Descubriendo la Menorca talayótica
Talayots, navetas, ‘taulas’, sepulcros... Los yacimientos prehistóricos de la isla balear son patrimonio mundial de la Unesco desde 2023. Hay unos 1.600, pero el historiador y arqueólogo Martí Carbonell destaca los de visita obligada
Menorca es mucho más que un destino de playa o un enclave estratégico para la gastronomía y el turismo biosostenible. La isla balear no para de despuntar, y lo hace por distintos motivos. Uno de ellos es porque este es uno de los enclaves arqueológicos más potentes del mundo con construcciones prehistóricas únicas. Así lo certificó la Unesco en septiembre de 2023, cuando incluyó la Menorca talayótica en su lista de patrimonio mundial. Enigmas sin resolver y cientos de teorías por elucubrar y, a día de hoy, se siguen descubriendo yacimientos que estudian los mejores profesionales del mundo y que son testimonio de la ocupación de la isla por comunidades prehistóricas.
Las estructuras datadas entre la Edad de Bronce (1600 a.C.) y la Edad de Hierro (123 a.C.) muestran la evolución de una arquitectura “ciclópea” de grandes bloques de piedra. Nos referimos a piedras de dimensiones medianas encajadas en seco, sin la ayuda de mortero. No podemos entender la historia de la isla sin otorgar el valor debido a la piedra. De hecho, es la relación con este elemento la que conforma la historia de las Baleares. “En el Mediterráneo, en los lugares donde hay ganado, existe un instrumento muy fácil de utilizar para controlar a este mediante piedras, y nos referimos a las hondas”, explica la catedrática de Arqueología Margarita Orfila Pons. “Los talayóticos hacían muy buenas cuerdas porque han aparecido restos que así lo atestiguan. Los cronistas de la época ya se referían a la fama de los lanzadores del Mediterráneo y de Rodas, que destacaban sobre todos los ejércitos. El cartaginés, en particular, siempre reclutaba a pobladores de las Baleares. Entrenaban desde pequeños y podían llegar a lanzar hasta el equivalente a tres campos de fútbol”. De hecho, “ba’lé yaroh”, en púnico, significa “lanzar”. Así, el origen del nombre Baleares se traduce como “los maestros del lanzamiento”. Autores clásicos como Plinio el Viejo o Diodoro Sículo se han referido a ellos innumerables veces en sus crónicas.
Sin embargo, es la insularidad la que marca el desarrollo cultural tanto en Menorca como en Mallorca. En total, hablamos de 1.600 yacimientos prehistóricos entre talayots, navetas, taulas, sepulcros… De entre todos ellos son los talayots los que más representan a la cultura prehistórica de la isla. Pero, ¿en qué consiste esta enigmática construcción? Son edificaciones de planta circular de mampostería en seco que pueden alcanzar los 10 metros de altura y cuya funcionalidad aún no está muy clara. Algunos arqueólogos apuestan por su función defensiva y cuando esta dejó de ser necesaria se empezó a perfilar su uso para enterramientos.
De los yacimientos prehistóricos existentes de Menorca, estos son los que destaca el historiador y arqueólogo Martí Carbonell, imperdibles en cualquier ruta que se quiera emprender por la isla.
Torralba d’en Salort
Torralba d’en Salort está integrado por dos talayots, una taula (mesa), una sala hipóstila única, varias casas prehistóricas, una muralla ciclópea, silos e hipogeos excavados en el subsuelo. El astrónomo Juan Antonio Belmonte Avilés destaca la conexión con Egipto a través del cielo. “Hay que percatarse de que Sirio, la estrella más brillante hacia la que se orienta la taula de Torralba, era un hito estacional de primer orden por ejemplo en Egipto, donde además era un avatar de la diosa Isis. El hallazgo de piezas egipcias en las excavaciones es sugerente, pero no podemos ir mucho más allá”, concluye.
Torre d’en Galmés
Torre d’en Galmés es una de las estructuras más completas de la isla y el poblado más grande de Menorca (66.240 metros cuadrados). Talayots salpicando el paisaje y una taula orientada al mar y a la Cruz del Sur. Muy cerca se encuentra un dolmen que evoca migraciones pasadas: Ses Roques Llises. Su situación privilegiada, en lo alto de una colina, lo convertía en un lugar idóneo para mantener el control territorial de buena parte de la costa sur menorquina.
