Copenhague, el bienestar hecho ciudad
Nombrada como la urbe más habitable del mundo, la capital danesa es moderna, sostenible, profundamente humana, animada y, por supuesto, deliciosa
Bajar del avión y encontrarse en la sala de embarque al cocinero español Jesús Sánchez (tres estrellas Michelin en su restaurante Cenador de Amós, en Cantabria) relamiéndose los recuerdos de todo lo que ha comido en sus días en Copenhague mientras, cerca, dos empleados del aeropuerto juegan a impulsarse con un carrito. Es el recibimiento espontáneo de una ciudad que aparece en diferentes rankings como una de las mejores del mundo para vivir. Y puede que así sea, porque lo cierto es que, en un primer impacto, aquí la gente parece disfrutar.
Lo mejor para ir al centro de la capital danesa es coger el tren, y, una vez allí, la ciudad es perfecta para moverse en bicicleta, por lo que es recomendable alquilar una (por unos 25 euros al día). La ausencia de cuestas y la prioridad ciclista en las calles facilita la experiencia. Eso sí, los carriles están hechos para desplazarse con ellas como un medio de transporte, no de paseo, y en las horas punta puede llegar a ser agobiante si uno no suele moverse sobre ruedas.
Copenhague tiene un sistema llamado Green Wave (la ola verde) con el que los semáforos están sincronizados para favorecer que los ciclistas que circulan en hora punta a 20 kilómetros por hora puedan alcanzarlos en verde durante todo el trayecto en diferentes rutas por toda la ciudad. Los acostumbrados a este tráfico ciclista estarán en su salsa, aquellos que quieran recorrer la ciudad a un modo más pausado, o parar a tomar alguna foto, que lo hagan bajo su responsabilidad, pues podrán ser abordados por una tromba de ciclistas profesionales. Por lo demás, si hace buen tiempo, solo hay que disfrutar de Copenhague pedaleando por sus distintos barrios. Hay puentes de acceso único para peatones y bicicletas y estacionamientos destinados a este vehículo repartidos por todos lados.
La capital de Dinamarca fue nombrada en junio la ciudad más habitable del mundo según el Global Liveability Index 2025, un ranking elaborado por la Economist Intelligence Unit (EIU). Esta división del grupo The Economist, dedicada al análisis de tendencias globales de urbes, le ha otorgado una puntuación de 98 sobre 100, superando a otras ciudades como Viena —a la que desbanca— y Zúrich (entre las 173 que evalúa de todo el mundo), gracias a su alta valoración en estabilidad, educación, infraestructura, salud, cultura y medio ambiente. “Copenhague demuestra que una ciudad puede ser moderna, sostenible y profundamente humana”, señala el informe, que destaca también su “armonía entre bienestar ciudadano y desarrollo urbano”. Basta un paseo por alguno de los nuevos barrios para darse cuenta de que hay mucho más que la escultura de la Sirenita en la zona portuaria de Langelinie, las pintorescas casas de colores del canal Nyhavn o constatar que lo que fue una enorme colonia hippy llamada la Ciudad Libre de Christiania ahora es pasto para turistas.
Situada en la parte oriental de Dinamarca y bañada por el mar Báltico, cuenta con varias islas conectadas por puentes. Su nombre en danés (København) significa “puerto de los mercaderes”, y, lo que nació como un pequeño pueblo de comerciantes, en la Edad Media se convirtió en un punto clave para el intercambio entre Escandinavia y el resto de Europa gracias a su ubicación en el estrecho de Øresund. En la actualidad, su infraestructura urbana (que incluye transporte, energía, telecomunicaciones o la vivienda, entre otros factores) alcanza los estándares más altos del mundo, gracias a una planificación que prioriza la eficiencia y la habitabilidad, con su modelo de cooperativismo de viviendas.
Según datos de Statistics Denmark, la autoridad pública en materia de estadística danesa, “más de un tercio de los edificios de apartamentos en Copenhague son viviendas cooperativas” y la evolución de sus precios influye considerablemente en los precios del resto del mercado inmobiliario. En la web de una de ellas, Andelsboliger, explican que no compras la vivienda concreta como propiedad privada, sino que compras una cuota o participación (andel) en una asociación cooperativa de vivienda que posee el edificio. Y esa cuota te da el derecho de uso de un apartamento específico. Como afirma la arquitecta asturiana Cristina Roman Díaz, residente en Copenhague, Dinamarca ha sido pionera en nuevas formas de vivir en comunidad. “Especialmente para las personas mayores, lo que se conoce como senior cohousing, un modelo que llevan desarrollando desde los setenta.
Hoy existen muchas fórmulas colectivas de vivir, para todo rango de edades y modelos familiares, con la idea compartida que el futuro no es individualizarse, sino buscar modelos de convivencia”, asegura. Además, estudios de arquitectura punteros desarrollan barrios donde los materiales reciclados, colores y formas de los edificios componen nuevos paisajes habitados de la ciudad. Así sucede en Nordhavn, el que fuera el gran puerto industrial: transformado por Cobe Architects y otros socios se ha convertido en un espacio urbano de referencia por su cuidada planificación, urbanismo sostenible, arquitectura contemporánea y espacios públicos pensados para integrar el paisaje marítimo.
