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El gusano silencioso del Altiplano

La fasciolasis es una enfermedad parasitaria que ha llegado a afectar a casi la mitad de la población en algunas zonas de Bolivia

El objetivo de los investigadores es continuar con las medidas de control en las zonas de endemia humana coordinadas por la OMS para que así, paulatinamente. vaya decreciendo la morbilidad, sobre todo en niños, expandiendo su aplicación hasta cubrir todos los países necesitados. En la imagen, alumnos del colegio de Cullucachi, en el municipio de Batallas (Bolivia).
Estos pequeños caracoles son los hospedadores intermedios de la fasciola. A él llegan de los huevos que están en las heces de los animales infectados. El él se desarrollan y salen al agua en busca de las plantas acuáticas.
La fasciolasis se contrae por beber aguas contaminadas o por comer plantas acuáticas sin cocinar, algo muy frecuente en zonas con el ecosistema adecuado cuyas gentes carecen de recursos y formación, como el Altiplano boliviano, que es la zona más endémica de esta enfermedad en el mundo.
El doctor René Angles es el mayor especialista de Bolivia en fasciolasis. En un río del municipio de Batallas, en el Altiplano boliviano, busca los caracoles que sirven al gusano como hospedador intermedio.
Los niños son los más vulnerables a la fasciolasis, ya que son los que más a menudo comen plantas acuáticas crudas y a los que más afecta: con frecuencia causa anemia y retrasos en el crecimiento físico y mental.
En primer término de la imagen, totoras, una de las plantas acuáticas donde las cercarias, el estadio anterior a la fasciola, se acoplan, invisibles al ojo humano, a la espera de que algún mamífero se las coma para parasitarlo. La imagen está tomada cerca del municipio de Batallas.
Una vecina de la población aymara de Huacullani. En el pueblo los mayores no hablan castellano, a lo sumo lo entienden, y tienen arraigadas una suerte de costumbres y tradiciones que, en ocasiones, complican la tarea de los profesionales sanitarios.
La médica María Julia Rodríguez y el doctor René Angles examinan los datos de fasciolasis en Huacullani durante los últimos años. Cuatro de cada diez personas estaban parasitadas. El doctor Angles lo llama “el pueblo antena”, puesto que estadísticamente es un indicador fiable de cómo se comporta la fasciola en el resto de la región. Hoy esta cifra ha bajado a un 2% de afectados, según las encuestas —un análisis aleatorio de muestras— que realizan periódicamente.
En Huacullani, la mayoría de la población no cuenta con agua corriente en casa, en ningún caso potable. Las viviendas, normalmente de adobe o de ladrillo sin revestir, sí suelen contar con electricidad y en ellas se realizan normalmente los partos por el peligroso método tradicional si no está supervisado por un profesional de la salud.