La historia de las mochilas suizas hechas con fibra de plátano
Tras años intentando aunar estética, funcionalidad y sostenibilidad, los creadores de la firma helvética Qwstion dieron en Filipinas con la materia prima ideal para sus bolsos de diseño: el bananatex
En Zúrich, cinco jóvenes emprendedores decidieron crear en 2008 una marca de mochilas que combinara diseño y funcionalidad con sostenibilidad y a la que, por si había dudas, llamaron Qwstion. La idea embrionaria pretendía dar respuestas a preguntas del estilo: cómo contribuir a un mundo más sostenible utilizando nuestra competencia y experiencia, cómo diseñar básicos versátiles y duraderos sin fecha de caducidad, cómo hacer que las ne...
En Zúrich, cinco jóvenes emprendedores decidieron crear en 2008 una marca de mochilas que combinara diseño y funcionalidad con sostenibilidad y a la que, por si había dudas, llamaron Qwstion. La idea embrionaria pretendía dar respuestas a preguntas del estilo: cómo contribuir a un mundo más sostenible utilizando nuestra competencia y experiencia, cómo diseñar básicos versátiles y duraderos sin fecha de caducidad, cómo hacer que las necesidades funcionales resulten estéticas, cómo actuar siendo rentable con responsabilidad hacia la naturaleza y la comunidad, cómo podemos hacer que nuestros aprendizajes sean accesibles y dejar que otros se unan a nuestro progreso, qué es lo que realmente importa. Con este punto de partida se pusieron en marcha con convencimiento y llevan 14 años diseñando y desarrollando bolsas de viaje y mochilas para el uso diario con un aspecto discreto y un bajo impacto ambiental.
Me han citado en su tienda-atelier una mañana de primavera suiza, por lo que camino abrigado con lo poco que tengo, contra el viento racheado y bajo la lluvia. Como no podía ser de otra manera, el taller se encuentra en Langstrasse, ejemplo de barrio renacido y gentrificado. Y el edificio no puede ser más acorde al estilo de Qwstion, sobrio y utilitario: es un cubo de apariencia industrial, fachada revestida de paneles de aluminio, clásico muro cortina de metal y ventanales que alberga estudios de arquitectura y diseño.
Me recibe Matthias Graf, cofundador y director de arte de Qwstion, que me presenta a otros dos miembros del equipo, el CEO Hannes Schönegger y el director creativo Christian Kaegi. De primeras los tres son parcos en palabras, como sus diseños en artificios. En el taller donde nacen los productos se amontonan retales y muestras. A juzgar por el ruido que hay podríamos estar en un centro budista. Después de años de probar alternativas naturales a los textiles sintéticos, como el bambú, el cáñamo y el lino, Qwstion alcanzó su objetivo de usar solo fibras naturales cultivadas orgánicamente, y trabajan con lona de algodón 100% orgánico. Sin embargo, han ido más lejos. Después de tres años de investigación y desarrollo, han culminado en un nuevo material pionero hecho de plantas de banano, que forma la base de la nueva colección Minimal, hecha de bananatex.
¿Y qué es eso?
Bananatex es el primer tejido técnico fabricado exclusivamente a partir de las fibras de las plantas de banano de abacá, que se cultivan en las tierras altas de Filipinas. Tiene el potencial de revolucionar el futuro de los textiles funcionales y duraderos. Crecido dentro de un ecosistema natural de agricultura y silvicultura mixta sostenible, el banano de abacá es resistente y autosuficiente, no requiere pesticidas ni agua adicional. Si hay un tema que preocupa a Qwstion es la sostenibilidad. Consideran que hay pocas empresas e individuos que estén priorizando el problema del calentamiento global, como lo demuestra, dicen, el hecho de que la gran mayoría de las mochilas todavía estén elaboradas con materiales nocivos para el medio ambiente, a base de aceite y sintéticos como el nailon y el poliéster.
Para llegar ahí el viaje ha sido largo. “Nuestro objetivo principal”, cuenta Graf, el más hablador, “es impulsar un cambio positivo en cuestiones de sostenibilidad. Y lo hacemos a través de los materiales que desarrollamos y los productos que fabricamos”. La tienda es amplia y transmite sensación de espacio. Está decorada con precisión y sin amontonamientos innecesarios. Los colores de las mochilas son neutros. Qué serenidad. Vista desde la entrada parece una pista de hielo. Las mochilas son ciertamente refinadas, de apariencia cómodas, urbanas y, como diría un francés, décontractées. Una vez más, la forma sigue a la función. “Nos gusta decir que la función tiene que estar integrada. Es parte de la estética. Intentamos crear diseños de manera que puedan usarse en diferentes escenarios y también del modo más simple posible para que sean atemporales y se usen durante un periodo de tiempo más largo”.
