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Best in Travel 2024: los 30 destinos de Lonely Planet para descubrir el año que viene

Desconectar, saborear, aprender y relacionarse con la población local son algunos de los propósitos que inspiran la lista anual de este sello de viajes. Desde Mongolia con sus propuestas sorprendentes, pasando por India y su poco conocida región noreste, hasta destinos muy conocidos y siempre atractivos como París, La Toscana o Croacia. Euskadi es la representación española de esta selección

LOS 10 PAÍSES A VISITAR EN 2024: El destino más deseado en 2024 va a ser Mongolia, país de grandes espacios abiertos y aventuras. En contraste, la capital, Ulan Bator, está cada vez más poblada y llena de propuestas sorprendentes en medio de la estepa, desde las gastronómicas a las de ocio. Mongolia siempre ha parecido un país inaccesible, encajado entre Rusia y China, pero cada vez está más abierta al turismo y una reciente campaña ha suavizado las restricciones de visados hasta 2025. Además, hay nuevos museos, nuevas carreteras y propuestas que se unen al atractivo de siempre: conocer las tradiciones nómadas del centro de Asia. Para ayudar a impulsar el turismo, Mongolian Airlines (MIAT) planea también abrir nuevos vuelos sin escalas a EEUU y los europeos tendrán conexión directa con Francfort y Estambul desde el nuevo aeropuerto internacional Gengis Kan de Ulan Bator, 50 km al sur de la capital. También es nuevo el Museo Nacional Gengis Kan de Ulan Bator, que abarca toda la historia de Mongolia y culmina con el reino de Gengis Kan, el gran guerrero mongol del siglo XIII que fundo el mayor imperio terrestre del mundo. Después se puede ir al centro a ver algunos de los nuevos parques y proyectos urbanos impulsados por el alcalde, un luchador dos veces olímpico, reconvertido en político. Y para vivir una aventura fuera de lo común se puede asistir al Festival del Aguila Dorada (14-15 septiembre 2024), 1600 km al oeste de Ulan Bator, en el que los kazajos cazan con águilas (las presas del festival son simuladas). Para ir más allá de Ulan Bator hay que estar dispuesto a aventurarse por maltrechas carreteras, pero las nuevas autopistas agilizaran el transporte por todo el país. En 2024 debería terminarse una nueva autopista de cuatro carriles al norte de Darjan, que reducirá el tiempo de viaje al norte de Mongolia. También es buena idea viajar al sur para ver el nuevo Museo Gobi de Naturaleza e Historia en Dalanzadgad. Los viajeros que vayan a la antigua capital de Jarjorin pueden visitar el nuevo Centro de la Caligrafia Mongola Erdenesiin Khuree, una galería donde ver a los calígrafos creando increíbles obras de arte en directo. Los nuevos museos y puntos de interés ayudan a comprender mejor el país, pero para apreciar Mongolia de verdad sigue siendo necesario aventurarse en sus estepas y conocer a las familias nómadas con su ganado. Quizá ofrezcan al viajero yogur recién hecho si planta la tienda cerca de uno de sus campamentos. Un viaje en todoterreno por el campo puede incluir la visita a un festival Naadam, con carreras de caballos, tiro con arco y lucha libre.Oleh_Slobodeniuk (Getty Images)
Tras unos años difíciles para los viajes, la India ha vuelto al mapa con nuevas rutas aéreas desde Europa y América que facilitan el acceso a los destinos más populares como Delhi, Bombay, Goa y Kerala, y con nuevas conexiones a los estados del noreste. Los ferrocarriles del país se están renovando con flamantes trenes nuevos en toda la red. Para los viajeros con antojo de dosas y templos es el momento de regresar a este país. Pero los cambios y mejoras permiten ahora viajar cómodamente a ciudades más pequeñas, con menos competencia hotelera y de transporte y fácil acceso a las zonas más desconocidas del país. Se puede por ejemplo volar a Amritsar para ir a los estados de montaña de Himachal Pradesh y Ladakh, o explorar el infravalorado Gujarat desde Ahmedabad, como alternativa al abarrotado Rajastan. Pronto será más fácil viajar a los siete estados del noroeste, que marcan la frontera “salvaje” del país, apenas conectados con el resto de la India. El gobierno ha lanzado un nuevo plan de acción para conectar las capitales de dichos estados –Guwahati (Assam), Shillong (Megalaya), Itanagar (Arunachal Pradesh), Kohima (Nagaland), Imfal (Manipur), Aizawl (Mizoram) y Agartala (Tripura)– con nuevas rutas aéreas y ferroviarias desde Delhi a partir del 2025. Va a ser un buen año para visitar el noreste, antes de que el mundo entero descubra sus hermosas montañas, la riqueza cultural de sus pueblos y sus junglas llenas de fauna. Desde los valles del Himalaya, llenos de monasterios budistas, hasta los bosques tropicales y sus palafitos con techos de paja, la India sigue siendo la India, pero con una nueva imagen diferente a la que el viajero descubría hasta ahora.helovi (Getty Images)
Nuestro vecino norteafricano vuelve a estar de actualidad tras su histórica actuación en la Copa Mundial de fútbol, su ascenso a lo más alto del circuito mundial de surf y su renacido festival de música, Mawazine. Incluso para los que ya conozcan Marruecos, el 2024 puede ser un buen momento para (re) visitarlo. Este país es un destino especialmente popular para los viajeros españoles, pero también un gran destino para principiantes, y no todo son zocos y medinas. Esauira, por ejemplo, es un buen enclave surfista y cuenta también con espacios de 'coworking´y 'coliving' para nómadas digitales. En la costa mediterránea, la línea de ferrocarril a Tánger se renovará pronto con trenes de alta velocidad. Los autores de la generación Beat ya no campan por la ciudad, pero sus viejos reductos, como el Café Hafa y el Gran Café de París, siguen ahí. Y en la costa, Tanja Marina Bay, inaugurada en el 2018, es la nueva y flamante cara de Tánger, con tiendas de lujo, restaurantes e incluso una discoteca en la punta del muelle. Y al margen de sus imágenes típicas de desiertos, dunas y medinas antiguas, no hay que olvidar que es un país de playas: tiene la séptima costa más larga de África y acceso al océano Atlántico y al mar Mediterráneo. En la costa atlántica, Marruecos se ha convertido en un destino surfista de nivel mundial. En 2022 albergó la primera competición profesional del continente, Surf Expo, en Taghazout. Y esto es solo el principio.Geography Photos (Geography Photos/Universal Image)
En Chile se están viviendo importantes cambios con la ampliación de algunos de sus famosos parques naturales y muchas iniciativas para cambiar el país. En la capital, Santiago, los chefs exploran el potencial de los ingredientes autóctonos, mientras que los viticultores de valles olvidados descubren métodos más naturales para elaborar sus vinos. La remota Rapa Nui (isla de Pascua) cambia las bases de su relación con el turismo por un futuro más sostenible, mientras que la labor de reforestación en la Patagonia restaura la rica biodiversidad de la región. Chile es un país de desiertos, selvas tropicales, volcanes, glaciares y fiordos repartidos a lo largo de 4720 km. En la última década, Chile ha creado más parques nacionales que cualquier otro país del planeta. La mayoría de ellos están en la Ruta de los Parques del Sur, donde parajes como el Parque Nacional Patagonia lideran un movimiento de recuperación cuyas estrellas son el puma, el nandu y el huemul. Los dos parques más nuevos están en el norte: el Parque Nacional Desierto Florido (protege un tramo de la parte sur del desierto de Atacama que se cubre de flores tras intensas lluvias) y el Parque Nacional Glaciares de Santiago, que abarca los glaciares que hay por encima de la capital.© Marco Bottigelli (Getty Images)
