Irina Shayk: “Después del Me Too las mujeres tienen miedo de ser sexis”

La modelo rusa asegura que a menudo se burlaban de su físico en la escuela y que no pretendía hacer carrera como modelo, sino como "maestra o música"

Irina Shayk, en el desfile de Intimissimi celebrado el 29 de octubre en Verona (Italia).Daniele Venturelli (WireImage)
Madrid -

En pleno desfile de lencería, sentada entre algunos de los hombres y mujeres más bellos del mundo, ¿qué pensaría una modelo sobre el hecho de ser sexy en estos tiempos? La modelo en cuestión es nada menos que la top model rusa Irina Shayk; el desfile, el de la marca italiana Intimissimi (que fue precisamente quien la descubrió cuando era muy joven), celebrado hace unos días en Verona (Italia) ante un millar de invitados; y la cuestión se la planteó a la propia Shayk una periodista del diario italiano...

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En pleno desfile de lencería, sentada entre algunos de los hombres y mujeres más bellos del mundo, ¿qué pensaría una modelo sobre el hecho de ser sexy en estos tiempos? La modelo en cuestión es nada menos que la top model rusa Irina Shayk; el desfile, el de la marca italiana Intimissimi (que fue precisamente quien la descubrió cuando era muy joven), celebrado hace unos días en Verona (Italia) ante un millar de invitados; y la cuestión se la planteó a la propia Shayk una periodista del diario italiano Il Corriere della Sera

"Después del caso Weinstein y del MeToo, ¿la palabra 'sexy' está superada?" Sin embargo, no parece que Shayk saliera del todo bien parada de la respuesta. "Hoy las mujeres casi tienen miedo de sentirse sexis", contesta ella, "pero eso es más que un [sujetador con] push up o que un pintalabios, se trata de algo que tienes dentro y que nadie te puede quitar".

En la charla Shayk también explica que ella no trataba de ser modelo, sino que tocaba el piano y le gustaba escribir, por lo que habría querido ser "maestra o música", pero que "la vida" le dio la oportunidad de llegar a esta profesión, y eso que por su físico a menudo se burlaban de ella en la escuela. De ahí que, cuando le piden que dé un consejo a una niña ella contesta: "Sentirse bien en la propia piel, perseguir sus sueños y no aceptar nunca un no como respuesta".

Esa niña podría ser su hija, Lea de Seine, de dos y medio años. La pequeña, de la que apenas hay imágenes y cuyos padres siempre han tratado de proteger, es fruto de su relación con el actor Bradley Cooper, de quien se separó el pasado mes de junio después de pasar cuatro años juntos. Una ruptura que, según se ha ido desgranando meses después, no ha sido en absoluto amistosa. "Hay mucho que decir de su relación con Bradley, le ha hecho tanto daño que tiene la revancha en mente", aseguraba en agosto una fuente a un diario norteamericano. "Irina no ha sido capaz de confiar en Bradley", explicaba la misma. De hecho, entonces se planteó que Shayk podría llegar a escribir un libro acerca del romance. Aunque por ahora poco escribe: tuits para sus 680.000 seguidores y pies de foto para las imágenes que sube a su Instagram, donde acumula casi 13 millones de followers y que actualiza con asiduidad con portadas y reportajes, pero dando poca información sobre sí misma.

"Las redes sociales son una herramienta de comunicación muy potentes, útiles para iniciativas solidarias, pero lo privado sigue siendo privado para mí", explica Shayk en esa entrevista. En ella también asegura que los dos momentos más difíciles de su vida son dos pérdidas: la de su padre, cuando ella tenía 14 años, y la de su abuela, hace un lustro. Son dos de las muy pocas concesiones que hace acerca de su intimidad, de la que siempre se ha mantenido muy celosa, más aún en los últimos tiempos. De hecho, al ser preguntada sobre la felicidad o la seguridad en sí misma, la modelo da rodeos. Prefiere permanecer cerrada o, si acaso, caer en lugares comunes.

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