Diálogo con minorías

Parece imposible que en lo que resta de legislatura haya tiempo para traducir esto en reformas institucionales o constitucionales de calado

Reunión en el Complejo de La Moncloa de Pedro Sánchez y Quim Torra. Uly Martín

“Cualquier solución política pasa por el derecho de autodeterminación”. Esta es, quizás, la frase más significativa de la reunión Sánchez-Torra del pasado lunes. Porque deja bien claro que esto no va de cómo se decide (democracia) tanto como de quién decide (soberanía), marcando una condición mínima por parte del independentismo.

Una condición que el Gobierno no está en condiciones de satisfacer porque no cabe en la Constitución Española, o al menos no cabe en su actual formato ni en la interpretación del mismo que hace el Tribunal Constitucional. Y aquí llega la frustración del indepen...

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“Cualquier solución política pasa por el derecho de autodeterminación”. Esta es, quizás, la frase más significativa de la reunión Sánchez-Torra del pasado lunes. Porque deja bien claro que esto no va de cómo se decide (democracia) tanto como de quién decide (soberanía), marcando una condición mínima por parte del independentismo.

Una condición que el Gobierno no está en condiciones de satisfacer porque no cabe en la Constitución Española, o al menos no cabe en su actual formato ni en la interpretación del mismo que hace el Tribunal Constitucional. Y aquí llega la frustración del independentismo, que siente que nada de lo que pueda hacer consigue aumentar ni un milímetro su poder en las instituciones del Estado.

En los últimos años, en cuanto han disfrutado de una mayoría parlamentaria, los independentistas han intentado convertir autogobierno en ejercicio de soberanía. Pero, como ya han comprobado, no son equivalentes, y sólo han podido ejercerlo hasta el punto en el que los derechos lesionados han sido los de la minoría catalana. A partir de ahí, el Estado ha pasado a protegerse a sí mismo, lo que equivale a decir que ha protegido a la minoría no independentista (minoría, eso sí, en las instituciones catalanas, pero mayoría en las calles según las encuestas).

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Quienes realmente crean en el diálogo para encontrar soluciones afrontarán la difícil tarea de reconocer la frustración independentista sin desconocer su intento de imposición mayoritaria dentro de Cataluña. Tendrán, pues, que hablar de poder.

Pero no en los términos absolutos, bilaterales, que sugiere Quim Torra. Si el Gobierno español está en deuda con el reconocimiento de las voces independentistas, el govern catalán lo está tanto o más con las no independentistas dentro de su territorio.

Por ahora, parece imposible que en lo que resta de legislatura haya tiempo para traducir esto en reformas institucionales o constitucionales de calado. No. El trabajo de Sánchez se limitará probablemente a lograr que, en este principio de conversación, ninguna minoría se sienta excluida. Esa es la verdadera “solución política”. @jorgegalindo

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