¿Qué tiene esta camisa de Zara de 9,99 euros para haberse convertido en la prenda del verano?

Parece que últimamente no hay fenómeno cultural que se resista a una verdad agridulce: si algo acaba siendo un éxito es por modernizar los viejos códigos de un modelo que ya había hecho historia antes. Zara se conoce al detalle la nueva guía para engendrar fenómenos. En apenas dos meses, la firma insignia del imperio Inditex ha vuelto a marcarse un superventas casi a la altura de su chaqueta amarilla. Esta vez, en cambio, le ha tocado al hombre. Y hay hechos que lo subrayan.

Nadie que haya intentado c...

Parece que últimamente no hay fenómeno cultural que se resista a una verdad agridulce: si algo acaba siendo un éxito es por modernizar los viejos códigos de un modelo que ya había hecho historia antes. Zara se conoce al detalle la nueva guía para engendrar fenómenos. En apenas dos meses, la firma insignia del imperio Inditex ha vuelto a marcarse un superventas casi a la altura de su chaqueta amarilla. Esta vez, en cambio, le ha tocado al hombre. Y hay hechos que lo subrayan.

Nadie que haya intentado cruzar el centro de Madrid en la semana del Orgullo, o que haya sobrevivido a las colas del Mad Cool, habrá vuelto a casa sin ver varias veces la que es ya, oficialmente, la camisa del verano. Que una prenda que en rebajas cuesta 9’99 euros y que en apariencia resulta tan antigua (y nostálgica) como The Beach Boys en el show de Ed Sullivan, o como los adolescentes americanos que jugaban a bolos, es llamativo.

¿Cuántos hombres se atreverían a llevar una prenda de colores fucsia, amarillo, blanco y azul, si nadie más en el planeta la llevase?

“Es una prenda que, con muy poco, hace mucho. Te pones unos tejanos desgastados, le añades esa camisa y de repente estás vistiendo con un carácter muy de moda”, dice el director de estilo de Women’s Wear Daily, Alex Badia, que ha analizado el caso más allá de que la camisa pueda o no ser una sucedánea de otras. “Prada sacó algunas parecidas, sí. Ami también. Y luego Sandro. Pero a veces Zara tiene la virtud de coger una idea y hacerla a su manera, y a veces su manera es mucho mejor que la idea que tomó prestada”. Para él, la decisión de sustituir la seda por viscosa, cambiar el cuello de los cincuenta por uno de toda la vida, mantener el largo del patrón y confeccionarla a cinco colores (en vez de a dos y a tres, como hicieron el resto de firmas), responde a una estrategia casi de algoritmo. “Cuando tú sabes históricamente lo que has vendido y lo que le gusta a tu consumidor, y conviertes ese conocimiento en prenda, y además le metes lo que está pasando en el mundo actual, con todas las conversaciones y discursos que están en la calle, apuestas por el caballo ganador”, opina Badia.

A la directora de Tendencias TV, Francesca Tur, la imagen del modelo surcoreano Sang Woo Kim vistiendo la camisa en la web de Zara le recuerda al cantante Putochinomaricón, a las drags y también al universo de Paquita Salas. “Yo creo que en Madrid, muchísimo más que en Barcelona, se ha dado una coyuntura básica y crucial para que la prenda tuviera este arranque. La camisa estaba en tiendas, a la gente le gustaba y vieron en el Orgullo una oportunidad para ponérsela”, comenta. “Y es algo interesante porque esto demuestra que las tendencias no solo son globales: a veces también pueden moverse en microecosistemas dentro de un mismo país”.

Si el efecto dominó ha presionado o no el tema, o si el sentimiento de pertenencia a un grupo ha tenido que ver con el éxito de la prenda, todo apunta a que se cumplen varias teorías sociológicas. Aquí va la primera: “Si vas a Zara y ves una prenda muy llamativa, que te gusta y que la gente la lleva, no tienes que pensar en si es correcta o no, porque la masa, el uso masivo, te da la razón”, apunta el subdirector del programa Late Motiv, Bob Pop. “Y si a eso le sumas que alguien te prescribe la camisa, y la ves asociada a una personalidad que te interesa, qué sé yo, un Pelayo o unos Javis, sabrás que te estarás poniendo la camisa que hay que ponerse. Y yo eso lo veo muy cómodo. En un momento en el que vivimos obsesionados con acertar y en el que hay que tomar tantas decisiones, que de repente Zara te dé una ya hecha y que además sea la correcta, es votar por el ganador. Es el fenómeno electoral de yo voto por los que ganan”.

“Cuando sabes lo que le gusta a tu consumidor, y conviertes ese conocimiento en prenda, y además le metes lo que está pasando en el mundo actual, apuestas por el caballo ganador” Alex Badia, director de estilo de Women's Wear Daily

La diferenciación, como es contradictorio y comprensible, también se integra en el discurso del grupo. “Aquella chaqueta amarilla que tanto triunfó demostraba una cosa: que todo el mundo tiene la necesidad de llevar algo que en su entorno, siendo mainstream, lo haga ser el líder de los mainstreams”, cuenta Francesca Tur. “Esa voluntad de ser singular es algo que también ocurre cuando ves a la gente llevando esta camisa”. ¿Cuántos hombres se atreverían a llevar una prenda de colores fucsia, amarillo, blanco y azul, si nadie más en el planeta la llevase? 

"Lo que estamos trabajando ahora es vestirnos para que el filtro de Instagram funcione”, asegura Bob Pop, mientras Francesca añade que si ha funcionado la camisa "es porque cuando me la pongo y me fotografío en Instagram, mis seguidores me dicen 'vaya, ¡qué bien te queda!', y eso nos gusta a todos”.

¿Denunciaría el dúo Diet Prada la camisa de Zara? “Tengo la sensación de que la gente se equivoca un poco con ellos”. Eso es lo que defiende Alex Badia. “Sí, bajo un punto de vista se han convertido como en los policías de la moda, pero también están educando a toda una generación sobre la importancia del contexto. Porque si tú entiendes de dónde vienen las cosas, tendrás las armas para predecir qué es lo que pasará. Y podrás saber si la camisa de Zara aguantará hasta el año que viene o morirá con el verano. Si tú conoces la historia, podrás llevarla sabiendo todo lo que hay detrás de una camisa que se ha convertido en fenómeno”.