15 fotos

15 imágenes para entender el 23-F

Con motivo del 40º aniversario del intento del golpe de Estado, mostramos una selección de fotografías de aquella prueba de fuego que la naciente democracia española superó con éxito.

Adolfo Suárez, detrás de Leopoldo Calvo Sotelo, al inicio de la segunda votación de la sesión de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, como presidente de Gobierno en el Congreso de los Diputados, el 18 de febrero de 1981. Suárez había dimitido el 29 de enero, en medio de una gran crisis política y económica. La sopa de letras del terror (ETA, GRAPO, FRAP,) había convertido 1980 en el año con más víctimas (395 atentados y 132 muertos), la legalización del PCE (que no había sentado nada bien a los militares), además de la difícil situación económica (un alto desempleo, la devaluación de la peseta, una gran conflictividad laboral) y la inseguridad ciudadana hacían que el ‘ruido de sables’ (como se denominaba en la Transición al descontento de los militares) sonara más fuerte que nunca.Marisa Flórez
"(En este momento, y cuando eran aproximadamente las dieciocho horas y veinte minutos, tras escucharse en el pasillo algunos disparos y gritos de «¡Fuego. fuego!. y «¡Al suelo todo el mundo!» irrumpe en el hemiciclo un número elevado de gente armada y con uniforme de la Guardia Civil, que se sitúa en lugares estratégicos, amenaza por la fuerza a la Presidencia y, tras un altercado con el Vicepresidente Primero del Gobierno, Teniente General Gutiérrez Mellado, conmina a todos a tirarse al suelo, sonando ráfagas de metralleta. Queda interrumpida la sesión.)" Cortes. Diario de sesiones del Congreso de los Diputados. Sesión Plenaria, número 146. Lunes, 23 de febrero de 1981.M. P. Barriopedro (efe)
Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente primero del Gobierno en funciones, se levanta de su escaño y se enfrenta a los agentes armados. Un guardia civil zarandea al exministro de Defensa. A pesar de su aspecto frágil y sus 69 años, no consigue derribarle. El presidente Adolfo Suárez se encara con los guardias civiles. El cámara de TVE Pedro Marín, situado en la tribuna de prensa, sigue grabando y retransmitiendo a una unidad móvil este momento que convierte a Gutiérrez Mellado en un mito y un icono de la Transición; después del “¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo! ¡Se sienten, coño!” de Antonio Tejero (a la derecha, detrás de la tribuna), claro.EFE
Poco después de que Tejero entrara en el Congreso, los tanques salían a la calle en Valencia. La División Maestrazgo, bajo las órdenes de Jaime Milans del Bosch, capitán general de la III Región Militar, con medio centenar de carros de combate y unos 2.000 militares, se unía al intento de golpe de Estado. La Operación Turia, el nombre en clave de esta operación militar, se mantuvo operativa después del discurso televisado del Rey y no se desactivó hasta que el propio Juan Carlos I llamó a Milans del Bosch para que ordenase la retirada.José Manuel Arroyo Viguer
Agentes de la Policía Nacional en la carrera de San Jerónimo. Se formaron dos cordones de seguridad alrededor del Congreso: uno interior, de la Guardia Civil, y otro exterior de la Policía Nacional, después de que los policías que se acercaron al Congreso fueran obligados a retirarse por los guardias civiles.EL PAIS
A la una y cuarto de la madrugada del 24 de febrero el rey Juan Carlos interviene a través de RTVE: "Al dirigirme a todos los españoles, con brevedad y concisión, en las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo, pido a todos la mayor serenidad y confianza y les hago saber que he cursado a los capitanes generales de las regiones militares, zonas marítimas y regiones aéreas la orden siguiente: ante la situación creada por los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso y para evitar cualquier posible confusión, confirmo que he ordenado a las autoridades civiles y a la Junta de Jefes de Estado Mayor que tomen todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente. Cualquier medida de carácter militar que en su caso hubiera de tomarse deberá contar con la aprobación de la Junta de Jefes de Estado Mayor. La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum".TVE
Ambiente en el exterior del Congreso de los Diputados la noche del golpe de Estado, conocida como 'la noche de los transistores'. TVE había decidido grabar el pleno de la votación de la investidura del Gobierno y luego emitir un resumen en el 'Telediario'. La cadena SER, a la que habían dejado una cabina de teléfono para poder trabajar, retransmitía en directo la votación en directo cuando Tejero entró con los guardias civiles (llegados en dos autobuses que había alquilado su mujer). Buena parte de España se pasó la noche con la oreja pegada al transistor siguiendo los acontecimientos.EL PAÍS
Aspecto que ofrecía el palacio del Congreso de los Diputados a las dos de la madrugada. Junto a las verjas del edificio (arriba en la foto) puede verse a tres miembros de la Guardia Civil. Alineados junto a sus vehículos, varias unidades de la Policía Militar que habían llegado con Ricardo Pardo Zancada (comandante de infantería que había intentado sin éxito que la División Acorazada Brunete se sublevara y sacar los tanques a las calles de Madrid, pero que consigue llegar al Congreso con un centenar de hombres de la Policía Militar). En primer término miembros del GEO. Hasta altas horas de la madrugada se había especulado sobre una posible intervención del Grupo Especial de Operaciones de la Policía en el rescate de los diputados. A las cinco de la madrugada, el comandante David Cervera, jefe del Estado Mayor de la Policía Nacional, negaba tal posibilidad en una rueda de prensa en el hotel Palace.EL PAÍS
