Este mueble está hecho con pelo humano

Los diseñadores Studio Swine han creado un material nuevo basado en el uso de cabello y resina e inspirado en la estética de la China de los años 20

Espejo de la colección Hair Highway de Studio Swine realizado con pelo humano y resina, inspirado en la dinastía china Qing.

Los diseñadores Studio Swine tuvieron en cuenta dos datos a la hora de crear su serie de objetos Hair Highway. Por un lado descubrieron que el cabello asiático crecía 16 veces más rápido que la madera de caoba; y por otro, que China, a su vez, era el mayor importador mundial de maderas tropicales de lento crecimiento y de cuernos de animales exóticos. De la unión de estas dos máximas, a la vista no contradictorias, crearon un nuevo material que, al menos, azotara el pensamiento único de producción masiva de muebles y diera lugar a un e...

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Los diseñadores Studio Swine tuvieron en cuenta dos datos a la hora de crear su serie de objetos Hair Highway. Por un lado descubrieron que el cabello asiático crecía 16 veces más rápido que la madera de caoba; y por otro, que China, a su vez, era el mayor importador mundial de maderas tropicales de lento crecimiento y de cuernos de animales exóticos. De la unión de estas dos máximas, a la vista no contradictorias, crearon un nuevo material que, al menos, azotara el pensamiento único de producción masiva de muebles y diera lugar a un elemento de construcción sostenible: el pelo humano.

Gyrecraft, una lámpara realizada con plástico recogido en el océano entre las Azores y las Islas Canarias.

La arquitecta Azusa Murakami (Japón, 1984) y el artista Alexander Groves (Reino Unido, 1983) llevan desde 2012 investigando sobre nuevos materiales sostenibles. Encontraron en el cabello, mezclado con resina natural, un resistente elemento de producción para sus creaciones. “Es un material de la naturaleza, hicimos una investigación al respecto y valoramos su impacto; además, nos dimos cuenta de que China es el mayor exportador de pelo humano, y descubrimos que podría tener más usos. Era una manera también de dar a conocer esta cultura comercial”, cuenta Azusa.

De la unión de una arquitecta, Azusa Murakami, y un artista, Alexander Groves, nace un grupo de trabajo: Studio Swine.

Además de un aparador y una serie de objetos de almacenaje inspirados en la dinastía china Qing, Studio Swine, desde su estudio de Londres, también crearon una línea de gafas realizadas con pelo humano cuyas monturas son biodegradables. “Esperábamos que fuera más polémico, pero la gente reaccionó de manera bastante normal, muy interesada, entendieron que era un nuevo material, realmente lo integraron mucho mejor de lo esperado, el público normal acepta más lo diferente”, añade Alexander.

Según los diseñadores, una melena de pelo humano podría levantar el peso de dos elefantes africanos, con lo que la resistencia y perdurabilidad de estos objetos no sería un hándicap para su producción masiva. “Es importante que un diseñador tenga en cuenta en su proceso de creación los problemas ecológicos que hay en el mundo, debe pensar que el objeto pueda ser reciclado después o, incluso, trabajar con nuevos materiales a los que se les dé otro uso y que sean cuidadosos con el medioambiente. El diseñador debe elegir bien el material que usa, es su responsabilidad”, remata Azusa.

Metallic Geology es su serie de objetos realizados con aluminio espumado.

Studio Swine, que visitaron España el mes de mayo pasado por el Design Fest organizado por el IED, ganaron el premio Swarovski al Diseñador del Futuro en la feria Miami Basel de 2015, así como el último premio Rising Talent de la feria Maison & Objet en Francia. Sus piezas, que resumen su compromiso con la ecología y rezan diseños simples en ediciones limitadas, ya están en colecciones de museos como el Centre Pompidou de París, el M+ Museum de Hong Kong o el Vitra Design Museum de Weil am Rhein (Alemania).

Entre sus proyectos, también está Fordlandia, una serie de sillas inspiradas en el modernismo tropicalista de Niemeyer de los años cincuenta y realizadas con materiales sostenibles de la selva amazónica –caucho salvaje, piel de pescado y cuero de palma–. Esta línea lleva el nombre de la ciudad creada en la jungla brasileña por Henry Ford, en los años 30 del siglo pasado, y que terminó abandonándose. “Para nosotros la investigación es fundamental, lo es todo, pues luego puede tener efectos en el ciudadano”, aseguran.

Taburetes de aluminio reciclado de la serie Can City.

En esta línea también está su proyecto de objetos y muebles de aluminio reciclado, Can City, realizado con materiales fundidos de las calles de Sao Paulo. “Eran materiales de deshecho que encontramos en la ciudad, es muy interesante ver que nuestros procesos de producción son aplicables a la vida cotidiana”, explica Alexander. De hecho, esta línea de productos también ha servido como vía laboral para el colectivo de los Catadores de la ciudad brasileña, un grupo de personas que se dedica a recoger residuos de la calle y transformarlos en muebles. “Es una manera de hacer diseño desde el pensamiento, es otra forma de poesía”. Versos con conciencia.

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