El diminuto Benín pasa desapercibido en África Occidental, sobre todo comparado con su vecina del este, Nigeria, pero puede ser el momento de descubrir su carisma, su historia y su cultura. Aquí estuvo hace siglos el antiguo reino de Dahomey y es también la cuna espiritual del vudú, un culto fascinante y a veces malentendido. Los viajeros ya han empezado a descubrir las playas de Benín, rodeadas de palmeras, y algunos de los mejores parques nacionales a este lado del continente. Una de las sorpresas del país es descubrir su particular panorama artístico, que floreció con la Fondation Zinsou de Cotonu, uno de los primeros museos de arte contemporáneo del Africa subsahariana (hay otro en Ouidah). En 2024, el país mostrará su talento al mundo, con su primer pabellón en la Bienal de Venecia. Pero la principal atracción del país para los visitantes no es la cultura contemporánea, sino sus tradiciones ancestrales, en especial el vudú, un culto animista que va más allá de lo que la cultura popular ha dado a conocer. Sus rituales se celebran en enero de cada año, en el Festival de Vudú de la histórica ciudad de Ouidah. Aquí, en la playa de Ouidah, la “Puerta de no retorno” marca el punto por donde los africanos esclavizados eran obligados a embarcar rumbo al Nuevo Mundo. La playa es ahora lugar de peregrinaje para los africanos de la diáspora, que la visitan reflexionando sobre este devastador capítulo de la historia de la humanidad. Al margen, Benín posee una impresionante variedad de paisajes, desde las playas atlánticas rodeadas de palmeras hasta la escarpada sabana del norte. Merece la pena acercarse al Parque Nacional de Pendjari, que se ha convertido en una de las grandes reservas de fauna salvaje de Africa Occidental y compite con los parques más famosos de Africa oriental y meridional.Dan Kitwood (Getty Images)
El tren maya, la autopista de la costa Pacífica y un eclipse. Este año hay muchas razones para viajar (o para volver a México). A las habituales, se suman en 2024 un nuevo y flamante ferrocarril, un gran evento de observación de estrellas y una superautopista hacia la costa. Tres razones convincentes para viajar a playas caribeñas y antiguas ruinas mayas; contemplar desde la arena dorada de Mazatlán un eclipse solar o visitar los pueblecitos bohemios de playa a lo largo de la escarpada costa de Oaxaca. Para comenzar, tenemos el nuevo tren maya, que creará una ruta circular de 1525 km por el sureste de México, y transformará de forma radical los viajes por la península del Yucatán: ahora será posible empezar el día en las ruinas mayas de Chichen Itzá, apearse para bucear en los arrecifes de Puerto Morelos y después tomarse una copa en un moderno chiringuito de playa de Tulum. El tren también para en el aeropuerto de Cancún, principal punto de entrada a la península. Este ferrocarril no ha estado exento de polémicas: los ecologistas temen que estos trenes tan pesados colapsen la delicada red subterránea de ríos y pozas de piedra caliza, los llamados cenotes. La sostenibilidad y la masificación turística serán temas candentes los próximos años. Otra excusa para viajar a México en 2024 será asistir al eclipse total de sol, sobre el mediodía del 8 de abril del 2024 en la playa de Mazatlan, en el Pacífico. Y ya de paso, recorrer las maravillas naturales de Mazatlan, incluyendo la observación de ballenas de diciembre a abril y de observación de aves todo el año. La tercera oportunidad es la nueva autopista que conecta la ciudad de Oaxaca y Puerto Escondido y que llevara al viajero a la playa de la magnífica costa del sur en solo 3 horas, y a codearse con los surfistas de Puerto Escondido, cuna de la “Mexican Pipeline”, con los “jipis” de Zipolite y disfrutar de su famosa playa nudista, en un relajado y tolerante ambiente.DANIEL SLIM (AFP via Getty Images)
Nuevos destinos en la Ruta de la Seda. De oasis en oasis, por las arenas de los desiertos de Kyzyl Kum y de Karakum, el turista moderno en Uzbekistán recorre las mismas rutas de los comerciantes de hace siglos. Ahora, el tren de alta velocidad y una práctica red de vuelos nacionales sustituyen a las antiguas caravanas de camellos, pero ciudades como Samarcanda, Bujará y Jiva siguen evocando la época de esplendor de la Ruta de la Seda. Cada una de estas tres ciudades posee un carácter único y todas ellas son accesibles desde la capital, Taskent. Pero no todo consiste en conocer estas tres ciudades míticas: al norte, en las montañas Nuratau, una iniciativa de turismo comunitario acoge ahora a otro tipo de viajeros que buscan los encantos de la vida auténticamente uzbeca entre comunidades de pastores que viven bajo fortalezas en ruinas. Lejos de las antiguas rutas comerciales y de miradas indiscretas, los pequeños pueblos de montañas permanecieron ocultos en los valles bajos de las montañas Nuratau. Los que se animan a ir al norte remoto, cuentan con fortalezas abandonadas y senderos de pastores que los unen, usados ahora tanto por aldeanos como por turistas.Jorge Fernández (LightRocket via Getty Images)
Durante años, Pakistán ha sido un país ignorado por el turismo tradicional, pero los grandes aventureros mantienen vivo este destino, listos para el día en que vuelva a figurar entre los grandes objetivos turísticos. Y puede ser antes de lo que pensamos: con la reducción de las tensiones políticas, los operadores de viajes de aventura han regresado a los bazares pakistaníes, a las mezquitas que alzaron los mogoles, los valles alpinos y los puertos nevados del Himalaya. Existe también un incentivo ético: cada rupia gastada en Pakistán ayuda a la reconstrucción del país tras las inundaciones del 2022. Pakistán es uno de los grandes secretos viajeros de Asia, porque hay pocos lugares en el mundo donde el pasado se perciba tan cerca, como se comprueba al por los mercados de Lahore, construidos por los mogoles, o por las viejas fortalezas de Hunza y Skardu. Pero también hay que admitir que es uno de los destinos más complicados del mundo y no hay que olvidarse del factor seguridad: el mapa de zonas restringidas cambia cada dos por tres y las infraestructuras dejan mucho que desear fuera de las grandes ciudades. Lo que sí que está asegurado es una experiencia auténtica: apenas hay enclaves turísticos. Los senderistas y alpinistas podrán contemplar los prados alpinos del Nanga Parbat (8126 m); los grandes viajeros a los que no les importa renunciar al confort disfrutarán en los magníficos 1300 km de la carretera del Karakorum, que une Pakistan y China por los valles de gran altitud de Gilgit-Balstistan; y los amantes de la historia retrocederán en el tiempo en los bazares de Lahore, Rawalpindi y Karachi. Aquí todo supera las expectativas y se llega a comprender por qué los pakistaníes describen a su país como “la tierra de la paz”, escuchando los cantos devocionales qawwāli de los peregrinos en antiguos santuarios sufíes como Data Darbar, en Lahore, o paseando por la silenciosa y mágica pradera de las Hadas, cerca del Nanga Parbat.Pacific Press (Pacific Press/LightRocket via Ge)
