Le Meridien Ra, un hotel para sanar los males del siglo XXI en la Costa Dorada
Este antiguo sanatorio delante del Mediterráneo se ha convertido en el alojamiento ideal para descubrir la playa de Sant Salvador del Vendrell, una de las más bonitas del litoral catalán y donde el músico Pau Casals construyó su casa de verano
El ruido, la contaminación, la masificación y el estrés están entre los principales males que afectan de forma generalizada a la ciudadanía del siglo XXI. Para muchos, parece inevitable vivir en ciudades donde todas estas molestas circunstancias se agudizan y su solución radica en escaparse de vez en cuando, conseguir un balón de oxígeno durante unos días para seguir adelante. En el hotel Le Meridien Ra, en el municipio tarraconense del Vendrell, que tiene una de las mejores playas de la Costa Dorada, lo saben y han adecuado sus instalaciones, que albergaron un antiguo sanatorio de la orden de San Juan de Dios en el siglo pasado, para sanar los males de nuestra época. Tratamientos de bienestar y propuestas culturales se ofrecen como un remedio para curar cuerpo y mente.
Este es un hotel que custodia la historia de lo que fue desde que se entra. En el aparcamiento, se conserva un gran rótulo hecho de baldosas que reza Sanatorio Marítimo de San Juan de Dios. Seguidamente, en el amplio vestíbulo de la entrada, desde donde el visitante ya vislumbra el mar, los recuerdos de quienes habitaron este edificio construido en 1929 se conservan en una gran vitrina, que cuenta la historia del lugar a través de unos plafones y algunos objetos, como pinturas y baldosas que en su día decoraron este antiguo hospital para niños con tuberculosis.
Delante de la magnífica playa de Sant Salvador, en el municipio del Vendrell —situado a tan solo 35 minutos en coche del aeropuerto de Barcelona—, esta orden religiosa construyó el primer sanatorio junto al Mediterráneo para aprovechar los beneficios del clima suave y soleado que baña este arenal, además de las propiedades curativas del mar, ya que en esta zona las aguas son más ricas en yodo por las características de sus algas.
Con la prosperidad y la generalización del veraneo hacia los años sesenta, este sanatorio para menores desfavorecidos fue trasladado a Barcelona. Parece que su presencia entorpecía el espíritu urbanístico de construcción de segundas residencias que empezaron a alzarse en la Costa Dorada, cuando el desarrollismo también empezó a irrumpir en la Costa Brava. En 1969 el sanatorio quedó abandonado, fue totalmente saqueado y sus ruinas se convirtieron en hervidero de juegos infantiles y de encuentros de pandillas de adolescentes de la zona.
Después de 15 años de abandono y gracias a la lucha de los vecinos para que esta imponente construcción, situada a unos 50 metros del mar, no fuera demolida, el Ayuntamiento del Vendrell aprobó su reapertura como un hotel balneario, llamado Ra Wellness. Años más tarde, en 2004, el grupo Marriott International lo convirtió en un cinco estrellas, ampliando sus instalaciones alrededor del edificio histórico, sin romper su característica presencia, creando dos alas a ambos lados donde habilitar 144 habitaciones de diferentes tipologías, desde suites hasta apartamentos y pensando en el turista y el viajero de convenciones. Además de muchas salas de reuniones, cuenta con diferentes terrazas y jardines, donde se celebran bodas y eventos, y dos restaurantes.
Su deslumbrante edificio histórico delante del mar sigue recordando su pasado, que también está presente en diferentes estancias donde se han conservado elementos como la sala en forma de cúpula de la antigua capilla, un retablo religioso que preside el spa o un arcángel que vigila el torreón. De alguna manera, sigue siendo un lugar para sanarse, con talasoterapia gracias a una piscina de agua salada y un amplio catálogo de tratamientos de bienestar. Debido a su pasado como balneario, ahora Le Meridien Ra puede presumir de tener las instalaciones de spa más grandes de España, con 7.200 metros cuadrados divididos en tres plantas.
Explore Spa by Le Méridien es un santuario para los retiros de bienestar contemporáneos. Allí se pueden hacer todo tipo de terapias que integran la tradición y la modernidad con ingredientes naturales de la tierra y el mar. En sus 55 cabinas se pueden hacer tratamientos Thalasso, Ayurveda, de belleza, ducha Vichy, terapias orientales, masajes relajantes y con algas. Además, cuenta con un gran gimnasio con luz natural con máquinas de última tecnología de Technogym, diseñadas para mejorar el rendimiento físico. También dispone de una piscina al aire libre en la azotea de uno de los edificios.
Pero si hay algún poder sanador en este complejo, sin duda, es el del lugar dónde está. Sin el hacinamiento de las ciudades, donde siempre parece que falte aire, aquí el espacio es uno de su grandes valores. Todo es amplio y la brisa corre libremente. La playa donde se ubica es de los arenales más grandes del litoral. Y cómo no, el Mediterráneo, que se ve de casi todos los puntos del hotel y desde todas las habitaciones, algo que no siempre ocurre en edificios frente al mar. La bandera azul indica la buena calidad del agua de esta costa, que tiene siete kilómetros de playas de arena fina y que parecen una alfombra dorada bajo el sol. Para los clientes del alojamiento, hay un servicio de tumbonas y un beach club para tomar algo.