La EIU otorgó a la capital danesa una puntuación sobresaliente en cultura y medio ambiente (95,4), destacando su oferta de museos, festivales, arquitectura contemporánea y respeto por los espacios verdes. Uno de los últimos ejemplos es The Opera Park, un parque diseñado por Cobe, inaugurado en 2023 y con 21.500 metros cuadrados de extensión, un gran invernadero dentro, 225 especies de plantas y más de medio millar de árboles. Un paraíso para caminar y olvidarse de cualquier problema mundano. Se halla en una de las pequeñas islas artificiales que componen Holmen y Refshaleøen, antes emplazamiento de astilleros y ahora de museos, parques, viviendas y zonas de ocio.
Marina Mascarell es otra de las 12.204 personas españolas (de los 667.099 habitantes de la capital) que, según datos de la Embajada española en Dinamarca, viven en Copenhague y alrededores. Esta valenciana dirige desde 2023 la compañía nacional de danza contemporánea Dansk Danseteater, cuya sede está en el edificio de la Ópera, y destaca las cifras de asistencia al teatro y el gran arraigo del ballet en los daneses. Tanto es así, que al igual que los rusos o los franceses presumen de escuela propia, en Dinamarca tienen la Bournonville, otro referente mundial.
La vida de las islas
El imponente edificio de la Ópera, del estudio danés Henning Larsen Architects, se inauguró en 2005 y sus alrededores componen un buen comienzo para descubrir el barrio. En las islas contiguas se puede visitar Torpedohallen, un ejemplo emblemático de cómo la arquitectura contemporánea puede dar nueva vida a estructuras industriales históricas. Construido en los años cincuenta como astillero naval para la Royal Danish Navy, el edificio servía como taller y almacén de torpedos y material marítimo. Tras el cierre de las instalaciones, quedó en desuso hasta que, en 2003, el arquitecto danés Tegnestuen Vandkunsten lo transformó en un complejo residencial con la esencia de su pasado industrial respetando su imponente estructura de acero. Torpedohallen es un símbolo del renacimiento urbano de Copenhague, donde antiguos espacios industriales se han convertido en zonas con mucha vida, como sucede en el antiguo matadero, en Kødbyen, al este del barrio Vesterbro, con galerías de arte contemporáneo, coctelerías y restaurantes.
En Holmen y Refshaleøen también se encuentran dos de los restaurantes que han revolucionado la cocina contemporánea (y ambos poseen tres estrellas Michelin): Noma, el que fuera durante cinco años el mejor restaurante del mundo, cuenta con un jardín de entrada libre; y Alchemist, en mitad de una zona de hangares donde, a no ser que se sepa la dirección exacta, pasa desapercibido. No lo hace la La Banchina, un restaurante orgánico popular con sauna, cocina en el jardín y vistas al puerto; tampoco el museo Copenhagen Contemporary con su letrero de neón, ni el huerto urbano visitable Øens Have. Este último es un oasis verde creado por una comunidad de personas hambrientas de productos frescos y orgánicos. Es una de las muchas iniciativas agrícolas que se están llevando a cabo junto al auge de la apicultura urbana con proyectos como Bybi, que promueve la producción local de miel en urbes, o diferentes organizaciones que se encargan de acercar a los productores del campo a la ciudad, con pequeños mercados repartidos por diferentes barrios.
El panorama gastronómico después de Noma
La escena gastronómica de Copenhague es uno de los grandes atractivos de la ciudad desde que René Redzepi abrió en 2003 su restaurante Noma. Muchos de los cocineros que se mudaron aquí para trabajar con él decidieron quedarse para montar sus negocios gastronómicos, algunos con el propio Redzepi como inversor. Con el paso de los años, entre todos han logrado transformar el ecosistema gourmet de la urbe, convirtiéndola en el epicentro de las tendencias mundiales e imán de disfrutones de la cocina (con dinero para gastar). Álvaro de Juan lleva desde 2020 en Noma, donde comenzó de prácticas, y ahora es segundo de cocina. Junto a Mireia Vidal, segunda de sala en Alchemist, enumeran de carrerilla muchos de estos negocios emprendidos por exempleados del chef, que son imprescindibles paradas gastronómicas para conocer la ciudad.
Destacan Hija de Sánchez, un mexicano con cuatro locales con cartas de tacos muy escuetas; la hamburguesería POPL, que surgió durante la pandemia; Iluka, un local especializado en marisco; y Propaganda, un coreano informal de la cocinera Youra Kim. Detrás del mejor ramen de la ciudad, en Slurp, hay un stagier de Noma. Por las cocinas de Rezepi también pasó el coreano-danés Kristian Baumann, que actualmente tiene el dos estrellas Michelin Koan, y Juju, sitio popular de pollo frito.