Naveta des Tudons
Debe su nombre a la forma de nave invertida. Este tipo de construcción es la mejor conservada de Menorca y uno de sus iconos arqueológicos. A esto se une el descubrimiento en los años sesenta de cientos de esqueletos que fueron enterrados con sus ajuares personales y abalorios mediante curiosos ritos, lo que ha convertido a la Naveta des Tudons en el monumento funerario más conocido de la isla.
Poblado talayótico de Trepucó
Muy cerca de la ciudad de Mahón, el poblado talayótico de Trepucó se perfila como uno de los poblados más majestuosos, con un talayot y una taula de grandes dimensiones. Fue reutilizado hasta la época medieval y las construcciones fueron adaptadas a las modas romanas. Se trata de uno de los yacimientos que fue excavado hacia el año 1930 por Margaret Murray, arqueóloga británica pionera de la investigación científica de la prehistoria de Menorca.
Calescoves
Necrópolis prehistórica muy pintoresca con unas 90 cuevas excavadas en la roca de las paredes de los barrancos y de la costa en un impresionante entorno natural. Utilizada como fondeadero (especialmente entre los siglos IV a. C. y el siglo VI de nuestra era), es indispensable para entender el mundo de los muertos. También fue un lugar de peregrinación.
Son Catlar
Poblado talayótico delimitado por una imponente murada defensiva, al poniente de la isla.
Centauros recolectores y fenómenos extraños
“Las orientaciones astronómicas y las interconexiones visuales entre las estructuras prehistóricas indican la existencia de redes con posibles significados cosmológicos”, concluye la Unesco sobre el patrimonio arqueológico menorquín. El astrofísico Michael Kosher ha sido fundamental para entender esta conexión, ya que considera que estos recintos tienen una fuerte interrelación con Osiris y la constelación de Centauro. Los prehistóricos creían que eran estos híbridos los que empiezan a evolucionar, a pensar y a identificar plantas que ayudan a determinados males. Esa criatura se llamaba Quirón.
El cielo se observa y conoce mucho en la prehistoria y es algo un tanto misterioso porque las estrellas van cambiando de lugar con el transcurso de los años. Hoy en día, para estudiar el pasado, los astrofísicos tienen que restituir el firmamento de aquella época. Un hito de la época talayótica que aún se puede observar es el fenómeno arqueoastronómico de So Na Caçana, que consistía en la celebración del solsticio de invierno, el cual marcaría en la isla el final del período de siembra del trigo. Durante los días más cortos del año, los rayos solares llegaban a iluminar la zona situada frente a la pilastra en la que se colocaban las divinidades.
“En la actualidad, el fenómeno es perfectamente observable”, afirma la arqueóloga Irene Riudavets. “Lo constatamos durante el solsticio de invierno de 2020, durante el cual se tapó con plástico opaco esta parte del edificio, recreando el techo que habría tenido originalmente el recinto, a fin de generar la oscuridad necesaria. El rayo de luz se hizo visible de forma muy clara”.
El hotel que ha creado el menú talayótico
Mahón puede ser un punto de partida perfecto para efectuar la ruta y así ser capaz de explorar multitud de yacimientos esparcidos a lo largo de toda la isla. Para celebrar el nombramiento de la Unesco, el hotel Cristine Bedford, junto a la joven promesa de la gastronomía menorquina Pau Sintes, ha ideado un originalísimo menú talayótico (bajo petición) que homenajea a los primeros pobladores. Solamente tiene 24 años, pero Sintes ya puede presumir de haberse coronado como el Mejor Cocinero Joven de Europa 2022 con un plato sencillo, pero con fuerte raíz local: la berenjena rellena.
Se puede degustar un entrante que se llama “Tiro con honda”, que consiste en un buñuelo de queso con forma de piedra con alcaparras de la isla. A este primer plato cocinado con una técnica del fuego primitiva le sigue el “Cordero asado a la forma ancestral”. ¿De postre? “Pared seca de manzana”, un homenaje a la manera arquitectónica menorquina.
Entender los monumentos arqueológicos, elevándose majestuosos desde cada rincón de Menorca, debe entenderse además como una manifestación artística que inspira a todas las disciplinas, incluyendo la gastronomía. Menorca no deja de sorprender e inspirar.
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