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El pajarito que voló dentro de Mauthausen

Las cenizas de Manuel Alfonso Ortells, el español que dibujó el horror de Mauthausen, fueron esparcidas el pasado jueves en Arcachon, Francia

Alfonso Ortells llegó con 22 años a Mauthausen junto a centenares de republicanos españoles después de que Franco pactara con Hitler que todos los españoles fueran sacados de los campos para prisioneros y fueran enviados a este campo de concentración. Años antes, al estallar la Guerra Civil en 1936, abandonó su localidad natal, Hospitalet de Llobregat, y se alistó voluntariamente en la Columna Durruti, en la que alcanzó el grado de teniente. 'Solidaridad' es uno de sus dibujos más conocidos, en él refleja la ayuda de un deportado a otro, sin fuerzas para sostenerse en pie.
En 1941, lo reclamaron como delineante en la oficina de ingenieros y arquitectos. Allí trabajó hasta el día de su liberación. Manuel Alfonso Ortells fue apodado El Pajarito por sus compañeros, ya que firmaba sus dibujos con una pequeña ave. “Para mí quería decir el anhelo de libertad”, explica en sus memorias 'De Barcelona a Mauthausen. Diez años de mi vida', que escribió en 1984. Solía hacer dibujos de cumpleaños, como el de la imagen.
Dibujar le permitió a Ortells retratar el horror que vivía todos los días en el campo de concentración. Durante los primeros meses de su cautiverio sufrió los peores tratos. Como la mayoría de los prisioneros españoles, fue obligado a trabajar en una cantera de granito donde acarreaba piedras de hasta 50 kilos.
Uno de los episodios más atroces que presenció y plasmó en uno de sus dibujos fue el de unos judíos holandeses subiendo 186 escalones y alzando una camilla con sus compañeros muertos.
El trabajo que realizaba como delineante le permitió tener condiciones de vida menos atroces. Le permitía protegerse del frío y el calor, realizaba labores de oficina y recibía una cantidad extra de comida. Además de compartir con sus camaradas parte de su comida, los animaba con sus creaciones. A diferencia de sus otros dibujos, en este Alfonso Ortells representó un día menos gris.
Este dibujo lo acompañó gran parte de sus años de encierro. En el campo de Estrasburgo dibujó a lápiz el retrato de su madre a partir de una fotografía suya. En la entrada de Mauthausen logró burlar la vigilancia nazi y consiguió colar el dibujo. Además del retrato, Alfonso escondía en el colchón lápices, papel y fotos. Su pasión por el dibujo venía desde niño, cuando le gustaban las imágenes de la revista 'TBO'. En su juventud había estudiado dibujo en la escuela de cerámica de Onda, en Castellón. Ese dibujo estuvo con él hasta la liberación, en 1945.
Alfonso solía regalar caricaturas a sus compañeros en sus cumpleaños y en Navidad. Un día, gracias a unos dibujos pornográficos, consiguió un par de platos de comida pero “eran tan malos que no hubo más”, cuenta en su libro, en el que además relata que hacía dibujos para los oficiales alemanes. En esta imagen, se ven distintas creaciones de Alfonso Ortells y, abajo a la izquierda, el sello creado por la Federación Española de Deportados Internados Políticos (FEDIP) a partir del dibujo 'Solidaridad'.
Una vez en Burdeos, Ortells se dibujó a sí mismo sentado encima una tortuga, a modo de transporte, en dirección a España, como quien no tiene prisa de regresar. El Pajarito permaneció en Mauthausen hasta que las tropas estadounidenses lo liberaron el 5 de mayo de 1945. Logró sobrevivir al campo de la muerte en el que perecieron 5.000 españoles. Una vez fuera, rehizo su vida en Francia, se casó, formó una familia y cambió los dibujos por la pintura. Por el momento, sus hijos no están planeando ninguna exposición ni reeditar más libros. En enero, unos compañeros le harán un homenaje en Onda, donde vivió y de donde eran sus padres. El anhelo de libertad acompañó a Alfonso Ortells hasta su muerte.