Toni Acosta y ‘Amy’, la loca de la casa

Cada mañana, la actriz Toni Acosta se despierta con el mismo sonido: el que hacen las pezuñas de su perrita contra las baldosas. “Amy tiene nueve meses y corretea por la casa como poseída, así que ese ruidito es una constante”, dice la protagonista de series como Policías o Con el culo al aire. Su mascota es bisnieta de Pancho, el famoso jack russell de los anuncios de la lotería. Su destino era ser una estrella de la televisión. “Pero nació blanquita. Y sin las manchas propias de su raza no ...

Cada mañana, la actriz Toni Acosta se despierta con el mismo sonido: el que hacen las pezuñas de su perrita contra las baldosas. “Amy tiene nueve meses y corretea por la casa como poseída, así que ese ruidito es una constante”, dice la protagonista de series como Policías o Con el culo al aire. Su mascota es bisnieta de Pancho, el famoso jack russell de los anuncios de la lotería. Su destino era ser una estrella de la televisión. “Pero nació blanquita. Y sin las manchas propias de su raza no les valía para actuar”, explica esta tinerfeña, de 46 años. “Por eso la adopté”. Ahora Amy es la mimada de la familia. Como buena descendiente de actores, interpreta un papel diferente con cada miembro. “Con mi hija Julia hace de perra amorosa; con mi hijo Nicolás, de macarra; y conmigo es tierna como un bebé”, cuenta la actriz, que ha estrenado recientemente el filme Sin rodeos, de Santiago Segura.

Acosta no había convivido con animales hasta 2015. Ese año acogió a su primer perro, Burton. Un labrador enfermo que tenía el corazón demasiado grande para su cuerpo. Por eso le llamaban Big heart (gran corazón). “Una amiga me dijo que cuando tienes una mascota, en tu interior se despierta un nuevo tipo de amor. Eso es lo que me pasó con él”, dice la intérprete de obras de teatro como El método Grönholm o Cincomujeres.com. Pero Burton apenas vivió unos meses. “Según la medicina china, cuando los animales se van, se llevan una pena con ellos. Creo que Burton vino para eso”, reflexiona la actriz, que en aquel momento acababa de separarse de su marido. Acosta y sus hijos lo pasaron tan mal con la muerte del perro que pensaron que nunca volverían a tener otro. “Pero después llegó Amy con su energía y lo llenó todo de ternura y diversión. Y ahora ya no me imagino la vida sin una mascota en casa”.