Las nuevas tecnologías afinan la educación STEM a distancia

Los avances en cursos por Internet permiten estudiar de forma no presencial carreras científicas o matemáticas

Un laboratorio en la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Durante el instituto, Orlando Manuel Hernández Expósito, tinerfeño de 45 años, descubrió su vocación por la química, licenciatura que comenzó a cursar en la Universidad de La Laguna. La aparcó para hacer el servicio militar y, de ahí, aprobó unas oposiciones de la policía local. Le recomendaron que lo mejor era formarse en Derecho, y así lo hizo, hace 20 años, en la UNED. "No me gustó y lo dejé", zanja. Hace cuatro cursos se matriculó en Química, también en la UNED, para "quitarme la espinita". Espera graduarse este mes de septiembre. "Internet y las TIC ofrecen recursos enormes para estudiar ...

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Durante el instituto, Orlando Manuel Hernández Expósito, tinerfeño de 45 años, descubrió su vocación por la química, licenciatura que comenzó a cursar en la Universidad de La Laguna. La aparcó para hacer el servicio militar y, de ahí, aprobó unas oposiciones de la policía local. Le recomendaron que lo mejor era formarse en Derecho, y así lo hizo, hace 20 años, en la UNED. "No me gustó y lo dejé", zanja. Hace cuatro cursos se matriculó en Química, también en la UNED, para "quitarme la espinita". Espera graduarse este mes de septiembre. "Internet y las TIC ofrecen recursos enormes para estudiar de manera no presencial una titulación STEM [Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, según su acrónimo en inglés] y permiten que te sientas acompañado. Sí necesitas, quizás, investigar más, estar en contacto con los compañeros, atender los tutoriales de los profesores, buscar vídeos en YouTube que explican un problema", reflexiona.

Elvira Noè, barcelonesa de 35 años, con doble grado de Ingeniería Informática y Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la UOC, reconoce que dedica más tiempo a la primera titulación de su doblete que a la segunda. "ADE es leer los apuntes, hacer resúmenes y estudiar; para informática necesito además investigar, ver tutoriales, preguntar y resolver dudas y problemas... Requiere de más muletas", compara. "No creo que sea más difícil, sino diferente", matiza Josep Prieto, profesor, y hasta marzo decano, de Informática, Multimedia y Telecomunicación en la UOC. La gran diferencia respecto a las carreras de letras, las de empollar de toda la vida, estriba en la necesidad de hacer prácticas en el laboratorio, el taller o programando delante de un ordenador. "No es lo mismo adquirir conocimientos teóricos que competencias prácticas", insiste Prieto.

Programas con rodaje

La UOC, con oferta STEM desde 1997, tiene muy rodados sus laboratorios virtuales, que permiten a los estudiantes hacer lo mismo que si estuvieran en una clase presencial, solo que mediante acceso remoto. Si es algo sencillo, la propia universidad se encarga de enviar packs con cable y placa de electrónica para fabricar un cable de ordenador en casa, por ejemplo. "Ofrecemos una amplia variedad de recursos, porque las prácticas pueden variar mucho según la carrera", explica Prieto. También es importante que haya un claustro adaptado a la metodología online. "El profesor de prácticas ha de ser ágil, estar muy puesto al día en tecnología, ser capaz de resolver problemas en el momento, poniéndose en la piel de su alumno, y saber comunicar muy bien", describe.

"Las nuevas tecnologías han logrado que la capacidad de adquisición de conocimiento práctico se equipare con el modo presencial; incluso en muchos casos, es más fácil en entornos online, donde el alumno tiene el laboratorio virtual o remoto abierto 24 horas y 365 días al año, en lugar de dos horas a la semana", señala Sergio Martín, profesor del departamento de Ingeniería Eléctrica, Electrónica, Control, Telemática y Química Aplicada a la Ingeniería de la UNED. Martín diferencia entre simuladores, "que se ejecutan en un PC"; laboratorios virtuales y laboratorios remotos, que define como "entornos web que permiten controlar o programar un dispositivo real [una placa electrónica, un telescopio, un robot, un experimento de física...] a través de Internet, y donde generalmente los resultados se observan a través de una cámara web"; esta visualización es fundamental para que "el estudiante tenga la sensación de que está utilizando un dispositivo real". Y si con esto no es suficiente, la UNED, que no tiene un modelo online, sino de blended learning o semipresencialidad, permite realizar prácticas en sus centros asociados. Y en sus instalaciones centrales en Madrid, a las que acudió Orlando cuando cursaba tercero, para una semana intensiva. "Me pagaron el avión y parte del alojamiento. Para mí fue un estímulo para seguir", recuerda.

La parte práctica de la asignatura de Electrónica Digital que imparte Martín en la UNED se realiza a través de un simulador; una vez completado ese trabajo previo, los alumnos asisten durante una jornada a una sesión presencial en el laboratorio, donde realizan el montaje físico de los circuitos que han simulado previamente. "Adicionalmente hemos desarrollado unos contenidos web con 184 laboratorios virtuales para trabajar los contenidos teóricos sobre simulaciones interactivas online", añade.

En sus clases, Juan Luis Rubio, vicerrector de Relaciones Universidad-Empresa de UDIMA y profesor de su Escuela de Ingeniería, se conecta junto a sus alumnos en el mismo servidor, de manera que "todos vemos lo mismo". Salvo casos concretos, donde es necesario un material determinado o trabajar con seres vivos, las prácticas se pueden resolver con simuladores, según viene a decir. "Muchas carreras presenciales recurren igualmente a simuladores por un tema de ahorro de costes", remacha.

Alejandra Bonilla, madrileña de 30 años, terminó en febrero el grado en Ingeniería en Organización Industrial en UDIMA. Califica de "reto añadido" el hecho de haber cumplimentado por Internet, desde casa, el cacharreo, la parte de construir y hacer, tan importante en su carrera. "La forma de enseñar no varía; es el medio el que cambia y las herramientas que has de utilizar: aplicaciones informáticas, videoconferencias, acceso en remoto", enumera. Orlando Hernández aconsejaría "acceder a una carrera STEM con nociones previas; yo me repasé el libro de química de COU". Por lo demás, no hay recetas mágicas: planificación, organización, constancia, autonomía, responsabilidad. Y esfuerzo.

Brecha de género también en ‘online’

Las titulaciones STEM rozan el 15% del total de matrículas de la UNED. Las matriculaciones en los estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicaciones de la UOC han pasado de 788 en el curso 2009-2010 a 6.098 en 2018-2019: "Las carreras técnicas cursadas en modo no presencial han crecido espectacularmente en número de estudiantes en la última década", expresa Josep Prieto, que menciona específicamente el subidón experimentado por la informática. "El problema con las STEM sigue siendo el escaso porcentaje de mujeres, y eso es algo que no ha mejorado en el entorno virtual", lamenta el profesor de UOC. "Por culpa de los estereotipos, los perfiles tecnológicos parecen dominio masculino", expone. Hay excepciones como matemáticas, con una cierta paridad de género. Sin embargo, "el número de alumnas que empiezan una ingeniería informática no supera el 10%, y en online tampoco somos capaces de despegarnos de esa cifra", prosigue. "Las ingenierías son las parte más complicada; es una palabra que hace daño", concluye.

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