Un preso del sector más duro de ETA lidera una protesta carcelaria contra la gestión de la covid-19

Aparecen pintadas en sedes del PNV y PSE en apoyo de Patxi Ruiz, condenado por el asesinato en 1998 de un edil de Pamplona

Pintadas contra el PNV aparecidas este jueves en la fachada del 'batzoki' de Getxo (Bizkaia) en apoyo a la protesta del preso etarra Patxi Ruiz.Miguel Toña (EFE)

Francisco Ruiz Romero, Patxi, preso de ETA condenado a 30 años de cárcel por el asesinato a tiros en 1998 de Tomás Caballero, concejal de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona, lidera en el centro penitenciario Murcia II una protesta de internos contra la gestión de la pandemia en la prisión, según han confirmado fuentes penitenciarias. Ruiz, expulsado de la organización terrorista a finales de 2017 por llamar “liquidacionistas” al sector que dirigió la disolución de la banda, encabezó el pasado s...

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Francisco Ruiz Romero, Patxi, preso de ETA condenado a 30 años de cárcel por el asesinato a tiros en 1998 de Tomás Caballero, concejal de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona, lidera en el centro penitenciario Murcia II una protesta de internos contra la gestión de la pandemia en la prisión, según han confirmado fuentes penitenciarias. Ruiz, expulsado de la organización terrorista a finales de 2017 por llamar “liquidacionistas” al sector que dirigió la disolución de la banda, encabezó el pasado sábado en el módulo 8 de la prisión una concentración silenciosa de varias decenas de presos durante la cual el terrorista portó un cartel en el que reclamaba la excarcelación de los presos enfermos y mayores de 65 años para evitar su contagio por el coronavirus. Hasta la fecha, en esta prisión no se ha registrado ningún positivo de la covid-19 entre la población reclusa. Dos trabajadores sí han caído enfermos, pero ya han recibido el alta médica, según fuentes penitenciarias.

Tras el incidente, Patxi Ruiz fue traslado a otro módulo de la prisión. Durante el trayecto, se autolesionó con un corte en el brazo izquierdo, según las mismas fuentes. Encarcelado desde su detención en febrero de 2002, el recluso etarra ha anunciado una huelga de hambre y sed. Su protesta ya ha trascendido los muros de la prisión y en los dos últimos días han aparecido pintadas en su apoyo en varias sedes del PNV y el PSE en el País Vasco. El miércoles, unos desconocidos pintaron en la Casa del Pueblo de Portugalete (Bizkaia) “PSOE asesino” y frases a favor de la libertad del terrorista. Un hecho similar se ha producido en los batzokis de Getxo, Berango y Algorta, que este jueves han aparecido con pintadas en las que se acusa a la formación nacionalista de “asesina” y “carcelera” en referencia a la situación del preso etarra. El PNV ha emitido un comunicado en el que tilda el suceso de “acciones mafiosas”.

Fuentes penitenciarias catalogan a Patxi Ruiz como un kie, término de la jerga carcelaria con la que se denomina a los cabecillas de cada módulo. Clasificado en primer grado penitenciario -el más duro-, el etarra ya se ha visto envuelto con anterioridad en sucesos dentro de la cárcel. En octubre de 2004 fue apuñalado en la prisión almeriense de El Acebuche por un preso común que también atacó a otro preso de la banda con un pincho (estilete de fabricación casera). En el centro penitenciario de Murcia II, situado en la localidad de Campos del Río, están recluidos otros ocho presos de ETA, entre ellos el exdirigente José Javier Arizkuren Ruiz, alias Kantauri. Según fuentes de la prisión, al menos dos de ellos se sumaron en un primer momento a la protesta de Patxi Ruiz pese a que este lleva más de dos años excluido del colectivo de reclusos de la banda (EPPK en sus siglas en euskera), que marca las directrices de los presos de la organización.

Desde el inicio de la crisis del coronavirus, la tensión en las cárceles se ha incrementado a causa de la suspensión de las visitas de los familiares a los presos y de los permisos de salida para evitar la expansión de la enfermedad. Estas medidas restrictivas han provocado un aumento de la tensión en las prisiones y algunos altercados. El más grave se produjo el pasado 9 de abril en el centro penitenciario de Ocaña I, en la provincia de Toledo, cuando 350 reclusos protagonizaron un plante que se saldó con la quema de los contenedores de basura del patio del recinto. Los internos protestaban, tras el desfallecimiento de uno de ellos, por el trato que supuestamente les dispensaba uno de los miembros del equipo médico y porque no se les hubieran facilitado mascarillas contra el coronavirus. Hasta el miércoles se habían producido seis fallecimientos por coronavirus en el ámbito penitenciario (dos reclusos y cuatro funcionarios). Además, Instituciones Penitenciarias tenía confirmados otros 319 contagios (259 trabajadores y 60 internos), de los cuales 182 ya han recibido el alta médica (167 trabajadores y 15 internos), según datos oficiales.

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