Croacia siempre figura en las listas de los mejores destinos para viajar: sus costas mediterráneas soleadas, la multitud de islas, cada una con su particular encanto, sus montañas y sus ciudades amuralladas y llenas de historia… lo tiene todo para triunfar. Además, ahora forma parte del espacio Schengen y la Eurozona, y es posible viajar por tierra desde Lisboa sin tener que mostrar el pasaporte ni cambiar de divisa porque tras 10 años en la Unión Europea, al fin ha adoptado el euro. Viajar a Croacia en el 2024 será más fácil que nunca. Sus regiones más famosas y visitadas están en la costa, con sus más de 1200 islas e islotes, con un paisaje siempre extraordinario. Pero puestos a escoger, tal vez sea el momento de descubrir rincones menos abarrotados, como la península de Peljesac, un lugar antes olvidado de la costa croata, que cobra actualidad gracias al espectacular puente de Pelješac, de 2,4 km de largo. A menos de 50 km de la famosa ciudad amurallada de Dubrovnik, esta península montañosa y alargada tiene fortalezas del siglo XIV, con 5,5 km de murallas defensivas que conectan Ston y Mali Ston (“pequena Ston”) por el monte. La vecina Prapatno tiene una de las mejores playas de arena de Croacia. Y un poco más lejos, en las laderas soleadas de Dingač y Postup, se produce el mejor vino tinto de Croacia. La península es también puerta de entrada a las islas de Mljet y Korčula, que albergan más playas, ruinas romanas, pueblos amurallados y un parque nacional. Y aunque la costa acapara toda la atención, en el interior de Croacia hay mucho que ver, comenzando por los parques nacionales de Krka y de los Lagos de Plitvice, de una belleza casi sobrenatural. Y quienes prefieran descubrir la cara más rústica de Croacia, pueden continuar hasta las bucólicas tierras agrícolas de las regiones de Zagorje, Međimurje y Slavonia.Cristina Arias (Cover/Getty Images)
El Caribe también apuesta por la cultura. Con sus playas bañadas por el sol, la arena blanquísima y las aguas de un azul intenso y cristalino esta isla ostenta el título de “Mejor destino mundial de lunas de miel”. Sin embargo, en los últimos tiempos las autoridades turísticas de Santa Lucía están dando prioridad a la cultura local y al rico patrimonio de la isla, sus originales tradiciones y su lado creativo. Este nuevo foco también incluye la cocina local, con influencias africanas, europeas (británica y francesa) y de las Indias Orientales. Como destino, Santa Lucía puede convertirse en un destino ideal para aquellos fans del Caribe que busquen algo más que el típico alojamiento con pulsera todo incluido. En 2024 vuelve también a Santa Lucía el mejor festival musical internacional del Caribe: el Saint Lucia Jazz and Arts Festival, que apuesta también por la danza, el teatro y la cocina local. Reunirá grandes estrellas del espectáculo de todo el mundo, y a muchas leyendas del reggae y el gospel. Y en mayo regresa también el otro gran festival de la isla, el carnaval, con toda su pompa y esplendor y su espectacular desfile de gente adornada con plumas y joyas, bailando al ritmo de soca.Loop Images (Loop Images/Universal Images Gro)
LAS 10 REGIONES QUE NO TE PUEDES PERDER EL PRÓXIMO AÑO: En 2024 se inaugurará la Transdinárica, la primera ruta ciclista que conectará los Balcanes occidentales en un itinerario de 80 etapas. Será mucho más que un camino para recorrer esta zona del sureste de Europa: todo un desafío y una lección de naturaleza y de historia. En total, 3364 km que conectan Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, Kosovo y Serbia. Hay montañas, un mar, el Adriático, infinidad de lagos y ríos, y todo se puede hacer en etapas diarias de una media de 50 km, de dificultad media. En el trazado de la ruta se ha priorizado el descubrimiento sostenible de enclaves que son Patrimonio Mundial, parques nacionales y pueblos repletos de cultura tradicional. La Transdinarica empieza en Kobarid, Eslovenia, en los Alpes Julianos en la linde suroeste del Parque Nacional Triglav, va hacia el sur por las Cuevas de Skocjan y entra en Croacia y en la ciudad adriática de Rijeka. Pasa por un corredor de seis parques nacionales croatas, incluido el de los Lagos de Plitvice, lleno de cascadas, y el paraíso de la escalada en roca: Paklenica. Por el camino, las ciudades romanas de Zadar y Split, Patrimonio Mundial, recuerdan que esta expedición es tan cultural como deportiva. Para muchos ciclistas Bosnia y Herzegovina es un paso a lo desconocido, hacia el corazón de los Alpes Dináricos. La Transdinárica serpentea por valles remotos antes de adentrarse en el valle del rio Neretva rumbo a la ciudad de Mostar. La siguiente etapa será entrar en Montenegro por el canon del rio Tara, el más profundo de Europa para seguir hasta el Parque Nacional Durmitor y lago Skadar, el Parque Nacional Theth, ya en Albania, donde se puede admirar la majestuosidad de los ‘Alpes albanos’. Siguiente etapa, hacia el sur: el lago Ohrid, el más antiguo de Europa, que posee la curiosa distinción de ser Patrimonio Mundial natural y cultural. Sigue la ruta hacia Macedonia del Norte, con todo el peso de la historia balcánica, para después cruzar la frontera de Kosovo, seguir hacia el norte hasta Serbia, el octavo país, y bordear su frontera occidental hasta los resorts de esquí de Zlatibor y Mokra Gora. En el Parque Nacional Tara, los densos bosques y el cañón del río Drina guían al ciclista. Después la ruta gira al oeste hacia Bosnia y completa un bucle por los seis países para concluir en la histórica capital de Sarajevo.simonkr (Getty Images)
La isla Canguro (o KI, como la llaman los isleños) es un desconcertante mundo aparte. A solo 40 min de avión desde Adelaida, capital de Australia Meridional, es la tercera isla más grande del país y deja pequeñas a islas como Singapur o Bali, pero sorprende lo aislada que está. Más grande de lo que parece y con una costa extensísima (540 km), es un lugar en el que el viajero puede disfrutar de sus originales productos, conocer la fauna australiana y descubrir algunas de las mejores playas del país. Paraíso de la fauna, su condición de isla remota la ha convertido en santuario de especies autóctonas y amenazadas. Es posible ver canguros saltando por la carretera o koalas durmiendo la siesta en los eucaliptos. En las aguas turquesas de la isla viven delfines, pingüinos y el singular dragón de mar; son perfectas para la práctica del buceo y el esnórquel. La isla también alberga una de las mayores colonias de leones marinos de Australia, y en el Seal Bay Conservation Park los visitantes pueden pasear por la playa y conocer de forma responsable a estas especies que retozan y descansan. Hay grandes zonas atravesadas por carreteras sin asfaltar y en las que apenas hay cobertura de móvil, y eso forma parte de la magia de la isla: aquí el tiempo se detiene y permite conectar con el entorno sin distracciones. En el 2024 habrá más conexiones con la isla desde Cape Jervis, y la isla se prepara con más restaurantes y servicios para atender a los nuevos viajeros. david bryant / 500px (Getty Images/500px)
