Cañabota: el mar, a mordiscos

Los mejores pescados del Atlántico en un animado restaurante en el centro de Sevilla

Comedor del restaurante Cañabota, en Sevilla.

Tras su inauguración, en octubre de 2016, pocos habituales del tapeo sevillano se habrían atrevido a pronosticar el éxito de Cañabota. A todas luces un negocio desconcertante, mitad bar y restaurante, que en la ciudad se desmarcaba de otros modelos convencionales. Contra todo pronóstico, a los pocos meses de su apertura no resultaba sencillo reservar en ninguno de sus turnos.

A la entrada, un mostrador donde se exhiben pescados y mariscos de envergadura. Frente a la cocina, presidida por una parrilla de carbón, en la que ofician a la vista ...

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Tras su inauguración, en octubre de 2016, pocos habituales del tapeo sevillano se habrían atrevido a pronosticar el éxito de Cañabota. A todas luces un negocio desconcertante, mitad bar y restaurante, que en la ciudad se desmarcaba de otros modelos convencionales. Contra todo pronóstico, a los pocos meses de su apertura no resultaba sencillo reservar en ninguno de sus turnos.

Puntuación: 7
Pan6,5
Bodega6,5
Café7
Ambiente7
Aseos7
Servicio6,5
Cocina7,5
Postres6,5

A la entrada, un mostrador donde se exhiben pescados y mariscos de envergadura. Frente a la cocina, presidida por una parrilla de carbón, en la que ofician a la vista Marcos Nieto y Rafa García, la clásica barra baja de sushi japonesa para comer sentado. En el espacio contiguo, mesitas con taburetes altos para un total de 30 comensales. Ninguna opción para tapear de pie al estilo clásico sevillano. Todo ello entre planchas de mármol blanco y revestimientos de acero inoxidable en un meditado ejercicio de diseño.

En la carta, escueta, que atesora más de lo que aparenta, los mejores productos del Atlántico andaluz adquiridos en las lonjas de Rota, Chipiona, Barbate y El Puerto de Santa María. A la vista, urtas, pargos, meros, lubinas, corvinas y abadejos gigantes junto a ortiguillas, cigalas, navajas, carabineros, gambas y langostinos vivos.

No en vano sus promotores, Jaime y Eduardo Guardiola, junto a Perico Giménez, gestionan el repu­tado restaurante Tribeca, donde desde hace años se cocinan los mejores pescados de Sevilla. Junto a ellos, Juanlu Fernández, también propietario, que se recorrió medio mundo antes de concebir este restaurante-pescadería.

Ostra a la brasa, crema de apio y mantequilla, un plato del restaurante Cañabota, en Sevilla.

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Para comer, algo así como el mar a mordiscos. Recetas de ejecución sencilla, vestidas con escasos aderezos. Es agradable el atún mechado crujiente a modo de aperitivo; lo mismo que la ortiguilla aderezada, que se asa dentro de una concha de ostra. Resulta suculenta la corvina al horno sobre lecho de acelgas, que se deshoja en lascas, y presenta un punto impecable el grueso taco de corvina frito, de rebozo crujiente e interior jugoso a pesar de su consistencia. No convence la cromática crema de patatas con tinta y huevos de choco (sepia), conjunto confuso, pero casi alcanza el sobresaliente la parpatana de abadejo a la parrilla, dorada y yodada.

Los postres (calabaza, naranja y yogur; plátano, chocolate y especias) cumplen sin desencantos. Aunque en la carta se ofrece presa ibérica y lomo de ternera, hay que tener claro que se trata de una taberna para ictiófagos en versión siglo XXI, un lugar, sobre todo, para amantes del pescado.

Cañabota

  • Dirección: José Gestoso, 19. Sevilla.
  • Teléfono: 954 87 02 98.
  • Cierra: domingos.
  • Precio: entre 50 y 60 euros por persona. Ostra a la parrilla con mantequilla tostada, 3,70 euros. Pescado de roca a la romana, 8 euros. Pescados por piezas, 45 euros por kilo. Calabaza, naranja y yogur, 5 euros.

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