Un paseo por la naturaleza y la cultura
Para los viajeros que buscan más autenticidad, es recomendable pasear por la orilla hacia el sur hasta la zona natural de Les Madrigueres, la última ventana virgen al mar. Es una zona húmeda de 30 hectáreas, donde desemboca la riera de la Bisbal, y se puede atravesar por un caminito de arena señalizado. Es una gozada recorrer en silencio este territorio lleno de dunas, cultivos y vegetación mediterránea para intentar escuchar o ver especies autóctonas como el chorlitejo patinegro, una pequeña ave que vive en el barro de este tipo de arenales.
Es un lugar que no está ausente de memoria histórica. Justo antes de llegar de nuevo a la zona urbanizada, se alza un antiguo búnker de la Guerra Civil, como tantos otros que todavía están en las playas catalanas. En un cartel, la historia de una familia que lo habitó durante años en la dura y mísera posguerra sirve para no olvidar las consecuencias de las guerras. Además, en su fachada luce ahora una interpretación del Guernica de Picasso, considerada una de las obras más representativas del bélico siglo XX.
Siguiendo por este sendero se llega otra vez al paseo marítimo de la playa de Sant Salvador. Después de pasar por delante de algunas casas típicas encaladas y de buenos lugares para tomar algo —como el restaurante Casinet, con su terraza enclavada en la arena—, se alcanza la casa de veraneo del músico Pau Casals (El Vendrell, 1876 - Puerto Rico, 1973). Hoy convertida en museo, también tiene un recomendable restaurante donde comer después de la visita.
En esta espectacular edificación pasaba temporadas Pau Casals, una personalidad que merece la pena descubrir no solo por su habilidad como violoncelista y compositor, sino también por su dimensión humana. Se conservan algunas estancias como las dejó y en otras se encuentran objetos personales como su primer violoncelo, regalo de su padre, también músico, o cuadros de reconocidos pintores como Ramón Casas. Además, la casa de este reconocido músico cuenta con un esplendoroso jardín de estilo neoclásico, un lugar mágico para contemplar el Mediterráneo.
Por alguna cosa será que varios hombres de la cultura recalaron en las playas del Vendrell. Otro corto paseo recomendado es hacia el norte, para llegar a la Casa Barral, una antigua tienda de pescadores donde vivió el prestigioso editor y poeta Carlos Barral (1928-1989), situada en el paseo marítimo de Calafell, el pueblo vecino. Con fachada blanca y una barandilla de madera, la edificación recuerda el pasado pesquero de este municipio. El Ayuntamiento la compró en 1999 y la ha convertido en un museo sobre el pasado pesquero de la zona.
Conscientes del valor cultural y patrimonial de cada sitio, el hotel Le Meridien Ra también tiene un programa para dar a conocer las tradiciones catalanas a los visitantes. Así, durante los meses de julio y agosto ofrece a los huéspedes veladas dedicadas a los castellers y a los correfocs, dos actividades festivas y populares. La compañía Nens del Vendrell acude una tarde a la semana a levantar un castillo humano, mientras que los Diables del Vendrell amenizan una noche con su pasacalle de música, petardos y fuego. Dos eventos que sorprenden al público extranjero, que también se maravilla con la verbena de Sant Joan, que se celebra la noche de cada 23 de junio, cuando el hotel ofrece una cena y baile con fuegos artificiales delante del mar (una velada abierta también a los no huéspedes con reserva previa).
Arte en habitaciones y pasillos
Si el mar y la brisa reponen, el arte también puede ayudar a calmar el alma. En Le Meridien Ra las habitaciones cuentan con fotos originales del fotógrafo americano Gray Malin, que estuvo en este hotel en 2015 para crear una de sus series, donde la geometría invade la playa. Además, en los pasillos del primer piso se puede ver la exposición Cap i Cua, de la fotógrafa catalana Maite Caramés, una curiosa serie donde dos peces salen del mar para colarse en el hotel, dando lugar a situaciones inverosímiles de gran belleza y que pueden llevar al visitante a reflexionar profundamente sobre la existencia. De Jordi Rollán son otras obras que ocupan el ala del donde están las salas para convenciones.
La tienda del hotel, con una bonita propuesta de vestidos y ropa vacacional, está seleccionada por el comercio local Nus, en otra demostración de la voluntad de poner en valor la gente y la historia de la Costa Dorada, especialmente del Vendrell, capital de la comarca del Baix Penedès. Antes de irse, dos apuntes más: en este municipio también esperan otros interesantes museos, como el del escultor Apel·les Fenosa (1899-1988) o el poeta Àngel Guimerà (1845-1924). Le Meridien Ra está situado en un rincón lleno de sorpresas, ideal para una escapada sanadora con baños de mar y cultura.
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