La aventura que emprendieron en 2008 cargando preguntas ha llevado a la marca de Europa a Asia, y viceversa. Desde el germinal diseño y desarrollo en este estudio de Zúrich hasta las tierras altas de Filipinas; desde un productor de papel especial en Taiwán hasta su producción de larga duración en Huizhou, China. Insisten en que a lo largo del camino la planificación cuidadosa de la cadena de suministro ha moderado en todo momento las necesidades de transporte y, en consecuencia, las emisiones, al tiempo que aprovechaban las ventajas naturales que cada ubicación involucrada en el proceso de producción tenía para ofrecer.
Vamos a ver la colección reciente, expuesta de manera sobria en una pared blanca. Su línea de mochilas hechas con fibra de plátano ocupa ya casi la mitad de su producción y de sus ventas. Centrar el proceso creativo alrededor del material ha permitido desarrollar el bananatex, duradero y a la larga totalmente biodegradable. “Creemos que un aspecto importante de la sostenibilidad es la durabilidad. Las asas y los detalles en piel de curtido vegetal se oscurecen y suavizan con el tiempo. Los materiales naturales tienden a tener irregularidades, que adoptamos como una cualidad que agrega carácter individual al aspecto de nuestros bolsos. Aunque nuestros lienzos naturales no pueden igualar la resistencia de los componentes a base de petróleo como Cordura, Kevlar o Trucktarps, los materiales y el nivel de mano de obra que ofrecemos están destinados a resistir años de uso diario. La herencia del diseño del movimiento moderno suizo ha influido en nuestro pensamiento, haciendo que el desarrollo y la mejora continuos sean nuestro enfoque. Creemos en la verdad de los materiales y utilizamos recursos renovables siempre que sea posible para nuestras telas exteriores, forros, correas y nuestros herrajes metálicos. Utilizamos cuero curtido vegetal encerado para evitar la contaminación que a menudo es causada por el curtido al cromo estándar”. Han hablado de Suiza, adonde quería llegar, así que pregunto ¿hay una relación entre la marca y Suiza? “Por supuesto”, señala Graf. “Esta es nuestra casa y aquí es donde comenzamos. Siempre hemos tenido una especie de enfoque internacional para hacer las cosas, pero con la conexión para buscar desde aquí. Todo lo que ves tiene ese ADN. Estas son nuestras raíces, cómo crecimos y desde donde crecimos”.
Zúrich, ciudad neutral durante las guerras mundiales, tiene experiencia en acoger gente de diferentes nacionalidades. ¿Se puede apreciar este espíritu cosmopolita en la marca? “Sí. Por eso tenemos una perspectiva global de las cosas. De ahí viene el aspecto colaborativo, que también es importante en nuestra cadena de suministro”. Me invitan a sentarme en otro de sus productos, la Enso Long Chair, silla que han creado junto al diseñador francés Frédéric Dedelley. “Una silla y una bolsa tienen mucho que ver”, continúa Graf. “Una lleva cosas, otra lleva tu cuerpo. La colaboración con el fabricante Lehni es muy importante para nosotros. Esta silla está diseñada para la circularidad, fabricada en aluminio reciclado con asiento de fibras vegetales regenerativas cultivadas de forma natural biodegradable bananatex”. No le falta razón: es un sillón para uso en interiores y exteriores, definido por la funcionalidad, el diseño atemporal y el uso mínimo de recursos. Estoy tan cómodo y todo me parece tan artesanal que saco un último tema de conversación acerca de los límites de su expansión, hasta dónde les gustaría llegar.
Responde el CEO: “Queremos desarrollar lo que tenemos en mente y generar impacto. Y, por supuesto, es mejor tener el mayor impacto posible. Pero somos una marca pequeña, crecemos orgánicamente. No hay ningún gran inversor detrás y no puede ser nuestro objetivo tener miles de tiendas. El mercado en el que nos enfocamos es Suiza, Alemania, Europa Central y algunos otros alrededor. Ahora bien, como queremos causar impacto el crecimiento es algo que se agradece. Por supuesto que no estamos en contra de eso”. Suerte, pues.