Columna

Organización del desgobierno

Nuestro Estado sigue siendo demasiado vertical. Hay lazos horizontales entre ministerios, pero tenemos fundamentalmente un Gobierno de silos

Pablo Iglesias promete su cargo ante Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela este lunes.

Sánchez debe elegir entre dos males: o tiene un Gobierno desorganizado u organiza un desgobierno. Como en España los partidos en el poder colonizan varios niveles de la Administración, la sincronía entre los socios de un Gobierno de coalición es muy compleja. En Holanda o el Reino Unido, son una docena de personas —los ministros— quienes deben coordinarse. En España son centenares: legiones de altos cargos y ejércitos de asesores.

Una opción es pues resignarse a tener un Gobierno desorganizado. Ser conscientes de que habrá poca coordinación y asumir la existencia de dos Ejecutivos con ...

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Sánchez debe elegir entre dos males: o tiene un Gobierno desorganizado u organiza un desgobierno. Como en España los partidos en el poder colonizan varios niveles de la Administración, la sincronía entre los socios de un Gobierno de coalición es muy compleja. En Holanda o el Reino Unido, son una docena de personas —los ministros— quienes deben coordinarse. En España son centenares: legiones de altos cargos y ejércitos de asesores.

Una opción es pues resignarse a tener un Gobierno desorganizado. Ser conscientes de que habrá poca coordinación y asumir la existencia de dos Ejecutivos con relativa autonomía dentro del mismo Gabinete. No es un resultado tan malo como parece, porque la alternativa —organizar el desgobierno— puede ser peor. Este término se inspira en el libro La organización del desgobierno, un éxito de ventas en las postrimerías del siglo XX, y en el que Alejandro Nieto ironizaba sobre los intentos de coordinar una administración como la española. No nos flagelemos. Nuestro aparato del Estado ha desarrollado fórmulas para afrontar los retos de este milenio, que exigen políticas que desbordan los límites de un ministerio y requieren la participación de varios departamentos.

Sin embargo, nuestro Estado sigue siendo demasiado vertical. Hay lazos horizontales entre ministerios, pero tenemos fundamentalmente un Gobierno de silos. Es decir, una Administración que, como los silos metálicos para el almacenaje de cereales, son contiguos, pero no están conectados. Alterar esta arquitectura exigiría un cambio profundo en la cultura organizacional, fomentando una forma de trabajar por proyectos y crear carreras en diagonal que permitieran la movilidad interministerial. Una revolución que este Gobierno no se plantea.

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Para contrarrestar la excesiva verticalidad, tenemos instituciones transversales como la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, que cada semana prepara los asuntos que se someten a deliberación en los Consejos de Ministros. Pero el protocolo de coordinación firmado por el PSOE y Unidas Podemos exige la creación de nuevos órganos: una comisión permanente de seguimiento del acuerdo y otra de seguimiento parlamentario. ¿Quién resolverá los solapamientos entre todas estas instituciones? ¿Quién coordinará a tanto coordinador?

Cuanto más nos empeñemos en organizar el desgobierno, peor gobernados estaremos. @VictorLapuente

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