Ciegos de barro

Horacio Villalobos

UN GRUPO DE hombres y mujeres cubiertos de arcilla caminan con los ojos vendados como si fueran a dirigirse al trabajo. Parecen alienados, unos seres robotizados, zombis marrones. Están sucios, viven ciegos. Su poética presencia pretende provocar diferentes lecturas: que algunos los conciban como políticos incapaces de ver la realidad; otros, como individuos perdidos e insolidarios. La representación Cegos, de la compañía brasileña Desvio Coletivo, ha sido una de las performances que han participado en la última edición de Imaginarius, el festival internacional de te...

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UN GRUPO DE hombres y mujeres cubiertos de arcilla caminan con los ojos vendados como si fueran a dirigirse al trabajo. Parecen alienados, unos seres robotizados, zombis marrones. Están sucios, viven ciegos. Su poética presencia pretende provocar diferentes lecturas: que algunos los conciban como políticos incapaces de ver la realidad; otros, como individuos perdidos e insolidarios. La representación Cegos, de la compañía brasileña Desvio Coletivo, ha sido una de las performances que han participado en la última edición de Imaginarius, el festival internacional de teatro callejero de Santa Maria da Feira. El centro histórico de la localidad portuguesa, a 30 kilómetros de Oporto, sirvió de escenario a 400 artistas de todo el mundo que presentaron enfoques sobre la utilización de los espacios públicos para hacer reflexionar sobre la sociedad contemporánea.

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