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Diez chapuzones alucinantes

En lo alto de una cascada en Zimbabue o en las profundidades de una fosa oceánica en Samoa, piscinas naturales para bañistas en busca de algo original

La piscina del Diablo es una poza en el borde de las cataratas Victoria, donde el río Zambeze se precipita desde más de cien metros. Zambullirse allí solo es posible desde finales de agosto hasta diciembre, cuando baja el caudal del río aislando esta vertiginosa bañera natural. Más información: www.zambiatourism.comYvette Cardozo (Getty images)
Entre las razones para viajar a Grecia está Giola, una preciosa piscina natural de agua salada sobre un acantilado de la isla de Tasos, al norte del mar Egeo. El acceso a Giola no es fácil, pero la recompensa es nadar entre el cielo y el mar, en aguas límpidas que la pleamar renueva a diario. Más información: www.visitgreece.grGetty Images
En los sofocantes veranos de Texas es difícil resistirse a un chapuzón en Jacob’s Well, un manantial kárstico de tres metros de ancho y más de 40 metros de hondo que se abre como un agujero negro en el desierto del condado de Hays, a una hora en coche de Austin. Más información: www.co.hays.tx.usage
Nadar en la fosa de To Sua, un enorme un tubo volcánico inundado (jameo) en la costa sur de Upolu, la isla principal de Samoa, es como darse un chapuzón en el mar interior de Viaje al centro de la Tierra. A 30 metros de profundidad se abre un estanque irreal, rodeado de vegetación y unido al océano por un túnel submarino. Una larga escalera de madera sirve de acceso a este mundo perdido. Más información: www.samoa.travelMichael Runkel (getty images)
La diversidad de cactus que existe en México es abrumadora, y uno de los mejores lugares para comprobarlo es el desierto espinoso de la sierra de la Laguna, cerca de Santiago de los Coras, en el antiguo Camino Real de California. En medio de este secarral, las pozas y cascadas del cañón de la Zorra son un oasis de frescor para zambullirse rodeados de cactus cardones de varios metros de altura, nopales, torotes, mezquites, barriles, biznagas y arbustos de palo blanco. Más información: http://visitbajasur.travelgetty images
Por cenotes se conoce en México a cuevas formadas durante la última glaciación y cubiertas por el mar tras la fusión de los hielos. Son una atracción turística y un lugar frecuentado por buceadores expertos. Entre los 3.000 que horadan el subsuelo calizo de la península mexicana de Yucatán destacan el Gran Cenote (en la carretera que une Cobá con Tulum), el de X’keken o Dzitnup (cerca de Valladolid), el de Ik-il, en Chichén Itzá, y el cenote Calavera, en Tulum. Más información: www.visitmexico.comMatteo Colombo (getty images)
En la costa de El Golfo, al norte de la isla canaria de El Hierro, una concavidad rocosa forma una preciosa piscina natural y diáfana, alimentada por las mareas, a la que se desciende por una empinada escalera de piedra. Más información: elhierro.travelgetty images
Los ‘blue hole’, cenotes submarinos, abundan por todo el Caribe de habla inglesa. El más llamativo es Great Blue Hole, en Belice, una sima de 300 metros de diámetro y 124 metros de profundidad rodeada de arrecifes de coral. Pero el récord de profundidad lo tiene el Dean's Blue Hole, en Bahamas, paraíso del buceo en apnea: un agujero de más de 200 metros de profundidad y unos 35 metros de diámetro en la superficie (en el fondo se ensancha hasta los 100 metros) al que se puede acceder desde la playa de Clarence Town, en Isla Larga. Más información: www.bahamasturismo.eeGreg Johnston (getty images)
En Havasu Canyon, un angosto ramal del Gran Cañón, los havasupai, el “pueblo del agua azul”, cultivan la tierra desde hace al menos 700 años. Los havasupai reciben su nombre por el color de las pozas y cascadas —Navajo Falls, Beaver Falls, Havasu Falls y Mooney Falls—que forman varios torrentes subsidiarios del río Colorado. Más información: www.thecanyon.comFernando Espinosa (getty images)
El parque nacional de Krka, en Croacia, se extiende por la cuenca del río Krka hasta su desembocadura en la ciudad de Sibenik, en la costa Dálmata, en una sucesión de espectaculares cascadas y pozas sobre un suave lecho de travertino. El paraje, conocido como Skradinski Buk, recuerda al de los famosos lagos de Plitvice, aunque es menos conocido y está permitido el baño. Más información: croatia.hr4 corners (s. kremer)