Editorial

Eficacia, no paternalismo

Madrid necesita de forma urgente organizarse y dotarse de una dimensión más humana, sostenible y ecológica

Gran Vía de Madrid en la mañana en que comienzan los cortes al tráfico.© CARLOS ROSILLO

Cada regidor intenta trazar un proyecto estrella para su mandato y el de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, pasa por dotar a la capital de una dimensión más humana, más sostenible y habitable para sus ciudadanos y para los turistas que visitan la ciudad.

La restricción del tráfico en la Gran Vía, la bella y emblemática arteria que recorre el corazón de Madrid, es el último paso en este sentido. Desde el viernes pasado, los peatones disponen de 5.400 metros cuadrados más en pleno centro para pasear, hace...

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Cada regidor intenta trazar un proyecto estrella para su mandato y el de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, pasa por dotar a la capital de una dimensión más humana, más sostenible y habitable para sus ciudadanos y para los turistas que visitan la ciudad.

La restricción del tráfico en la Gran Vía, la bella y emblemática arteria que recorre el corazón de Madrid, es el último paso en este sentido. Desde el viernes pasado, los peatones disponen de 5.400 metros cuadrados más en pleno centro para pasear, hacer turismo o consumir, una medida que sin duda contribuirá a reducir la contaminación, el tráfico, el ruido y a recuperar espacio para los peatones.

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Las restricciones al tráfico deben ser bienvenidas como parte de un proyecto que Madrid necesita de forma urgente y definitiva para organizarse y dotarse de un sistema sostenible y ecológico, en línea con un modelo de desarrollo que implique una disminución de emisiones, contaminación, consumo de combustibles fósiles y ruido, todos ellos factores que generan daño al planeta y a la salud. Al fin y al cabo, como recordaba el viernes la alcaldesa en este periódico, los vehículos copan el 80% del espacio público cuando solo el 29% de los desplazamientos se realizan en ellos.

Otra cuestión es el paternalismo con el que opera en ocasiones el discurso del Ayuntamiento, en el que puede incluirse la organización de las calles para caminar en un solo sentido en las fiestas navideñas. Cierto que las aglomeraciones en el metro o las calles deben seguirse con medidas y especial cuidado, pero indicar a los peatones por dónde caminar deja entrever un espíritu restrictivo e intervencionista que nunca debe ser el motor de una gestión.

La eficacia en la gestión, y no el paternalismo, es la mejor garantía de que los ciudadanos acepten con naturalidad los cambios que necesitamos en nuestro modo de movernos por la ciudad.

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