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Vestir la mirada, un arte que se transmite de generación en generación

Con su nueva colección Pellicer, Etnia Barcelona rinde homenaje al legado artesano de la fabricación de gafas en los que se cimentó la marca y que se remonta a la década de 1920

Hay profesiones que crecen paralelas a una familia, transmitiendo una serie de principios y una manera de entender el trabajo y la vida que van pasando de una generación a otra, evolucionando desde una raíz común. Es el caso del diseño y fabricación de gafas, una labor que parte tanto de la artesanía como de la creatividad y que, como recuerda ahora Etnia Barcelona, es el resultado del esfuerzo y la originalidad de varias generaciones. La marca barcelonesa recuerda esa herencia con Pellicer, una colección que se inspira en los orígenes de la firma, que llegan hasta la década de 1920 con la familia pionera a cuyo nombre rinde tributo estos nuevos diseños que retoman los procesos artesanos y sus orígenes barceloneses.

La esencia de Etnia Barcelona, fundada en 2001, surgió hace tres generaciones con el trabajo que comenzó en 1924 Fulgencio Ramo en una pequeña fábrica del barrio del Poble-sec y que ayudó a construir un relato lleno de pasión, aprendizaje y perseverancia que continuaron su hija Carme Ramo y su yerno, Josep Pellicer y posteriormente, su nieto, David Pellicer, el creador de la actual Etnia Barcelona.

Un siglo después de esos comienzos, la firma de gafas mira hacia sus orígenes en esa ciudad pujante de comienzos del siglo XX, en la que el arte y la arquitectura estaban conformando una personalidad propia que iba a convertirse con el tiempo en su insignia, una parte importante de ese estilo se estaba creando en las forjas. Los artesanos del metal daban forma entonces a diseños que se escapaban de lo habitual, y que contribuían a reflejar ese esplendor y creatividad de la Barcelona de los años 20. En ellos se inspira la colección Pellicer, que recoge esa herencia para añadir innovación y espíritu contemporáneo.

Inspiración barcelonesa

La colección Pellicer incluye diferentes modelos de vista y de sol, cada uno de ellos presente en distintos colores. Entre ellos, tonalidades tierra que se inspiran en las famosas baldosas hidráulicas típicas de las casas barcelonesas. Las líneas fluidas de sus monturas beben de las construcciones modernistas de sus calles, y los detalles en metal a esa tradición de la forja y el trabajo con el hierro. Un diseño que cuida los detalles también en sus nombres, que hacen referencia a personajes clave de la cultura de finales del siglo XIX y principios del XX de aquella Barcelona.

La elección de materiales de la máxima calidad es otra de las claves tanto de la colección como de la marca, parte de ese legado familiar que se ha transmitido de generación en generación. Las monturas están realizadas con un acetato natural que proviene del algodón y la madera para ofrecer resistencia, comodidad y durabilidad. Las lentes de vidrio mineral están elaboradas en hornos especializados para obtener una mayor claridad libre de impurezas. El tercer componente clave es el titanio, que ofrece una combinación de ligereza y estilo pensada para perdurar en el tiempo.