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Los hornos de la vergüenza

Miles de menores de edad trabajan en fábricas de ladrillos en Nepal en condiciones insalubres y peligrosas. Este es un recorrido por una de ellas y por la realidad de algunos de estos niños

A contraluz, las siluetas de unos niños en un horno de ladrillos en la zona de Biratnagar en Terai, Nepal, en noviembre de 2021. La difícil situación económica, el cierre de escuelas en todo el país y el escaso acceso a la educación a distancia han contribuido de manera decisiva al aumento del trabajo infantil en Nepal. Según los últimos datos, hay más de un millón de niños trabajadores.Simone Boccaccio
Cientos de ladrillos se secan al sol en un horno de la fábrica de Biratnagar. Los bloques de arcilla constituyen el material de construcción principal en Nepal. En los últimos años, esta industria ha experimentado un auge y se ha convertido en una fuente de ingresos para muchas familias y niños pequeños como consecuencia del terremoto del 2015 y de la pandemia de covid-19.Simone Boccaccio
Una familia de origen indio junto a uno de los hornos de Biratnagar. La mayoría de los ladrilleros del sur del país procede de la India porque los salarios en Nepal son más altos. Estos trabajadores llegan al final del monzón y permanecen hasta finales de marzo. Al vivir este tipo de vida seminómada, muchos de estos niños abandonan la escuela porque no pueden aprobar los exámenes y pasar al siguiente ciclo educativo.Simone Boccaccio
Una familia construye su choza apilando un ladrillo encima del otro en Bhaktapur, valle de Katmandú, en noviembre 2021 Las personas que se trasladan a trabajar en la industria del ladrillo llegan al principio de noviembre para empezar a levantar sus viviendas a pocos metros de la fábrica. En la mayoría de los casos no tienen acceso al agua y rara vez a la electricidad.Simone Boccaccio
Horno de ladrillos de Bhaktapur, valle de Katmandú, en Nepal. Shanta y su esposo Ayaan fabrican ladrillos a mano. El pago en los hornos se determina por unidad: cuantos más fabriquen, mayor será la cantidad que ganarán. Trabajando alrededor de 15 horas diarias, la pareja llega a producir entre 1.600 y 2.200 ladrillos y ganar aproximadamente nueve euros por cabeza.Simone Boccaccio
Dos niños de corta edad trabajan en el horno de Biratnagar. Según los últimos datos el 20% de los menores de edad trabajadores desempeña su labor en entornos peligrosos como la agricultura, las construcciones y la industria del ladrillo. Los informes publicados en 2021 por la Organización Internacional del Trabajo (ILO) muestran que en los hornos de Nepal trabajan entre 20.000 y 30.000 niños.Simone Boccaccio
Horno de ladrillos en Bhaktapur. Una joven carga 24 ladrillos, con un peso aproximado de 48 kilos. Los niños que trabajan en los hornos están expuestos a condiciones de trabajo muy duras. Soportar tanto peso les provoca problemas con las manos, la espalda y las rodillas, y el polvo y el humo son dañinos para sus ojos y pulmones.Simone Boccaccio
Horno de ladrillos en la zona de Biratnagar. Esta industria proporciona empleo irregular al segmento más débil y vulnerable de la sociedad. En Nepal hay más de mil fábricas de este tipo registradas, pero se desconoce el número exacto porque muchas son ilegales. Los hornos están ubicados en zonas rurales aisladas de la ciudad y de servicios básicos como escuelas, comercios y hospitales.Simone Boccaccio
Unos trabajadores muelen carbón en un horno en Biratnagar. El uso de carbón para la cocción de ladrillos es una de las principales causas de contaminación atmosférica por carbono negro, dióxido de azufre, dióxido de carbono y partículas. Vivir y trabajar en este entorno insalubre hace que muchos niños y adultos padezcan enfermedades respiratorias.Simone Boccaccio
Unos trabajadores descargan los ladrillos cocidos desde el interior del horno en Biratnagar. Aunque las condiciones son muchas veces inhumanas, esta industria emplea a miles de trabajadores no cualificados: más de 300.000 personas lo hacen en condiciones insalubres e inseguras en las fábricas de Nepal.Simone Boccaccio
Horno de ladrillos en Biratnagar. En los últimos años, Nepal ha aprobado algunas leyes para tratar de mejorar las condiciones laborales de adultos y menores en estas fábricas. En algunos casos han sido introducidos procesos mecánicos y herramientas como guantes y carretillas en lugar de permitir el transporte de los bloques en la cabeza. En la mayoría de los hornos, sin embargo, estas regulaciones no se respetan debido a la falta de controles.Simone Boccaccio
Unas niñas trabajan en el horno de Biratnagar. Son las hermanas Eisha y Manali, de 11 y ocho años y originarias de un pequeño pueblo de India cerca de la frontera con Nepal. Debido a la pandemia, han tenido que dejar de estudiar e ir a trabajar para ayudar a su familia.Simone Boccaccio
Drupadh, 13 años, es el hijo mayor de una familia nepalí con cinco hijos. Para ayudar a sus padres, que han perdido sus empleos debido a la pandemia, ha empezado a trabajar, antes en las obras y ahora en el horno de ladrillos de Biratnagar.Simone Boccaccio
Una familia de trabajadores en el horno de Biratnagar. Además de las condiciones económicas, la educación de los padres es uno de los factores que contribuye al trabajo infantil. Según un estudio de la ILO, la prevalencia del fenómeno disminuye a medida que aumenta el nivel de educación de los progenitores: es del 4,4% en las familias donde los padres tienen una educación superior a la Secundaria, mientras que sube al 18% en los hogares en los que la educación de estos es inferior al primer ciclo de Secundaria.Simone Boccaccio
Horno de ladrillos en Biratnagar. A pesar de los esfuerzos de organizaciones gubernamentales, privadas y ong para luchar contra el trabajo de menores, junto con la ratificación de numerosas leyes, la explotación infantil sigue presente, tolerada y vista por muchas familias pobres como una oportunidad para una salida de la miseria por sus beneficios económicos inmediatos.Simone Boccaccio