Pobreza
La generación del 68 del siglo pasado entregaremos a los que nos siguen un país en peores condiciones —sociales y medioambientales— del que recibimos. La desigualdad en la distribución de la riqueza está creando una nueva clase social: trabajadores pobres. Aquí la competitividad no viene por la innovación tecnológica sino por la precarización del trabajo y los sueldos bajos.
Asistimos, por otro lado, a una suerte de política-espectáculo: diríase que el órdago de Cataluña al Estado es cual serie de televisión, con sus temporadas, capítulos, intrigas, astucias y meteduras de pata. Permite...
La generación del 68 del siglo pasado entregaremos a los que nos siguen un país en peores condiciones —sociales y medioambientales— del que recibimos. La desigualdad en la distribución de la riqueza está creando una nueva clase social: trabajadores pobres. Aquí la competitividad no viene por la innovación tecnológica sino por la precarización del trabajo y los sueldos bajos.
Asistimos, por otro lado, a una suerte de política-espectáculo: diríase que el órdago de Cataluña al Estado es cual serie de televisión, con sus temporadas, capítulos, intrigas, astucias y meteduras de pata. Permite esto tapar casi por completo lo del PP en Valencia y la parálisis del Gobierno, la desinversión en educación y el empobrecimiento de las pensiones, entre otros desaguisados.
Estuve, hace unos días, en una concentración contra la congelación de las pensiones. Era, sí, día y horario laborable, pero estoy por decir que de la treintena presente era yo el único no delegado sindical. Tenemos que sacudirnos el pesimismo y la entrega. Hay que decir que esto no va bien. En la calle.— Jesús Salgado Álvarez. Peralada (Girona).