Hay pocos lugares que representen el concepto italiano de 'dolce vita' tan bien como la Toscana. Aquí también se practica el turismo slow, disfrutando de los pequeños detalles: rutas senderistas, cocina rústica o rutas para descubrir los 50 pueblos dispersos por toda la región donde admirar el patrimonio etrusco. Y es que la historia etrusco-romano ha renacido con nuevos descubrimientos. Como las 24 estatuas etruscas descubiertas en el spa medieval de San Casciano dei Bagni en el 2022 o Il Santuario Ritrovato (el santuario redescubierto), cuya monumental escala no advirtieron los arqueólogos hasta el año pasado. En los siglos II y I a.C, los etruscos se bañaban en estas pozas que se alimentaban de 42 manantiales naturales, y veneraban a deidades que aseguraban las propiedades curativas del agua. No dejan de salir piezas arqueológicas y nuevas zonas y en el 2024 habrá circuitos guiados por arqueólogos locales, que serán el preludio de un futuro gran parque arqueológico. De momento, en 2024 abrirá sus puertas el nuevo museo de San Casciano dei Bagni, en el Palazzo dell’Arcipretura, que ofrecerá un recorrido por una civilización enigmática. El nuevo museo, se añade al Museo Civico de Chiusi, “La Citta Sotterranea” (que explora inscripciones etruscas) y las fascinantes exposiciones sobre mujeres etruscas en el Museo Arqueólogico de las Termas de Chianciano. Al margen de lo etrusco, 2024 puede ser también un buen momento para descubrir la cara más rural de la Toscana. Por ejemplo, en el conjunto medieval de San Casciano, coronado por el campanario de la Chiesa di San Leonardo, o en los mercados agrícolas y trattorie de kilómetro 0 que se extienden por el valle. Sus productos locales se degustan mejor en un paseo a pie, en bicicleta eléctrica o a caballo entre los viñedos. En el 2024 varias docenas de ellos se incorporarán en la red de turismo sostenible Valdichiana Active. De vuelta a San Casciano solo nos queda seguir las señales que nos llevan a las “Terme acqua calda” un trío de pilas romanas de piedra de travertino que siguen en uso al pie del pueblo. Bañarse al anochecer en su agua (a unos 40°C) es casi mágico, con la luz de la luna y las estrellas que sumergen al viajero en el alma resucitada de la Toscana. Gary Yeowell (Getty Images)
En el condado de Donegal es posible encontrar playas desiertas, en medio de la costa más larga de Irlanda, entre sus más de 100 playas. Fuera de las rutas más clásicas es el condado irlandés más septentrional y salvaje, con los acantilados marinos más altos de Europa, en Sliabh Liag, de 601 m de altura, y kilómetros de senderos costeros vírgenes a lo largo de la Wild Atlantic Way. Sus antiguas fortalezas, tradiciones musicales y el rico patrimonio de la lengua irlandesa ofrecen una experiencia inmersiva al visitante curioso. Las playas de Donegal son su secreto mejor guardado, y siempre hay cerca algún lugar con magia para nadar: desde las rojizas arenas de la bahía de Ballymastocker en las costas occidentales de Lough Swilly hasta el descenso a la escarpada y escondida bahía de Kinnagoe en Inishowen. Y en cualquiera de ellas puede que nos encontremos solos (o casi). Otro lugar interesante es el Parque Forestal de Ards, con árboles que crecen hasta la orilla del agua, y lleno de calas desiertas, como Lucky Shell Beach. Los aventureros pueden ir al Parque Nacional de Glenveagh, lleno de rutas senderistas, con el pico del Errigal erguido, orgulloso, sobre las Tierras Altas de Donegal. Donegal posee una de las mayores concentraciones de negocios de turismo activo de Irlanda, a menudo de gestión familiar. Casi todos apuestan por el turismo slow y sostenible, y su esfuerzo empieza a dar fruto. Las propuestas incluyen rutas de kayak, circuitos panorámicos y tranquilos en bicicletas eléctricas, circuitos por mar para ver el patrimonio marítimo respetando la fauna local, rutas de esnórquel, surf (por ejemplo, en la ancha playa de Rossnowlagh, hogar espiritual del surf irlandés). La sostenibilidad también se practica en las propuestas gastronómicas, que apuestan por los productos locales y asequibles con un toque casero, con cocinas de barrios, restaurantes efímeros, o chefs multipremiados que han vuelto a Donegal para conciliar la vida laboral y familiar. Toda una revolución culinaria que saca partido de las ostras locales y el pescado fresco que llega a diario y los productos de temporada locales. David Díez Barrio (Getty Images)
Gastronomía, surf y paisajes espectaculares. Los expertos de Lonely Planet han escogido este año el País Vasco como uno de los destinos a destacar en 2024, aunque sus encantos son los de siempre: una belleza espectacular y en salvaje en algunos puntos; una gastronomía local rica y singular, y una cultura propia ancestral y original. Pero, además, destacan en su selección las iniciativas de la región para lograr un turismo más sostenible y de menor impacto y por mejorar las comunicaciones. Lo incuestionable es que Euskadi es uno de los lugares del mundo donde mejor se come: desde el humilde pintxo (una obra de arte en San Sebastián, Bilbao y en cualquier sitio) hasta la creativa magia culinaria de chefs como Martín Berasategui (el chef español actual con más estrellas Michelin), Bittor Arginzoniz (del Asador Etxebarri) y Juan Mari Arzak y Elena Arzak. Por todo Euskadi los grandes chefs siguen innovando e inspirando, y basan su arte en los productos locales más frescos y en recetas tradicionales que pasan de generación en generación. Pero no todo son estrellas Michelin. La cocina vasca también es la tradicional tortilla de bacalao o el chuletón en una sencilla sagardotegi (sidrería); un festín de marisco fresco con vistas a la bahía de Vizcaya, un refrescante txakoli en un bar de vinos chic o una ruta por las bodegas modernas de la Rioja Alavesa. El turismo sigue en alza: en San Sebastián hay hoteles renovados y galerías nuevas como Villa Magdalena que causan sensación junto a playas doradas y la arquitectura 'bélle époque', mientras que el barrio surfista de Gros es cada día más popular. El panorama es muy similar en Bilbao, donde el arte sigue muy en boga, desde el ineludible Museo Guggenheim, hasta la revitalizada isla de Zorrotzaurre (concebida originalmente por Zaha Hadid), cuyos edificios industriales renacen como espacios culturales. El Mercado de la Ribera, de estilo art-deco, sigue siendo uno de los grandes mercados, y hay puestos de pintxos por todas partes. La capital del interior de Euskadi, Vitoria-Gasteiz, es una sorpresa más relajada, con un mundo propio de pintxos, una animada escena de arte urbano y galerías excepcionales como el Artium. Y por toda la costa, los campos verdes dan paso a acantilados azotados por el viento de la bahía de Bizkaia, región pionera del surf español en la década de 1960 y hoy toda la costa es un paraíso surfista, desde las playas urbanas de San Sebastián a la famosa Mundaka, con su puerto pesquero en la ría de Urdaibai, cerca de Gernika. Y todavía nos quedaría por descubrir el interior, menos visitado, con zonas agrícolas tranquilas, pueblos antiguos y rutas senderistas que entrelazan los montes. Pawel Toczynski (Getty Images)
