido ambos dirigentes los encargados de enterrar el hacha de guerra entre representantes de sus partidos. En su Manual de resistencia, Sánchez explicaba que al principio se entendía “mejor” con Albert Rivera que con Iglesias y que siempre les había separado, sobre todo, su distinta visión sobre la situación en Cataluña. “Le dije a Iglesias: ‘Tened cuidado porque esta gente al final va a declarar la independencia y al final te vas a ver involucrado”, recuerda que le dijo antes del 1-O. Cataluña ha sido una de las áreas de fricción, pero no la única. Estos han sido los principales hitos de su relación, una batalla por el relato, por los tiempos y los espacios políticos, que ha concluido con Iglesias señalando al presidente del Gobierno quién debía sustituirle.
Septiembre de 2019. “Sánchez: “No podría dormir por la noche”
En septiembre de 2019, Pedro Sánchez, presidente en funciones, descartaba con contundencia formar un Ejecutivo de coalición con Podemos. “Sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, como el 95% de los ciudadanos de este país, también votantes de Podemos, que tampoco se sentirían tranquilos”. El líder del PSOE argumentaba, para rechazar esa alianza, “la falta de experiencia de gestión” de Podemos y “serias discrepancias” en cuestiones fundamentales, como Cataluña. “Si se ha demostrado algo en los últimos meses es que el Gobierno de coalición con Unidas Podemos es inviable”, declaró menos de tres meses antes de sellar el acuerdo del bipartito.
Septiembre de 2019. Iglesias: “Pedro me mintió”
El líder de Podemos no tardó en replicar a Sánchez. ”Pedro [Sánchez] me mintió. Me dijo antes y después de las elecciones generales que haríamos un Gobierno de coalición y yo confié en él... Si cometí un error fue confiar en su palabra. El problema es que Pedro Sánchez quiere todo el poder para dormir bien”. En noviembre, tras la repetición electoral y la subida del partido de Abascal, Iglesias se lo recordó: “Está claro que se duerme peor con más de 50 diputados de extrema derecha que con ministras de Unidas Podemos en el Gobierno”.
Noviembre de 2019. Reconciliación exprés. El pacto del abrazo
El PSOE y Podemos firmaron un acuerdo de coalición apenas 48 después de la repetición electoral de noviembre de 2019, en la que los primeros perdieron tres escaños respecto a los comicios anteriores, y los segundos siete, mientras el PP subió 23 y Vox, 28. “Es tiempo de dejar atrás cualquier reproche”, declaró entonces Iglesias, pocos días después de proclamar que “el Pedro Sánchez de izquierdas se acabó”. “Los españoles han hablado y nos corresponde superar el bloqueo”, justificó, por su parte, Sánchez. “No pudimos lograr este acuerdo [en julio], aunque estuvimos muy cerca. Somos conscientes de la decepción que eso supuso entre los progresistas”, añadió. El abrazo con el que ambos escenificaron el comienzo de una nueva era —y que fue recibido con un burlón “ohhh” de los presentes— mostraba el vertiginoso cambio en su relación, pero la creación de una comisión de seguimiento del acuerdo evidenciaba que ambas partes seguían temiéndose y vigilándose.
Marzo de 2020. Iglesias insinúa que el ministro de Justicia es un “machista frustrado”
La ley contra las Violencias Sexuales, que impulsa el ministerio que dirige Irene Montero, provocó uno de los primeros choques en el Gobierno de coalición. El día en que se iniciaba la tramitación de la norma, Iglesias lanzó en los pasillos del Congreso una dura crítica a quienes discrepaban con ciertos aspectos de la ley: “En las excusas técnicas creo que hay mucho machista frustrado”. No mencionó directamente al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, pero la pregunta que le hicieron sí le citaba y Podemos había insistido en repetidas ocasiones en que era su departamento el que bloqueaba la norma alegando “excusas técnicas”. Esos enfrentamientos se han reproducido posteriormente con la vicepresidenta Carmen Calvo.
Agosto de 2020. Iglesias se entera por la prensa de la salida de España del rey emérito
La Monarquía ha sido otro de los principales frentes de disputa entre los dos partidos de Gobierno. Iglesias se enteró por la prensa de que el rey Juan Carlos había decidido abandonar a España para no perjudicar a su hijo. “No es una decisión que haya tomado el Gobierno de coalición”, subrayó Irene Montero tras aclarar que desconocía las negociaciones entre el presidente y la Casa del Rey. Desde entonces, el área socialista del Ejecutivo con Sánchez a la cabeza ha tratado de diferenciar al rey emérito de la institución y de Felipe VI, e Iglesias no ha renunciado en ninguna de sus comparecencias públicas a apoyarse en los sucesivos escándalos de don Juan Carlos para posicionarse abiertamente a favor de la República. “Resulta complicado ignorar que la Monarquía es una institución hereditaria en la que la legitimidad descansa precisamente en la filiación”, insistía el líder de Podemos.
Enero de 2021. Puigdemont y “el verdadero exilio”
Otra de las declaraciones de Iglesias que encendieron al área socialista del Gobierno fue su comparación entre Carles Puigdemont y los exiliados del franquismo. “¿Considera realmente a Puigdemont un exiliado, como se exiliaron muchos republicanos durante la dictadura del franquismo? ¿Los puede comparar?”, le preguntaron en La Sexta. “Pues lo digo claramente, creo que sí. Y eso no quiere decir que yo comparta lo que hiciera”, respondió el líder de Podemos. Sánchez le replicó, sin citarlo, ante el Comité Federal del PSOE cuando se refirió “al verdadero exilio”, en alusión a los españoles que tuvieron que huir de la Guerra Civil y el fascismo.
Febrero 2021. A vueltas con la “normalidad democrática”
Una de las penúltimas polémicas entre los socios de coalición la provocaron las palabras de Pablo Iglesias cuando declaró que “como vicepresidente del Gobierno español” tenía que reconocer que “no hay una situación de plena normalidad política y democrática en España cuando los líderes de los dos partidos que gobiernan Cataluña, uno está en prisión y el otro en Bruselas”, en referencia a Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. El número tres del Ejecutivo contradecía así la respuesta que la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, había dado a su homólogo ruso Serguéi Lavrov después de que este comparara la situación del opositor Alexéi Navalni, encarcelado a su regreso a Rusia y víctima de un envenenamiento el pasado verano, con la de los políticos independentistas catalanes condenados por el procés. Iglesias se reafirmó posteriormente en sus palabras pese a las críticas de varios miembros del Gobierno y del PSOE. “Decir que no hay plena normalidad democrática es verdad”, insistió en RAC1. Cuando el entrevistador le comentó que Sánchez era el único líder de los principales partidos que había rechazado una entrevista durante la campaña electoral catalana, el dirigente de Podemos respondió: “Ya sabes cómo es la normalidad democrática”. Posteriormente Sánchez respondió, sin citarlo, a Iglesias. Defendió la integración territorial como “base de la legitimación del sistema democrático” y destacó la “enorme suerte” de los españoles de “haber nacido y vivir en un gran país”.