Aboubacar Bassinga: el primer fruto de un proyecto singular en el fútbol

Hay decisiones que se toman mejor con el corazón que con la cabeza. Y a veces cambian la vida para siempre. Fe de ello da Aboubacar Bassinga (Abidján, Costa de Marfil, 2005), que con 14 años emprendió un viaje de 3.000 kilómetros para perseguir su sueño, el de millones de niños como él, ser futbolista. Él lo logró esta temporada al debutar con el primer equipo de la UD Las Palmas. Aquello fue un hito en el club: era el primer jugador en llegar a profesional surgido del equipo de Proyectos Sociales, un conjunto que la entidad canaria decidió crear para acoger a chavales, como él, en situación de vulnerabilidad. La determinación del canterano le ha valido una plaza con los mayores para la próxima temporada.

Bassinga dejó atrás su hogar en febrero de 2020, cuando la pandemia ya acaparaba las conversaciones de millones de personas en todo el mundo. Sin avisar a su familia, partió en un cayuco desde su Abidján natal rumbo a las Islas Canarias. Llegó al puerto de Las Palmas de Gran Canaria e inmediatamente pasó a vivir en un centro de menores. Como solo tenía 14 años, acabó bajo la tutela de la jueza de menores Reyes Martel, la mujer que con su fundación Up to you inspiró la creación del equipo de Proyectos Sociales, un escalafón más de la cantera de la UD Las Palmas. Y la que posibilitó que pudiera competir: en 2019, Martel logró cambiar la legislación que impedía jugar en equipos federados a los menores extranjeros como Bassinga, sentando un precedente para que pudiesen obtener la reglamentación necesaria desde entonces. Gracias a la resolución, el jugador obtuvo la licencia en 2023 y pudo ser incluido en la plantilla del juvenil amarillo y de ahí, dar el salto al primer equipo. “Me ayudó cuando más lo necesitaba”, le cuenta el costamarfileño al periodista de la Cadena Ser Nico Castellano.

Castellano, canario, devoto aficionado pío-pío y referente en España del periodismo de migraciones, repasa el particular caso de Bassinga junto al jugador y su entrenador, Juan Manuel Rodríguez, una leyenda canariona que ha entrenado en todos los escalafones de la UD Las Palmas. De cómo un taxista avisó al club de que había un chaval que destacaba en las pachangas organizadas en un parque de la capital isleña entre sus compañeros en el centro de menores (“Era diferencial al resto”, cuenta Rodríguez); de sus sentimientos la primera vez que pisó las instalaciones del equipo canario; de sus estudios para formarse como cocinero y también de episodios racistas que a Bassinga le ha tocado vivir en sus cuatro años en España.

“Me suele pasar que, estando sentado en una guagua, le cedo el asiento a una persona mayor, por respeto, y que esa persona no quiera sentarse ahí porque soy negro”. Casos que, reconoce, puede dejar de lado gracias al papel integrador del fútbol. Algo en lo que coincide Rodríguez. “En este equipo te encuentras con gente demasiado cariñosa e ilusionada, que te da la vida y te generan el entusiasmo de estar con ellos. No lo cambiaría por nada”, dice el entrenador, que a lo largo de sus más de tres décadas de trayectoria dirigió a la UD Las Palmas en 104 partidos oficiales.

¿Cuál es el siguiente reto que le queda a Bassinga? “Asentarme en el primer equipo”, confiesa el jugador en esta conversación, que forma parte del proyecto LALIGA VS, una serie de 12 videopódcast impulsada por LALIGA en colaboración con PRISA Media para acabar con el odio dentro y fuera de los estadios. ¿Y un sueño? “Que otras personas que llegan aquí como yo, de donde sea, también puedan competir, porque al final tenemos el mismo sueño: divertirnos y jugar al fútbol”.