Incluso en destinos como Tailandia, quedan muchas regiones al margen del turismo de masas. El sur, la cara musulmana del país, puede ser un segundo viaje para viajeros independientes. Es la Tailandia anterior a los mochileros: tranquila, económica y con el añadido de una original cultura tailandesa musulmana. Kilómetros de playas desérticas, pueblos pesqueros tradicionales y parques nacionales cubiertos de jungla, historias y leyendas de santos milagrosos y sultanes conquistadores… esta es otra Tailandia de mezquitas y santuarios, donde se puede probar una original cocina halal y descubrir la singular cultura local surgida tras siglos de mezcla tailandesa, malaya e indopersa. Cuanto más al sur se va, más se nota el cambio en la cultura y la gente: todo empieza a parecerse más a la vida del otro lado de la frontera, en Malasia. En las noches sagradas el canto hipnótico de los devotos flota en el aire y la llamada a la oración suena cinco veces al día desde mezquitas con un estilo que casa lo tradicional tailandés con lo islámico clásico. Estamos en una zona que fue gobernada por sultanes musulmanes que negociaron con las potencias coloniales europeas e incluso hicieron frente a los históricos imperios tailandeses del norte. Pero poco a poco, ha quedado al margen. Hoy los viajeros pueden descubrir colinas cubiertas de selva como las de Singha Nakhon para ir en busca de las ruinas de antiguos reinos, como el sultanato de Singora, apartando espesas enredaderas que ocultan sus murallas olvidadas y sus fuertes militares con cañones oxidados que todavía apuntan hacia el mar. Es en esta región del sur donde está el monumento islámico más antiguo y simbólico del país: la mezquita de Krue-Se, del siglo XVI, cerca de Pattani, con un aire típicamente persa. También es en esta región ignorada por el turismo donde se encuentran algunos de los tramos de costa más aislados del país. En sitios como Ao Khanom es fácil disfrutar de la playa en solitario, sin más compañía que la de algún delfín rosado. Es buena idea montarse en un ciclomotor para recorrer los senderos costeros que serpentean entre pueblos pesqueros remotos y pararse en los puestos de té locales. Las provincias del sur, tienen ciudades como Nakhon Si Thammarat, Surat Thani y Hat Yai, muy accesibles para el viajero independiente: hay trenes, autobuses, microbuses y ferris que viajan a todos los rincones de la región.Matteo Colombo (Getty Images)
La costa suajili de Tanzania lleva milenios recibiendo viajeros. Los primeros fueron los comerciantes que llegaron empujados por los monzones desde Arabia, la India y China, y que modelaron la cultura local. Hoy pasado y presente se unen en las ruinas envueltas en musgo flanqueadas por modernos hoteles. Los pescadores reman en ngalawas de madera a la sombra de ferris de alta velocidad, y la gente vende anacardos en las esquinas de rascacielos de oficinas donde se cierran grandes negocios. 2024 puede ser un buen momento para visitar esta región que mira al futuro con esperanza bajo el liderato de la primera mujer presidenta de Tanzania. El ritmo local sigue siendo el de siempre: pausado, remando por los calurosos canales entre manglares de la isla de Mafia o visitando pueblos bañados por el sol donde la vida sigue igual que hace siglos. Podremos explorar los restos de un palacio con 700 años de historia en Kilwa Kisiwani; pasear por las calles sinuosas de Stone Town, en Zanzíbar, con sus puertas de madera tallada y casas hechas de piedra de coral; o disfrutar de un crucero a bordo de un dhow, con sus blancas velas hinchadas por la brisa. También es posible darse un lujo de un par de noches en cómodos lodges, alojarnos en pensiones locales, saborear la cocina costera de especias sutiles y el pweza (pulpo) a la parrilla en mercados a la luz de las velas. En la costa, los tiburones ballenas no son un impedimento para nadar en la isla de Mafia y aprender sobre conservación marina, y en Pemba se pueden explorar calas ocultas y ver clavos secándose al sol como desde hace muchos siglos. En el diminuto Parque Nacional Saadani, veremos elefantes caminando por la arena y flamencos en el delta del río. Esta es una zona que cambia rápidamente, pero que se siente orgullosa de su pasado y se aprecia en las calles mucha energía e ilusión.Eleonora Gorini (Getty Images/500px Plus)
Montaña se está convirtiendo en un destino cada vez más popular para todos los públicos: familias, amantes de la aventura, buscadores de naturaleza en estado puro… Con 121.400 km² de terreno estatal, algunos de los paisajes más espectaculares y cinematográficos de EE UU y un interés creciente por la cultura y la gastronomía, viajar a Montana es una oportunidad para descubrir la rica historia de la cultura nativa de las rocosas. Aquí hay ciudades como Bozeman y Missoula y parques extraordinarios como el Parque Nacional de los Glaciares (territorio de los pies negros, salish, pend d’oreille y kutenai) y el Parque Nacional de Yellowstone (territorio de los kiowa, pies negros, cayuse, coeur d’alene, shoshone y nez perces). Son parques muy solicitados y en verano siempre están llenos, pero hay opciones para tener experiencias parecidas, pero con menos gente: alguna de las 15 áreas naturales de Montana, que incluyen la Bob Marshall Wilderness (territorio de los pies negros, salish y kutenai) o la Absaroka-Beartooth Wilderness (territorio de los apsaalooke). Se cree que algunas rutas de estas zonas coinciden con los corredores originales de los pueblos nativos, por lo que hay historia en cada paso. Algunas áreas exigen permisos, pero la mayoría son de libre acceso, cada visitante debe explorarlas de forma responsable mientras disfruta del imponente paisaje. Los paisajes resultan muy familiares, porque aquí se han rodado muchísimas películas, desde westerns de época hasta dramas actuales. Son escenarios de cine, como los escarpados picos que rodean Paradise Valley a las sinuosas colinas de las afueras de Missoula, o el Yellowstone Film Ranch de las afueras de Livingston, todas ellas con el Emigrant Peak como telón de fondo. Stephen Simpson (Getty Images)
