JJ Vaquero, el humorista que cuenta sus chistes a sus perros

Vídeo: Fotografía de Nani Gutiérrez / Vídeo de Pablo Grubsztein

Hace 15 años, la sobrina de José Juan Vaquero vio la película 101 dálmatas y quiso tener un perro de esa raza. “Mi hermano se lo compró. Menos mal que la niña no vio El rey león y le pidió uno”, bromea el cómico vallisoletano en uno de sus monólogos. La historia es real, y un año después de comprar el animal su hermano le pidió que se lo quedase “una temporada”. “Han pasado ya 13 años y Yuca (así se llama) sigue conmigo”, ríe el humorista de programas como Cero en historia, de Movistar+, o Yu, ...

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Hace 15 años, la sobrina de José Juan Vaquero vio la película 101 dálmatas y quiso tener un perro de esa raza. “Mi hermano se lo compró. Menos mal que la niña no vio El rey león y le pidió uno”, bromea el cómico vallisoletano en uno de sus monólogos. La historia es real, y un año después de comprar el animal su hermano le pidió que se lo quedase “una temporada”. “Han pasado ya 13 años y Yuca (así se llama) sigue conmigo”, ríe el humorista de programas como Cero en historia, de Movistar+, o Yu, de 40 Principales.

Yuca en la barra de El Rincón del Erizo.Nani Gutiérrez

Yuca se convirtió en su compañera de piso y en testigo de su vida. Estaba ahí cuando Vaquero se fue a vivir con su mujer; cuando nacieron sus hijas, Aitana y Luna, y también cuando en 2015 la familia adoptó a Cora, una cachorra mestiza. “La acogimos mientras la protectora le buscaba un hogar, pero mis niñas se encariñaron y nos la quedamos”. Aunque a Yuca no le gustan los perros, siente debilidad por los cachorros, así que se volvió muy protectora con la nueva mascota. “Tiene el instinto maternal hiperdesarrollado. Tanto que ha sufrido varios embarazos psicológicos”, explica este guionista del programa televisivo El hormiguero.

'Cora' en El Rincón del Erizo.Nani Gutiérrez

Vaquero escribe desde su casa de Valladolid en compañía de su tortuga Tolola. “La tengo junto al ordenador y le cuento los chistes. Al oír mi voz, saca la cabeza y me mira como si los entendiese”, dice el cómico, de 45 años. La costumbre de hablar con sus animales la inició con su vieja compañera Yuca. Ahora, tras casi tres lustros de conversaciones con ella, evita recordar lo mayor que es la dálmata. “No puedo ni pensar en el día que me falte”.

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