Tres de las siete ediciones que el diario EL PAÍS sacó a la calle en esta histórica jornada. Los ejemplares fueron distribuidos por los trabajadores del periódico en sus propios coches. Muchos vieron en aquella portada de "El País con la Constitución" que la intentona había sido un fracaso. Su editorial: "En la hora de un atentado alevoso contra el pueblo español a manos de unos hombres armados que pretenden por la fuerza sustituir la soberanía de los ciudadanos, EL PAÍS sale a la calle en defensa de la ley y de la Constitución. La rebelión deber ser abortada; sus culpables, detenidos, juzgados severamente y condenados para ejemplar escarmiento de la Historia".
Los periodistas María Antonia Iglesias, Gaspar Rosety, Miguel Vila, Roberto Villagraz, Javier Martín, Jordi Socías, Gustavo Cuevas, Sigfrid Casals, Luis Magán, Antonio Suárez, José Ángel Esteban, Fernando Rayo, Fernando Orgambides, Bernardo Ynzenga, Raúl Pérez Portillo y Fernando Navas leen EL PAÍS en las escaleras del hotel Palace, en la madrugada del 24 de febrero. Situado frente al Congreso de los Diputados, se convirtió en el centro de operaciones de negociadores y prensa, en el que muchos de los periodistas que habían sido liberados por los golpistas se quedaron allí para informar, haciendo cola para utilizar los teléfonos del hotel.Ricardo Martín
Un guardia civil sale por una ventana de la oficina de prensa del Congreso de los Diputados para entregarse a la policía, tras fracasar el intento de golpe de Estado. Que los guardias civiles de rango inferior al de teniente no serían juzgados fue una de las condiciones que Tejero y Pardo Zancada habían incluido en las condiciones de su rendición. Se le conoce como el 'pacto del capó', ya que se firmó sobre el capó de un Land Rover.EL PAÍS
El general Alfonso Armada sale acompañado por el gobernador civil de Madrid Mariano Nicolás García, a la derecha, del Congreso de los Diputados tras fracasar el 23-F. Armada, que era el segundo jefe del Estado Mayor del Ejército cuando se produjo el intento de golpe y hombre de confianza del rey Juan Carlos (y del que Adolfo Suárez desconfiaba) fue uno de sus principales protagonistas y para muchos el arquitecto del 23-F. Se ha especulado mucho sobre el papel de Armada y en consecuencia sobre el papel del Rey. Rozando la medianoche, Armada entró en el Congreso para negociar con Tejero, al que le habría propuesto un Gobierno de concentración nacional formado por militares y civiles. Algo que Tejero habría rechazado. Fue acusado por otros participantes en el golpe de mentir en el juicio que tuvo lugar un año después. Condenado a seis años de cárcel (y posteriormente a 30), cinco años después fue indultado por el Gobierno de Felipe González, por razones de salud. Murió en su pazo de A Coruña con 93 años.Marisa Florez
A las 11.45 los diputados salen de Congreso, en un orden establecido por el presidente del Congreso, Landelino Lavilla. Dos horas antes, los golpistas habían permitido la salida de varias diputadas. Todas se negaron, pero al final lo hicieron, según declararon, para poder transmitir una información correcta de lo que estaba pasando dentro. El diputado cordobés José Javier Rodríguez Alcaide calificó el trato recibido por los guardias civiles de "duro pero correcto". Tras 16 horas sin comer, tan solo bebiendo agua al acudir a los servicios, ocho personas (incluido un guardia civil) tuvieron que ser atendidas en centros hospitalarios por insuficiencias cardiacas, lipotimias y bajadas de tensión. En la imagen, el diputado por Ciudad Real, Miguel Ángel Martínez, saliendo del Congreso.EL PAÍS
La manifestación del 27 de febrero de 1981 por las calles de Madrid, en la que participaron un millón y medio de personas, fue la más grande jamás celebrada en la historia de España. Bajo el lema "Por la libertad, la democracia y la Constitución", políticos y ciudadanos, desde presidentes de bancos hasta la Corporación Municipal madrileña (maceros incluidos) participaron en el recorrido desde Embajadores a la plaza de las Cortes (en la imagen, a su paso por el 'scalextric' de Atocha). La organización había pedido que los manifestantes que marcharan en silencio, pero los gritos de “Viva la libertad”, “Viva la democracia” y “Viva el Rey” fueron constantes. Al final del recorrido, la periodista Rosa María Mateo leyó un manifiesto a favor de la democracia consensuado por los líderes políticos.Chema Conesa
Un policía militar vigila unos días antes del juicio, en febrero de 1982, la sala del Servicio Geográfico del Ejército, en Campamento (Madrid), habilitada para la celebración del juicio contra los 33 procesados por el fallido golpe de Estado del 23- F. No se dejó entrar a las cámaras. EL PAÍS acompañó sus crónicas con las ilustraciones de José Luis Verdes. El fallo del tribunal, fue considerado benévolo por políticos y militares. El teniente general Jaime Milans del Bosch y Ussía y el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina, fueron condenados a treinta años de reclusión. El general de división Alfonso Armada Comyn, a seis. El Gobierno recurrió ante el Tribunal Supremo, que aumentó algunas penas, 22 de los 33 procesados, entre ellos la de Armada, de seis a 30. Milans del Bosch salió de la cárcel en julio y falleció en 1997. Antonio Tejero salió en diciembre de 1996, y Armada fue indultado por razones de salud en diciembre de 1988, tras cumplir seis años de cárcel, y murió en 2013.Raúl Cancio