Entre Salzburgo, al norte, y la glamurosa Kitzbuhel, al oeste, la zona de montaña de Saalfelden Leogang suele pasar desapercibida, aunque es una maravilla por sus paisajes y sus propuestas de experiencias al aire libre. En este resort de montaña austriaco de la región de Salzburgerland, 2024 puede ser un año decisivo para su futuro sostenible, con el estreno de un nuevo telesilla verde, un elegante spa y un montón de actividades guiadas al aire libre para adentrarse de lleno en los Alpes. Además de a esquiar, a esta región se viene para ver puestas de sol espectaculares entre las cimas alpinas, disfrutar de un concierto de música de Bach en la montaña o pasear con raquetas sobre nieve polvo, en Saalfelden Leogang. Cerca de aquí, donde Austria se toca con Alemania, los picos calizos de Steinernes Meer se alzan como un telón sobre una vasta meseta kárstica muy apreciada por senderistas y escaladores. A 1900 m de altitud, el monte Asitz regala vistas de un par de lagos relucientes y picos escarpados que despuntan sobre los valles alpinos. Lo llaman “el monte de los sentidos”, y con razón. En verano sus pinares son la sala de exposición de una ruta artística única, y la música folk, rock y clásica resuena entre las montañas durante los conciertos TONspuren al aire libre (la acústica es excelente). A lo largo de todo el año hay propuestas interesantes, como los llamados “Cine de la Naturaleza”, miradores para gozar de vistas impresionantes de las montañas desde la comodidad de una hamaca o una butaca de madera. En el Epic Bike Park, los ciclistas de montaña pueden disfrutar con unas rutas muy exigentes, pero con unas vistas inigualables. Quien prefiera andar puede optar por la Climate Hike, que es casi un viaje en el tiempo tras el rastro del hielo y el agua, o por la Saalachtaler Hohenweg, una ruta de larga distancia (68 km) con evocadoras vistas de los picos más altos de Austria en el Parque Nacional Hohe Tauern. Con las primeras nieves, Saalfelden Leogang se convierte en un paraíso invernal. El Skicircus cuenta con 270 km de pistas, pero ahora apuesta por actividades de bajo impacto en la naturaleza, como el esquí de travesía, las rutas con raquetas de nieve, el senderismo de invierno y el esquí de fondo en 150 km de pistas habilitadas para tal fin.Wolfgang Eder / 500px (Getty Images/500px Plus)
En Escocia los turistas se concentran en el castillo de Edimburgo, las orillas del Loch Lomond y los picos de Glencoe, pero algunos viajeros ponen rumbo ya hacia el norte, a la solitaria región de Flow Country: una extensión acuática más allá de las cordilleras más altas de las Highlands. En 2024 esta región estará en el punto de mira porque aspira a ser Patrimonio Mundial de la Unesco. Ahora es el momento ideal para viajar hasta aquí y explorar sus pantanos y su costa, de una belleza desgarradora. Flow Country una de las regiones menos pobladas de Europa, un lugar tan alejado de la frontera inglesa como los fiordos noruegos. Precisamente fueron los vikingos quienes le dieron nombre: Flow proviene del nórdico antiguo y significa “húmedo”, y es que los 3885 km² de ciénagas reflejan la compleja interacción del agua y la tierra, con turberas cavadas en un laberinto de canales que brillan como espejos las largas tardes de verano y que se cubren de hielo las largas noches de invierno. Es el destino perfecto para viajeros en busca de silencio y paisajes diferentes. El rico ecosistema de flora y fauna del Flow Country tiene un enorme valor en plena crisis climática, ya que la turba actúa de sumidero gigante del carbono, que de otro modo penetraría en la atmosfera terrestre. Este terreno pantanoso suele ser traicionero e impracticable a pie, pero una pasarela de madera se adentra por la Reserva Natural de Forsinard Flows hasta el mirador de Flows, una torre de curioso diseño desde la cual se pueden ver mirlos acuáticos y correlimos, archibebes claros y chorlitos dorados revoloteando en el horizonte. Y luego está la costa, maravillosa y bordeada por la popular carretera North Coast 500, con paradas inevitables en la ciudad de Dornoch, con su catedral y una playa de arena dorada, el pueblo pesquero de Helmsdale y la zona de faros: desde el faro de Dunnet Head –el punto más septentrional de Gran Bretaña continental– hasta el de Cape Wrath, al oeste y azotado por las tormentas. Thurso es la capital del surf escocesa (con neopreno grueso, claro) y su mejor momento siempre es en pleno invierno. No nos llamemos a engaño: el clima es terrible, pero para muchos viajeros, el encanto de este rincón de Escocia radica en los momentos de soledad absoluta, refugiados en un pub junto al fuego de una chimenea. lucentius (Getty Images)
LAS 10 CIUDADES IMPRESCINDIBLES PARA EL PRÓXIMO 2024: La capital de Kenia, infravalorada durante mucho tiempo por el turismo e incluso por sus propios residentes, por fin brilla por sí misma como centro de cultura. Nairobi no es una ciudad fácil, pero más allá de su cara más dura, encierra un montón de experiencias sorprendentes para el viajero. La ciudad está superando la mirada colonial y se lanza a presumir de su propia cultura, con un despliegue de restaurantes de cocina local y una colección de espacios artísticos y culturales que han generado un nuevo ambiente fresco y genuino, convertido en nueva seña de identidad de Nairobi. En el panorama gastronómico de Nairobi, ya hay muchos restaurantes que trabajan con ingredientes y cocinas autóctonos. Todo un reto para los nuevos chefs. También la música en directo ha vuelto a Nairobi tras el silencio de los años de pandemia: abundan las noches de DJs, pero también los conciertos: el reggae, el rap y la rumba son los géneros más populares, pero también hay posibilidades de escuchar música tradicional de bandas profesionales. La comunidad artística local es el tercer pilar del cambio: lleva décadas muy activa, con veteranos que han creado estilos propios, como la escuela Tingatinga. En los últimos años ha emergido el coleccionismo local, y la subasta anual East African Art Auction es su evento más destacado. Las salas de arte toman nota, e incluso el Museo Nacional de Nairobi, que hasta hace poco era famoso por su mohosa colección de animales disecados, alberga ahora exposiciones e instalaciones muy interesantes. El arte contemporáneo está presente en toda la ciudad gracias a espacios como One Off Contemporary Art Gallery (Rosslyn), con un asombroso jardín de esculturas; Circle Art Gallery (Lavington); y la galeria colectiva Brush Tu Gallery (BuruBuru), que recibe visitas con cita previa.WLDavies (Getty Images)