La lista de lo cales continúa, pero desde hace un año las colas que se forman en la puerta de Bar Vitrine, en el centro de la ciudad, evidencian que es el sitio de moda. Montado por Dhriti Arora, la que fuera segunda jefa de cocina de Noma, una chef india cuyas raíces se plasman en los platos del bar de vinos más trendy del momento, no admite reservas, pero se puede pedir un vino en la terraza y esperar hasta encontrar sitio dentro. Se trata de un esquinazo de amplios ventanales, con la cocina vista y una barra frente a la calle donde ver pasar la vida en una de las zonas con las tiendas más bonitas de Copenhague.
Cerca de Bar Vitrine está Lié Studio, una joyería de autor que conserva los elementos originales de la fachada de 1914. A pocos pasos se encuentra Another Aspect, una marca más moderna de ropa de hombre hecha con fibras recicladas y materiales orgánicos, cuyo interior alberga una cafetería de La Cabra, de los mejores tostadores de café del mundo. Otra de las tiendas que mejor define la esencia de la actual Copenhague es el showroom de FRAMA Studio Store, ubicado en una antigua farmacia del siglo XIX que conserva el mobiliario original de roble y los frescos del techo. Venden desde muebles hasta perfumes, y nadie pierde la oportunidad de subir una foto a Instagram.
Tampoco se puede visitar esta ciudad sin deleitarse en sus cafeterías y pastelerías. Son las culpables de que los cafés de especialidad del resto del planeta se hayan llenado de réplicas de bollos de cardamomo trenzados y una estética nórdica. Juno the bakery, cuyo dueño fue también cocinero de Noma, abrió en 2017 y es una de las joyas locales del dulce, por las que la gente hace cola. También Alice, “en el barrio de Amagerbro, donde se puede degustar el mejor cruasán de la ciudad”, afirma el cocinero Álvaro de Juan. Y sería impensable no entrar en uno de los 12 locales que tiene la panadería Hart, además de un centro de producción. En esta cadena inaugurada en 2018 por el panadero inglés Richard Hart y René Redzepi, además de cafetería, panadería y repostería artesana de creación propia, ofrecen productos de otros proyectos interesantes como las kombuchas de Noma o la pasta Eat Wasted elaborada con restos de pan. “La vendemos aquí porque Hart fue de los primeros en apoyar nuestra empresa donándonos los desperdicios de sus panaderías”, explica uno de sus fundadores, el mexicano Jorge Aguilar López.
En Copenhague se puede acabar debajo de un puente, y no solo por lo caro que resulta todo (el salario medio danés supera los 55.500 euros, según Statistics Denmark), sino porque uno de los mejores planes surge debajo de Knippelsbro, el gran puente que conecta Christianshavn con el centro. Aquí, muchos jóvenes como el español Guillermo Vázquez, director de arte de Nord Collection, acuden a Rosforth & Rosforth, una de las tiendas con mejor selección de vinos naturales conocida como under the bridge (debajo del puente). Solo hay que entrar, dejarse aconsejar, descubrir que entre sus sugerencias están las elaboraciones de la catalana Nuria Remon, comprar una botella y disfrutarla con amigos en la orilla del canal. No sé cómo será la vida en el interior de las casas danesas, con aquello que llaman el hygge, pero cuando sale un rayo de sol lo más vibrante de la vida lo comparten fuera.
Cinco españoles en Copenhague
Desde una arquitecta hasta un cocinero residentes en la ciudad danesa dan sus mejores pistas para disfrutarla.
- Ávaro de Juan es segundo jefe de cocina de Noma y Mireia Vidal es la segunda de sala del restaurante Alchemist. Ambos destacan la recolección de plantas silvestres. “En temporada de hinojo fresco todo el mundo recolecta para guardarlo en el congelador”, dicen. Si tuvieran que elegir dónde ir a comer, se decantan por Barr y Bar Vitrine. Vidal añade una novedad: April Coffee: “Es un omakase de café que está buenísimo, aunque es caro”.
- Marina Mascarell, coreógrafa y directora artística de la Dansk Danseteater (cuyas obras podrán verse en el Mercat de Les Flors en marzo de 2026), recomienda el Louisiana Museum of Modern Art. “El programa de actividades y las exposiciones son increíbles. Descubro constantemente artistas maravillosos y el espacio en sí te invita a quedarte. Nunca te sientes abrumada por la información, sino todo lo contrario”. También el barrio de Refshaleøen por su street food y la sauna de La Banchina, “una práctica muy nórdica que te mantiene sana durante los largos y oscuros inviernos”.
- Cristina Román, tras pasar por el estudio de arquitectura Effekt, trabaja como autónoma. Para ella, hay que visitar la iglesia de Utzon, Bagsværd Kirke. “Aunque esté algo alejada de la ciudad, sigue siendo un espacio que no deja indiferente. Y un plan imprescindible es coger la bici y recorrer el puerto parando a tomar algo junto al mar, darte un baño y visitar proyectos como el Torpedohallen, mi favorito”.
- Guillermo Vázquez es brand manager y director artístico de la compañía Nord Collection. Entre sus cosas favoritas de la ciudad está “tomar un desayuno tardío en Et Cetera y hacer un recorrido en bici por las mejores pastelerías y panaderías para averiguar qué BMO (bolle med ost: pan con mantequilla y queso) te gusta más: “Juno the bakery, Bageriet B, Rondo, Hart, Apotek...”.