Análisis

Un Congreso fracturado para Perú

La ausencia de candidatos presidenciales, sumada a la brevedad de la campaña y a que este Legislativo funcionará menos de año y medio, impidieron el surgimiento de grandes pasiones durante las elecciones

Militares peruanos controlan el ingreso a un recinto electoral, el domingo, en Lima.REUTERS

Con la elección del nuevo Congreso, el Perú concluye el proceso de transición que se abrió el 30 de septiembre pasado. Ese día —aplicando el artículo 134º de la Constitución que lo faculta a actuar cuando el Parlamento le niega dos veces una moción de confianza a su Consejo de Ministros—, el Presidente Martín Vizcarra anunció la disolución del anterior Parlamento.

Fue una contienda inusual para un país que elige juntos al Presidente y al Congreso. La ausencia de candidatos presidenciales (cuyo liderazgo centraliza la atención y sirve de arrastre para los aspirantes parlamentarios), suma...

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Con la elección del nuevo Congreso, el Perú concluye el proceso de transición que se abrió el 30 de septiembre pasado. Ese día —aplicando el artículo 134º de la Constitución que lo faculta a actuar cuando el Parlamento le niega dos veces una moción de confianza a su Consejo de Ministros—, el Presidente Martín Vizcarra anunció la disolución del anterior Parlamento.

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Fue una contienda inusual para un país que elige juntos al Presidente y al Congreso. La ausencia de candidatos presidenciales (cuyo liderazgo centraliza la atención y sirve de arrastre para los aspirantes parlamentarios), sumada a la brevedad de la campaña y a que este Legislativo funcionará menos de año y medio, impidieron el surgimiento de grandes pasiones salvo en los días de desenlace.

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Los resultados de la elección han sido relevantes tanto por aquellos partidos que ingresan al Congreso como por aquellos que quedan fuera. Especialmente sonado ha sido el fracaso del histórico Partido Aprista Peruano, que fue fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre y llevó dos veces a la presidencia a Alan García, quien se suicidó el año pasado mientras era detenido por el caso Lava Jato. De cogobernar con el fujimorismo con una bancada reducida pero experimentada, el Apra cayó apenas al 2,6% de los votos, quedando fuera del Parlamento al no superar la valla electoral de 5%.

También sufrieron un duro revés Contigo, una plataforma organizada por congresistas disidentes del gobierno, y Solidaridad Nacional, alternativa de extrema derecha cuyo secretario general anunció su postulación en las elecciones presidenciales de 2021 para convertirse en el "Bolsonaro peruano".

Aunque no quedó fuera del Parlamento, sumamente elocuentes son los resultados obtenidos por Fuerza Popular, otro gran derrotado de la jornada. De controlar el Congreso con una mayoría absoluta de 73 escaños, el partido de Keiko Fujimori cayó al quinto lugar, con solo doce representantes. Es el precio que los peruanos le han hecho pagar por sus vínculos con la corrupción, por sus maneras poco democráticas y por su estilo obstruccionista, motivo del choque de poderes entre Legislativo y Ejecutivo que condujo a la disolución parlamentaria.

Al frente está Acción Popular, otra agrupación tradicional, que fue gobierno con Fernando Belaunde y Valentín Paniagua. A pesar de una campaña anodina, vacía de propuestas y protagonismo, obtuvo el primer lugar de la votación y, con el 10.1% de las preferencias, sumó 24 congresistas. Está por verse si los liderazgos que jalonan el partido logran ponerse de acuerdo y aprovechan este tirón para las elecciones presidenciales de 2021.

Le sigue la gran sorpresa de estas elecciones parlamentarias: el Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap), un partido político confesional, levantado sobre la base de la Asociación Evangélica Israelita del Nuevo Pacto Universal, movimiento religioso fundado 1958 por el carpintero y profeta Ezequiel Ataucusi Gamonal. De ser una formación marginal, el Frepap ha trepado al segundo lugar de las preferencias nacionales, sin que las encuestas registraran su crecida y ante la unánime indiferencia de la gran prensa peruana.

A los peruanos los espera un Congreso fracturado en diez bancadas, muy distinto a su predecesor, donde la presencia fujimorista era aplastante. Un Congreso que, se estima, no enarbolará una agenda obstruccionista, pero con el que el gobierno de Vizcarra deberá hilar fino para alcanzar acuerdos.

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