En el verano de 2024, todos los ojos estarán puestos en París como el gran escenario mundial de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Las contrarreloj de ciclismo rodarán por la ciudad; el vóley-playa y el fútbol para invidentes se jugarán bajo la Torre Eiffel; y los bailarines de `breakdance' bailarán al ritmo de los DJ en la plaza donde rodó la cabeza de Luis XVI en 1793. París también se presenta con cuatro nuevas disciplinas olímpicas: monopatín, escalada deportiva, surf y 'breakdance'. Además, como ciudad que se reinventa cada dos por tres –tiene una farmacia que receta libros, exposiciones flotantes de fotografía en el Sena y un rascacielos en forma de triángulo de cristal–, París tiene muchísimas novedades interesantes, más allá del ámbito olímpico. Los juegos Olímpicos son una oportunidad única para acercarse a barrios poco conocidos que se promocionan ahora como sedes de la Villa Olímpica (Saint-Denis, Saint-Ouen-sur-Seine y L’Ile-Saint-Denis). Si todo va bien, la catedral, cerrada desde el 2019 tras un devastador incendio, reabrirá sus puertas en el 2024. También el Grand Palais, con su techo de cristal art Nouveau más impresionante que nunca tras una reforma de 466 millones de euros o la nueva sede de la Fondation Cartier, muy cerca del Louvre, en el histórico Louvre des Antiquaires (1852): es la atracción estrella del año. Y además, la ciudad se hace más y más verde, limitando el tráfico en el centro de la ciudad, con nuevos carriles bicis, nuevas estaciones de metro y nuevas zonas verdes en azoteas y muros, bosques urbanos o granjas y jardines a la luz de la luna.Alexander Spatari (Getty Images)
Montreal siempre ha sido uno de los destinos más interesantes de Canadá, con un apretado calendario anual de festivales y eventos artísticos y sus barrios llenos de repletos de restaurantes de todo tipo, galerías modernas y tiendas curiosas. Pero ahora cuenta además con nuevos museos, atracciones renovadas, una gran oferta gastronómica y nuevas opciones de transporte que facilitan aún más el viaje. Esta ciudad en la isla donde convergen los ríos San Lorenzo y Otawa y con una región metropolitana de más de cuatro millones de habitantes, está lista para convertirse en uno de los destinos más atractivos del año. Entre las novedades culturales, está el Dapne, el primer centro de arte nativo de la ciudad, que ha vuelto a abrir en un nuevo espacio y muestra obras de los artistas indígenas de la región. La edición del 2024 de la Contemporary Native Art Biennial (BACA) ocupará la ciudad en mayo y junio. También abre nuevas instalaciones el MEM, Centre des Memoires Montrealaises, el museo de historia de la ciudad y también reabrirá sus puertas en el 2024 uno de los iconos de la ciudad, tras una renovación: la Torre de Montreal, la torre inclinada más alta del mundo, cuyas vistas desde el observatorio del Olympic Park abarcan toda la ciudad. También se puede disfrutar de grandes vistas de Montreal desde la ultramoderna Tour du Port de Montreal, en el Grand Quay. Con miles de murales, el arte urbano sigue muy activo, sobre todo en Saint-Laurent Blvd, que cada verano suma nuevas obras durante el MURAL fest. Y el Festival Internacional de Jazz de Montreal, inaugurado hace más de 40 años y convertido en el mayor festival de jazz del mundo, sigue atrayendo a melómanos todos los veranos.Maremagnum (Getty Images)
Mostar vive un momento especial. Este verano se celebra el 20º aniversario de la reconstrucción del puente Stari Most, una excusa perfecta para conocer la ciudad, favorita de mochileros y amantes de los Balcanes, que por fin se convierte en un destino para algo más que una visita rápida de un día. Su casco antiguo medieval, salpicado de alminares, y el famoso puente, seguirán siendo la gran atracción, pero además hay festivales de arte, artesanía y música. Después de pasear por las calles adoquinadas del casco antiguo, entre mezquitas, bazares y cafés, se puede cruzar el rio Neretva, para descubrir una nueva cara de Mostar en Španjolski Trg, el barrio occidental de la ciudad, donde el Street Arts Festival Mostar (SAFMO) encarga a artistas y diseñadores la creación de enormes murales. Con la intención de reconstruir el espíritu comunitario y dejar atrás los conflictos de antaño, SAFMO invita a creativos locales e internacionales a pintar obras políticas, coloridas y emotivas. Estos enormes murales decoran edificios abandonados, bloques residenciales y zonas urbanas (en las que aún se ve el impacto de la metralla de los bombardeos durante las guerras yugoslavas) y ayudan a regenerar el barrio. SAFMO inaugura una nueva obra cada verano, pero la mayoría de las obras de arte se pueden ver todo el año. La plaza Španjolski Trg también alberga el Mostar Summer Fest, un festival de tres días con bandas de todos los Balcanes; y en diciembre se llena de puestos de comida y artesanía con el mercado navideño. Pero el protagonista este año será el puente, destruido en 1993 y reinaugurado el 23 de julio del 2004 en todo su esplendor. Este verano celebrará su 20 aniversario por todo lo alto y para ver un gran espectáculo es buena idea visitar la ciudad el último fin de semana de julio, durante el Mostar Bridge Jumping Festival, heredero de una tradición local con siglos de historia. Tim E White (Getty Images)
Filadelfia es la primera ciudad Patrimonio Mundial de EE UU, también conocida como “Cuna de la libertad”, “Cuna del país” y “Ciudad del amor fraternal”. Muchos nombres inspiradores para una de las ciudades más dinámicas del país, con una importante actividad cultural. Entre grandes inauguraciones y aniversarios relevantes, los museos justifican por sí solos un viaje en el 2024; y también los restaurantes, perfectos para reponer fuerzas en la maratón de museos que propone la ciudad. El bulevar Benjamin Franklin Pkwy, amplio y flanqueado por instituciones emblemáticas, es el punto de partida lógico para la inmersión cultural. En uno de sus extremos se alza el Instituto Franklin, “el país de las maravillas de la ciencia”, que cumple 200 años en el 2024 y lo celebra con nuevas galerías, incluida la muestra de fisiología que rodea el gran corazón, literalmente, del instituto. Todo va a cambiar para volverse más interactivo y tecnológico. Muy cerca está la Barnes Foundation, una cueva del tesoro que incluye, entre otras joyas, las mayores colecciones de Renoir y de Cezanne del mundo. El aliciente del 2024 será una exposición especial sobre el fotógrafo y director de arte Alexey Brodovitch. La Barnes pondrá también en marcha el proyecto más novedoso del bulevar Franklin en los últimos tiempos: los Jardines Calder, cuya finalización está prevista para finales del 2024. Esta oda a uno de los hijos predilectos de la ciudad, un proyecto de la Calder Foundation que mezclará los épicos móviles, stabiles, esculturas y pinturas de Calder, con la arquitectura de Herzog y de Meuron, ganadores del premio Pritzker, y el paisajismo de Piet Oudolf (famoso por el High Line de Nueva York). Inverse Couple Images (Getty Images)
