14 fotos

En el interior de la sede de Samsung en Corea

El interior de la sede de Samsung en Corea

Un tercio de los más de 300.000 empleados de Samsung en el mundo trabaja en las cuatro ciudades tecnológicas situadas en Corea. Más de medio millar de autobuses lanzaderas, una inmen sa maraña de transporte público y una red de autovías con un tráfico infernal llevan a los trabajadores a sus puestos. No hay ruido al margen de las máquinas que levantan los nuevos edificios del complejo. Los espacios son impolutos. En la imagen, la Samsung Nano City de Hwaseong.
Giheung acoge el campus más rentable de Samsung. Un total de 17 edificios (se está construyendo el 18º) acogen, entre otras unidades, las líneas de producción de semiconductores con los que se fabrican las memorias, chips y componentes de luces LED. La compañía coreana se ha convertido en el primer fabricante mundial de estos componentes.
Decenas de líneas de producción robotizada convieten el cono plateado de los lingotes de silicio (en la foto) en los semiconductores con el que se fabrican millones de microchips, memorias y componentes para las luces LED. Cada chip está formado por entre 32 y 64 capas que configuran el cerebro de los aparatos.
La fabricación de semiconductores se realizan en plantas altamente robotizadas, aisladas y esterilizadas, donde los escasos ingenieros transitan vestidos como si se enfrentaran a una guerra biológica. Se ha conseguido un grado de eficiencia de más del 80%, una de las claves de la rentabilidad de las plantas de semiconductores de este gigante, convertido en el primer fabricante de este tipo de componentes en el mundo.
Decenas de máquinas someten a los productos de Samsung a cientos de pruebas de resistencia en todos los parámetros críticos, desde caídas a inmersión, temperaturas extremas o al efecto de sentarse sobre el móvil. Las cámaras se someten a pruebas de luz y escenarios y los micrófonos, altavoces y auriculares se prueban en decenas de situaciones para asegurar su correcto funcionamiento. En la foto, un móvil se somete al efecto del agua en un simulador de lluvia.
Un ingeniero de Samsung explica cómo han resuelto las demandas de los usuarios, que a lo largo de los años han reclamardo de las cámaras de los móviles más resolución, más pantalla, más alcance, más usabilidad, nuevos diseños y menos consumo de batería, algo que se ha mejorado con la tecnología OLED (diodo orgánico de emisión de luz).
En Suwon se encuentra uno de los principales laboratorios de pruebas, una de las piezas claves de Samsung tras la crisis generada por las baterías del Galaxy Note 7, que obligó a devolver casi tres millones de unidades. Desde entonces, los centros de control de calidad de este complejo han redoblado los esfuerzos.
Uno de los edificios centrales del campus de Suwon, el más antiguo del imperio de Samsung, nacido de una empresa de alimentación y textil en 1938 y en uno de los países más pobres del mundo. Este campus alberga 35.000 de los 320.671 trabajadores repartidos por 73 naciones. Los 11.680 millones de euros invertidos el pasado año en investigación han generado 194.512 millones de euros en ingresos. Solo en España, el beneficio después de impuestos ascendió a 29,09 millones (8,1% más que el año anterior). Corea del Sur se encuentra hoy entre los 15 países más ricos del planeta.
Los complejos tecnológicos cuentan con polideportivos, gimnasios (en la fotografía), bibliotecas especializadas, parques, guarderías, clínicas, restaurantes, supermercados, servicios de bicicletas y todo lo necesario para mantener activas las plantas las 24 horas de los 365 días del año. La Asamblea Nacional de Corea del Sur aprobó en marzo una ley que reduce el número máximo de horas laborales a la semana de 69 a 52 (40 fijas y 12 extras por acuerdo entre las partes).
Como el resto de las instalaciones, el comedor permanece impoluto mientras cientos de trabajadores consumen la comida elaborada por medio centenar de cocinas. Disponen de una hora para comer o realizar cualquier actividad lúdica o deportiva.
Todos los complejos cuentan con bibliotecas especializadas con literatura específica sobre tecnología. Una de las sede cuenta incluso con un rocódromo interior. Cualquier necesidad puede ser satisfecha sin abandonar las instalaciones.
Estrictas medidas de seguridad garantizan el secreto de los sistemas de producción. Los vigilantes de los accesos pueden revisar desde los maleteros hasta los papeles, por si se intenta escamotear algún microcomponente entre las hojas. En la foto, acceso controlado a una de las sedes del campus de Giheung.
Un rocódromo comparte espacio con zonas para el descanso en una de las plantas de Samsung. Los empleados en Corea del Sur, indefinidos en un 65%, disfrutan de 15 días de vacaciones anuales que se incrementan en cinco a partir de los 10 años de trabajo. El salario mínimo para 2019 se ha fijado en 8.350 wones (6,42 euros) la hora.
El centro de Seúl cuenta con la mayor tienda de Samsung, situada en lo que fue la sede central del 'chaebol', denominación del modelo del conglomerado empresarial coreano que incluye, además del complejo tecnológico, desde hoteles hasta agencias de publicidad, constructoras o compañías de seguros, entre otras decenas de empresas.