En Manaos, capital de la Amazonía brasileña, no solo proponen una aventura ecológica. Todo es un gran espectáculo que merece la pena contemplar, al menos una vez en la vida. La ciudad más grande de la región, en la curiosa confluencia del río Negro con el parduzco río Solimões, como llaman aquí al curso superior del Amazonas, está rodeada de la mayor selva tropical del mundo donde viven numerosas especies únicas y en peligro de extinción. Manaos se prepara para albergar, en el 2025, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Junto con Belem, la otra metrópolis amazónica, Manaos es desde hace tiempo un foco clave en la actual lucha por salvar la selva amazónica. Mientras las ONG, incansables, trabajan para limpiar los igarapes (arroyos y pequeños ríos) de la ciudad y combatir la deforestación, la capital del Amazonas brasileño se prepara para librar batalla junto al turismo sostenible y las iniciativas indígenas. En la ciudad, la Reserva Forestal Adolpho Ducke protege el bosque urbano más grande del mundo y, al otro lado del río negro, el Parque Ecológico Janauari tiene más de 126 km² de bosque inundado, con nenúfares gigantes y una fauna poco común. Ambos son un buen aperitivo de los 6,7 millones de km² de selva que los rodea. E.Hanazaki Photography (Getty Images)
En 2022 el gobierno indonesio anunció que trasladaría la capital del país a una nueva ciudad recién construida, Nusantara, así que Yakarta pronto dejará de ser la sede del gobierno y de la administración, pero seguirá siendo el estupendo campo base que ha sido siempre para los viajeros que visitan las selvas del país y sus islas remotas. Yakarta es una mega ciudad con graves problemas de tráfico, que además padece frecuentes inundaciones, pero esto no ha sido un impedimento para desarrollar un espíritu cosmopolita y con una gran vida cultural que hace que merezca la pena visitarla: azoteas con vistas, una fenomenal cocina internacional y galerías y museos modernos. La nueva capital, Nusantara, estará a 1.288 km de distancia, en la isla de Borneo, y lo más probable es que hasta allí se desplacen muchas conexiones de transporte, trabajadores y recursos culturales de Yakarta, así que el 2024 es una oportunidad para conocer esta metrópolis histórica y dinámica antes de que el paisaje cambie para siempre. Wokephoto17 (Getty Images)
Una nueva ciudad en el centenario de Kafka. Praga es una de las ciudades europeas que más ha padecido la masificación del turismo que, en parte, arruina el encanto de la ciudad para quienes quieren experiencias más pausadas. Casi todos los puntos de interés clásicos de Praga –el Castillo, el Puente de Carlos, la Plaza de la Ciudad Vieja, el Reloj Astronómico y el Museo Judío– se concentran en una zona muy compacta del centro histórico. Pero en Praga hay mucho más. El confinamiento por la covid-19 dio a las autoridades la oportunidad de reiniciar un turismo que estaba desbocado. Para el 2024 han prometido apostar por el turismo slow, controlar las cifras y promover atracciones en barrios residenciales lejos del centro. Una de las claves del nuevo modelo de turismo slow es animar a la gente a explorar las afueras, los sitios donde los residentes disfrutan de su ciudad. Como la ciudadela de Vyšehrad al sur de la ciudad, con 1000 años de antigüedad. O el frondoso barrio residencial de Vinohrady, lleno de interesantes cafés, bares de vinos, restaurantes y pubs y donde encontraremos pocos turistas. Se pueden degustar vinos locales al aire libre en Grebovka, en el parque Havličkovy, y al norte de la ciudad, al otro lado del río Moldava, descubrir Holešovice, el barrio artístico emergente de la ciudad. Presidido por la soberbia colección de la National Gallery en el Trade Fair Palace y el novísimo DOX Centre for Contemporary Art, la zona ha vivido una eclosión de galerías de arte y originales boutiques. Además, en 2024 se cumple el centenario de la muerte de Franz Kafka, nacido en Praga en 1883. Varias instituciones y museos, incluido el Museo Judío de Praga y el DOX, organizarán exposiciones para conmemorar la muerte del autor. Otro foco importante será el Museo Franz Kafka en Mala Strana. Istvan Kadar Photography (Getty Images)
Esmirna, ciudad orgullosa de vivir la buena vida, a menudo queda eclipsada por Estambul, pero 2024 puede ser su oportunidad para tener el protagonismo que merece, por su situación junto al mar, su fresca cocina egea y la mezcla de patrimonio antiguo y cultura contemporánea. Esmirna tiene un animado barrio antiguo de bazares, un popular festival de música y danza, nuevos centros artísticos y culturales, una floreciente región vinícola y fácil acceso a buenas playas y a ruinas antiguas. Es la tercera ciudad más grande de Turquía, pero mantiene un ambiente tranquilo y cordial que en los últimos años ha atraído a residentes lejos de la ajetreada Estambul. Sin embargo, los turistas todavía no han descubierto la ciudad, a excepción de los cruceristas que la utilizan como puerto de paso o puerta de entrada a las ruinas griegas y romanas de Efeso. El corazón de Esmirna es Kordonboyu, una explanada de 1,7 km de largo a lo largo de una amplia bahía por donde pasean y juegan los vecinos en los 300 días de sol de los que presume la ciudad. Comer (y beber) bien es aquí una forma de vida. Su ubicación también la convierte en una excelente base para explorar todo lo que ofrece la región: Selcuk y los viñedos Yedi Bilgeler están a solo una hora de coche hacia el sur. Al norte está el İzmir Bird Paradise, una reserva natural de humedales donde viven más de 200 especies de aves, además de la bucólica localidad costera de Foca. Al oeste las penínsulas de Urla, Ceşme y Karaburun se adentran en el mar Egeo, casi tocando la isla griega de Quios, y abundan las pequeñas playas y pueblecitos en sus sinuosas costas.Marina Cavusoglu (Getty Images)
Kansas City va a dejar de ser una ciudad de paso. El “corazón de América”, en la confluencia de los ríos Kansas y Misuri, abrirá en 2024 una modernísima terminal aérea, ampliará la línea gratuita de tranvía por el centro, y pondrá en marcha muchos eventos, sobre todo deportivos, que van a hacer que las miradas se fijen en esta ciudad del Medio Oeste americano y revitalizarán su paisaje urbano. La pasión por el deporte tiene mucho arraigo en el Medio Oeste y Kansas City se ha ganado su fama como “capital estadounidense del futbol”. El título se lo han puesto ellos, pero tiene su mérito: la ciudad albergará algunos de los partidos de la Copa Mundial del 2026, y es la más pequeña de las 11 sedes elegidas del país. Con ese incentivo, Kansas City está construyendo el primer estadio de futbol para la liga femenina de fútbol, la National Women’s Soccer League, a inaugurar en el 2024. En febrero se anunció también la finalización del mayor proyecto de infraestructura en la historia de la ciudad: la nueva terminal del aeropuerto internacional de Kansas City, con un diseño que cambia las reglas del juego en el tráfico aéreo, toda una apuesta por lo local: su techo está hecho de madera de tsuga de Misuri, y hay fósiles incrustados en las paredes de piedra caliza procedente de canteras locales. Se han invertido más de 5,5 millones de dólares en arte, y 19 de las 28 piezas son obras de artistas locales. Además de las clásicas tiendas, el 80% de negocios son restaurantes y cervecerías locales. Pero hay más cambios: el histórico Barrio Negro de la calle 18 con Vine, cuna del jazz al estilo de Kansas City, da una nueva vida a sus edificios abandonados, incluido un Departamento de Aguas de la década de 1870 que albergara un museo de arte y la primera cervecería afroamericana de Misuri. Henryk Sadura (Getty Images)